por Oscar Dufour
Informador Público,
• 28/10/2015
Las elecciones nacionales 2015 brindan por primera vez
un escenario de ballotage en la República Argentina. Los votantes de Sergio
Massa definirían al ganador. Riesgos de fragmentación ante la estrategia
equivocada.
Resulta evidente que la sociedad argentina, con una
lozana democracia sigue en el transcurso de los años con un largo aprendizaje
electoral, pero las características que se buscan en los representantes y en
sus grupos de trabajo acorde a la dinámica del signo de los tiempos, ha
cambiado sustancialmente en la acción política local, producto también de la
repercusión de la región y el mundo. La acción política en consecuencia es
mística y pasión, pero al mismo tiempo es responsabilidad y prudencia, ante el
cambio que está pidiendo la sociedad.
En el caso particular del Frente Renovador que lidera
Sergio Massa, si echamos una mirada en retrospectiva de cómo se formó e instaló
en el escenario político nacional, podemos apreciar que es un espacio amplio y
plural, profundamente humanista, donde convergen distintas ideologías que se
complementan con un denominador común: el bienestar del País y de todos los
argentinos, con propuestas muy claras y determinantes, donde me atrevería a
expresar que es el único espacio que sabe lo que quiere y adónde va. En cuanto
a Massa mirándolo como un dirigente que definitivamente se posicionó como líder
indiscutible, tiene características muy especiales que lo proyectan más allá de
esta coyuntura y por mucho tiempo como protagonista, con un tono diferente al
resto, propositivo a rajatabla, y una manera distinta de gestionar que lo lleva
a trabajar duramente para la concreción de los objetivos comunes, sabe que el
hoy retumba con creces en las generaciones venideras, y condiciona los destinos
de nuestra Nación en los próximos 100 años. Tener convicciones y no intereses
coyunturales, requieren más allá de los aciertos y comprensibles errores, de
una virtud, un factor que se destaca sobre otros, y que es seguramente común a
muchos compatriotas, me refiero a la prudencia.
Ahora bien, si por prudencia entendemos a la claridad
que consiste en discernir y distinguir lo que está bien de lo que está mal y
actuar en consecuencia; la capacidad de pensar sobre los riesgos posibles, y
adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios
innecesarios. La posición que adopte el Frente Renovador, y sus aliados en el
espacio UNA respecto al próximo ballotage, debería rondar sobre esa virtud y la
solvencia. Hay muchos intereses que pretenden instalar la impronta de un
bipartidismo imperfecto, por un lado el kirchnerismo con Scioli como su
representante, y por otro el macrismo, -si entendemos ahí la concentración de un
sector de la UCR y otras fuerzas menores-, como antes de las elecciones
nacionales, situar una polarización que no funcionó. Pero la realidad
irrefutable, indica que hay una tercera fuerza y es UNA con Sergio Massa como
su líder.
Cuáles son los criterios a seguir en el próximo
ballotage, a sabiendas que este produce resultados políticos ajenos a las
matemáticas, considerando dos posturas conocidas que indican por un lado que el
límite es Macri que cayó en la “trampa” de su “purismo”, donde se sostienen las
convicciones por sobre los intereses coyunturales, donde quienes lo critican
concluyen que es un referente del empresariado con fuerte dependencia. Por otro
lado, arreglar con el PRO, que tanto entretenimiento y perjuicio causó hasta
poco antes de las PASO, es más parecido a una disposición transitoria y efímera
para satisfacer apetitos circunstanciales, que un acuerdo político
programático. La cruda realidad está indicando por estas horas que es tarde
para realizar una alianza con Macri, que rechazó la gran interna en las PASO,
donde en la actualidad tiene un problema central y es como enfrentar la
gobernabilidad en las tres frentes que tiene abiertos, la Nación, la Provincia
de Buenos Aires y la Capital Federal.
En tanto el candidato Scioli, que padece una
permanente “crisis de identidad política”, sufre la derrota de Aníbal Fernández
como una retirada del kirchnerismo, donde a su manera la Iglesia Católica,
instruyó a sus fieles a no votar candidatos sospechados de estar vinculados al
narcotráfico, cuestión que en la Pcia. de Bs. As. dio lugar a una reacción
social en cadena. Ante esto, hay lógicas que reitero no se entienden en
términos políticos, como un Scioli que si gana es muy probable que “licue” al
kirchnerismo, se abraza a Zannini como el náufrago al salvavidas, desalentado
por no haber ganado en 1° vuelta. Es el enfrentamiento de las lógicas, es la
encrucijada planteada donde CFK se va del poder pero alienta, en caso de ganar
Macri, su retorno más fortalecida, tal vez esta sea su mejor estrategia
política ante tanto amateurismo manifiesto.
Poco se habla en los medios de comunicación social, y
prácticamente lo ignoran las encuestadoras que en su mayoría fracasaron en “sus
pronósticos”, me refiero expresamente al resultado electoral de Sergio Massa
donde triplicó el resultado previsto por casi todos ellos. Es un Massa que goza
de un gran respeto de la sociedad en general y de sus pares en particular,
tiene una excelente imagen pública, una vocación política difícil de igualar, y
lo rodea un halo de honestidad palpable, es auténtico, sencillo, amable y
sensible a las dificultades que a diario percibe en sus semejantes, todas estas
características, me animaría a decir cualidades escasas por estos tiempos,
conforman un concepto que a nivel social es muy bien recibido, donde la
ciudadanía demostró comprender en su primer gran examen político, en las
elecciones de Agosto de 2013, que lo posicionaron con arrollador triunfo sobre
el oficialismo, sobre el poderoso “aparato” estatal y las “operaciones de acción
psicológica” y “acción directa” que debió sortear.
En conclusión: Por estas horas, el dilema es la
posición a adoptar por el Frente Renovador en su conjunto, ya que hay riesgos
de fragmentación ante la adopción de la estrategia equivocada respecto al próximo
ballotage que en lugar de reducir la incertidumbre electoral, ha aumentado.
Sergio Massa enfrenta tal vez la decisión que alguna vez lo lleve a ser
Presidente de la Nación, o la desintegración de su partido, como ya otrora
ocurriera con las terceras fuerzas políticas. Si priman los consecutivos años
de inquebrantable tarea, la firme decisión de no claudicar, la planificación
política, la apertura en la recepción de ideas y la excelente administración de
la diversidad, que dieron sus frutos en esta elección nacional, donde la
confianza de la gente, le permitió colectar más de 5 millones de votos a lo
largo y ancho del país, que resultan un sólido y muy merecido triunfo, en esta
construcción política, en el bastimento de un modelo de Nación con propuestas
políticas de Estado.
Por lo tanto, con esta fugaz mirada y este breve
análisis con opinión, siendo coherente con mi manifestación pública de adhesión
a sus propuestas, interpreto que la prudencia política debería ser la virtud
que Sergio Massa saque a relucir por estas horas de definiciones. Santo Tomás
de Aquino plantea la virtud vinculada a la prudencia, a la prudencia política y
la prudencia del político, en consecuencia sería muy sensato abstenerse de
dirigir el voto hacia uno u otro espacio, que la gente vote lo que está más
cercano a sus convicciones y a las propuestas del FR-UNA, es una línea de
pensamiento donde el voto es a favor de nadie, manteniendo una tercera posición
respetuosa y expectante, no es un voto oportunista que juega a ganador, es un
voto que juega a futuro, es un voto también obtenido por la seducción de José
Manuel de la Sota y Roberto Lavagna, con un equipo muy preparado, que con
solvencia y por respeto a ese votante, debería tener la libertad de sufragar
libremente sin condicionamientos, como una tercera fuerza que algún día pueda
ser alternativa de poder real.
Debe prevalecer la identidad del Frente Renovador como
fuerza política nacional emergente, donde la libertad de conciencia de todos y
cada uno de sus seguidores, debe primar por sobre los arreglos de unos pocos.
Ni sciolistas ni macristas, no se debe pretender inducir al voto, ya que
perderíamos identificación política y por sobre todas las cosas credibilidad,
de quienes lo vimos como alternativa al statu quo que desde hace bastante
tiempo vivimos y sufrimos en nuestro país. Cuando nos cerraron las puertas,
cuando obstruyeron el diálogo, seguimos transitando la ancha avenida del medio,
tendiendo puentes, aun sabiendo que perdíamos nos mantuvimos firmes y dignos,
demostrando que sabemos esperar y acorde a los signos de los tiempos, recordar
que somos una fuerza joven, que tenemos tiempo para seguir creciendo, para
sostener con profunda convicción las propuestas que llevamos adelante en cada
rincón de nuestra querida Argentina.