Responde el arzobispo
Negri
Religión en Libertad,
8-5-14
Queridísimo hijos e
hijas de la
Archidiócesis de Ferrara-Comacchio,
En vista de las
elecciones del próximo mes de mayo me siento en la obligación de dirigiros un
mensaje breve, pero fundamental.
Como obispo, mi
primera e inderogable misión es el anuncio del Evangelio como camino de
libertad, responsabilidad y salvación. El Evangelio que os debo anunciar contiene
también una concepción precisa del hombre y de toda su realidad, núcleo
portante de la
Doctrina Social que la Iglesia ha proclamado y testimoniado siempre.
Se trata de los
“principios no negociables” que son patrimonio de cada persona, porque están
inscritos en la conciencia moral de cada uno y constituyen, además, el criterio
ineludible para los juicios y las elecciones temporales y sociales del
cristiano.
Los enumero
sintéticamente:
-la dignidad de la
persona humana, constituida a imagen y semejanza de Dios y por tanto
irreductible a cualquier condicionamiento, ya sea de carácter personal o
social;
-la sacralidad de la
vida desde la concepción a la muerte natural, contraria a todas las estructuras
y a todos los poderes;
-los derechos y las
libertades fundamentales de la persona;
-la libertad
religiosa, de la cultura y la educación;
-la sacralidad de la
familia natural fundada sobre el matrimonio, es decir, sobre la legítima unión
entre un hombre y una mujer, responsablemente abierta a la paternidad y la
maternidad;
-la libertad de
acometer empresas culturales, sociales y también económicas en función del bien
de la persona y del bien común;
-el derecho a un
trabajo digno y justamente retribuido, como expresión que es síntesis de la
persona humana;
-la acogida de los
migrantes en el respeto de la dignidad de su persona y de las exigencias del
bien común;
-el desarrollo de la
justicia y la promoción de la paz; el respeto de la Creación.
He aquí el horizonte
inmutable de cada juicio y del consiguiente compromiso del cristiano en la
sociedad, pero también la clave de valoración de las personas, de los grupos
políticos y de los correspondientes programas, para así favorecer la
promulgación de leyes coherentes con las exigencias fundamentales de la
dignidad humana.
En consecuencia, la
conciencia cristiana, rectamente formada, no permite promover la actuación de
proyectos contrarios a dichos principios.
Confirmo por tanto
cuanto ya afirmado en el Comunicado de los Obispos de Emilia-Romaña en vista de
las elecciones regionales del año 2010:
“Somos conscientes de
haber propuesto a nuestros fieles no sólo orientaciones necesarias para hoy,
sino también un camino educativo constante mediante el cual puedan asimilar los
valores de la Doctrina
Social de la
Iglesia que les lleven a juicios y elecciones responsables y
coherentes para que así rechacen tanto los chantajes de los poderes ideológicos
y de los medios de comunicación social como los intereses particularistas.
Desearíamos que creciera, conforme a un compromiso educativo renovado y diario
de nuestras Iglesias, un laicado que precisamente a causa de su pertenencia
eclesial se dedicara al bien común de la sociedad» [cfr. Benedicto XVI, Deus
caritas est, 28].
Por lo tanto, el
clero y los organismos eclesiales deben permanecer totalmente fuera del debate
y del compromiso político pre-electoral, manteniéndose absolutamente ajenos a
cualquier partido o alineación política. Para los sacerdotes esta exigencia
está fundada en la naturaleza misma de su ministerio (cfr. Congregación para el
Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los Presbíteros 33, cpv.1°:
EV 14/798). Si un fiel le pide al sacerdote cómo orientarse en la situación
actual, el sacerdote tiene que tener presentes las indicaciones dadas en dicho
documento: “Cada elector está llamado a elaborar un juicio prudencial que por
definición no está nunca dotado de certeza incontrovertible. Pero un juicio es
prudente cuando ha sido elaborado a la luz tanto de los valores humanos
fundamentales, que están concretamente en cuestión, como de las circunstancias
relevantes en las que estamos llamados a actuar. Con esta premisa general, cada
elector que quiera tomar una decisión prudente deberá discernir en la situación
del momento qué valores fundamentales están en cuestión y juzgar qué parte
política, - por los programas que declara y por los candidatos que propone para
llevarlos a cabo -, le da mayor confianza para su defensa y promoción (…) El
Magisterio de la Iglesia
es referencia obligatoria para ayudar al fiel en este discernimiento”.
Nuestra ciudad y
provincia, como también toda la nación, están atravesando un momento difícil,
como he recordado varias veces en mis mensajes, en especial en el mensaje de
Pascua, por lo que la consulta electoral será una ocasión para que cada fiel
pueda ejercer, mediante el voto, una parte activa en la obligada edificación de
la comunidad civil.
Os bendigo a todos de
corazón.
+ Luigi Negri
Arzobispo de
Ferrara-Comacchio y Abad de Pomposa
(Traducción de Helena
Faccia Serrano, Alcalá de Henares)