Por Fernando Laborda
Entre las lecciones
que dejan los violentos hechos de Córdoba sobresale un dato que revela el
verdadero perfil del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Hubo quienes en su
momento se ilusionaron con verlo como una suerte de presidente encubierto,
amparado por una supuesta liga de gobernadores. Nada de eso ha quedado hasta
ahora demostrado; especialmente tras su intervención en el conflicto cordobés,
donde siguió expresas indicaciones de la presidenta Cristina Kirchner para
retacear el envío de efectivos de la Gendarmería a la provincia gobernada por José
Manuel de la Sota.
La inicial reticencia
del gobierno nacional a auxiliar a Córdoba en medio de los saqueos de comercios
y casas particulares, mientras duraba el autoacuartelamiento policial, fue una
típica reacción kirchnerista, basada en un apotegma consagrado por los
Kirchner: o se es súbdito o se es enemigo, y para este último, ni justicia.
El mensaje de
Capitanich, dictado por la
Presidenta , no estuvo orientado exclusivamente a infligirle
un castigo a un "enemigo" político del kirchnerismo como De la Sota. Probablemente
apuntó hacia el resto de los gobernadores peronistas para advertirles lo que
podría pasarles si no se alinean con la Casa Rosada y se declaran en rebeldía frente al
poder central. Fue, con otra metodología, un mensaje similar al que el gobierno
nacional les transmitió de manera subliminal a todos los mandatarios
provinciales a principios de año, cuando hizo sufrir más de la cuenta a Daniel
Scioli con la demorada ayuda para hacer frente al conflicto con los docentes
bonaerenses.
En el kirchnerismo,
todo vale para marcarles límites a los demás y dividir al resto de los actores
políticos, económicos, sociales y a la prensa en súbditos o enemigos. En la
distribución de fondos para obras públicas, de ayuda financiera del Tesoro
Nacional, de subsidios o de publicidad oficial existe una constante: la
discrecionalidad. Ahora se ha sumado a esas herramientas el uso también
discrecional de la
Gendarmería , manejada como una especie de milicia privada de
la jefa del Estado.
Capitanich pagó uno
de sus primeros costos políticos tras su enfrentamiento público con De la Sota , en momentos en que todo
el país estaba pendiente de las imágenes de la televisión que mostraban la
tierra de nadie en que se había transformado Córdoba. Pero el costo fue doble.
Primero, la Presidenta
lo obligó a formular las duras declaraciones que hizo contra el mandatario
cordobés. Poco después, la propia mandataria pareció desautorizarlo cuando le
ordenó al secretario de Seguridad, Sergio Berni, que enviara gendarmes a la
provincia, que finalmente no hicieron falta.
A nadie en el
oficialismo le escapa que el jefe de Gabinete tiene aspiraciones presidenciales
de cara a 2015. Pero Capitanich es preso de una dualidad. Por un lado, sabe que
su crecimiento como figura presidenciable dependerá de que aporte la cuota de
dinamismo y flexibilidad indispensable para salir del actual atolladero
económico. Por otro, también sabe que para llegar a 2015 precisa convertirse en
heredero del actual gobierno y eso implica actuar en sintonía con la primera mandataria.
Es raro que un hombre
versado en economía como Capitanich se resista a admitir que hay inflación y
prefiera recurrir al eufemismo "variación de precios".
Como para que no
queden dudas de quién lidera el movimiento que hoy gobierna, se organiza para
el martes, en la Plaza
de Mayo, un acto por el día de los derechos humanos encabezado por Cristina
Kirchner.
Entretanto, los
hechos de Córdoba han hecho esparcir temores de nuevos episodios vandálicos en
este siempre particular mes de diciembre. El trágico episodio ocurrido horas
atrás en Glew, donde un comerciante chino murió al ser incendiado su local por
un grupo de saqueadores, reavivó la alarma.
Las autoridades
bonaerenses buscaron anticiparse a los peligros creando un comando conjunto de
operaciones con la
Secretaría de Seguridad de la Nación y la Gendarmería. Más
aún, Scioli dio instrucciones para que se anticipe el pago del aguinaldo a la
administración pública entre el 12 y el 19 de este mes. Las brujas no existen,
pero que las hay, las hay.