Se prepara un negocio gigantesco
A. Guerrero (PRENSA
OBRERA)
ARGENPRESS.info,
17-10-14
"En un
porcentaje altísimo de clubes se vende droga (...) todos sabemos lo que pasa
dentro de los clubes y todos nos hacemos los giles".
La sinceridad le
llegó de pronto al presidente de Excursionistas, Angel Lozano, cuando por orden
del juez Claudio Bonadío le allanaron el club y hubo diez detenidos, además del
secuestro de cocaína y armas de guerra.
Al día siguiente, Bonadío mandó a
Gendarmería a allanar el Indec, donde detuvieron a otros dos barras de
Excursionistas y miembros de la patota que sistemáticamente ha atacado, durante
años, al personal del instituto. Los barras que tenían droga dentro del Indec
llamaron por teléfono para pedirle ayuda y abogados, a un tal "Rafa",
jefe de patotas y ladero de Guillermo Moreno. En esta situación, cuando queda a
la vista de todos hasta qué punto los millones de narcotráfico han penetrado y
corrompido a las instituciones del Estado, a las fuerzas de seguridad y a casi
todos los ámbitos de la vida social del país, surge la iniciativa gubernamental
de legalizar el comercio de drogas.
Aunque, si bien se
mira, hablar de "iniciativa gubernamental" es impropio. Como en
tantas otras cosas, en este punto el gobierno baila una música que le llega
desde lejos.
Por "La Nación " (11/10)
sabemos que, por primera vez, el gobierno norteamericano se propone
"flexibilizar" su política sobre drogas y a mostrar una mayor
"tolerancia" hacia la despenalización decidida por otros gobiernos.
Como se ve, George Soros no está solo. Por lo menos, en la
citada edición del diario de los Mitre, el secretario adjunto del Departamento
de Estado para Narcóticos, William Brownfield, dio por superadas las
disposiciones de la
Convención Unica sobre Estupefacientes, sobre la que se
sustenta todo el andamiaje actual de leyes norteamericanas en la materia. "Las
cosas han cambiado desde 1961", dijo Brownfield, y añadió: "Debemos
tener la suficiente flexibilidad para integrar esos cambios a nuestras
políticas".
Ahora bien, ¿qué se
discute cuando se habla de la legalización del narcotráfico?
Los grandes bancos,
al acecho
El año pasado, la Afip presentó una denuncia
contra el banco HSBC por maniobras de desvío y lavado de dinero, para lo cual,
entre otras cosas, esa entidad utilizaba facturas apócrifas de empresas también
vinculadas con esos delitos. El asunto olía mal, porque involucraba, según la
denuncia, al gobierno de Córdoba y a la municipalidad de San Isidro, ambos en
manos de la oposición. Finalmente, todo quedó en la nada. Por cierto, sólo
alguien demasiado ingenuo confiaría en una investigación por lavado de dinero y
facturas apócrifas impulsada por el gobierno del caso Skanska.
La denuncia, sin
embargo, refrescaba el papel de los grandes bancos en el lavado de dinero sucio
procedente del narcotráfico, el contrabando de armas, la evasión y otros rubros
por el estilo. El HSBC, de origen británico, está sospechado fuertemente de
lavar dinero de los carteles mexicanos de la droga y de traficantes de
armamento, y por eso se le impuso en los Estados Unidos una multa de 1.900
millones de dólares.
Se trata sólo de un
ejemplo. La lista de bancos involucrados en ese tipo de maniobras es larga y en
ella están, entre otros, el City, el Wells Fargo y muchos más. No podía ser de
otro modo: según diversas estimaciones, el narcotráfico mueve en el mundo unos
2 billones de dólares anuales, y más aún el comercio ilegal de armas. Semejante
masa de dinero no puede circular si no es por el sistema financiero legal, por
los bancos.
Kieran Beer, ex
funcionaria del Tesoro norteamericano durante el gobierno de Bill Clinton, dio
tiempo atrás la clave del asunto: "Las regulaciones de la banca nacional e
internacional son laxas y permiten el encubrimiento de transacciones ilegales;
a ningún gobierno le conviene arruinar a la banca privada, y menos al de
Estados Unidos".
Léase al revés: los
capitales del narcotráfico, creadores sistemáticos de burbujas financieras y
motores de las crisis, son al mismo tiempo los que impiden una quiebra general
del sistema financiero. Cuando se discute la legalización del narcotráfico, se
debate una transformación radical del negocio: sacarlo de la clandestinidad,
blanquearlo y hacerle pagar impuestos.
Grandes buitres, como Soros, se preparan
para el negocio que viene. Y Soros, al menos, ya encontró en Buenos Aires y en
Montevideo un par de segundos violines, desafinados pero posiblemente útiles.
Estamos contra la penalización y persecución a los adictos, pero como parte de
la lucha para terminar con los narcos y sus socios capitalistas -y no como
pretexto para "legalizar" el negocio de éstos últimos.