Hernán M. Capizzano.
12 Oct 2015
Dar testimonio es el primer paso de la política que
quiere alcanzar el Bien Común. En nuestro caso concreto el bien de la Patria,
el bien de la Nación, considerando que al final del camino la conquista del
Estado no puede ser la conquista del botín sino la del medio que llevará al
cumplimiento de esta misión existencial. Por eso, no cabe ninguna duda que el
testimonio personal es el puntapié inicial de toda política que se precie de
tal. El ladrón, el mentiroso, el embustero, el plagiador, el coimero, ninguno
de ellos podrá convencer a nadie: su testimonio es el anti testimonio. Queda
pues, fuera de toda duda, que el
testimonio es el primer paso para trabajar en lo político.
Pero
no alcanza. De hecho, ese
testimonio, debe estar siempre: en la ruda vida del albañil, en la fatigada
mente del pensador; en la sacrificada vida del que cosecha en los campos o en
la ajetreada tarea de quien dirige una empresa. Es una actitud de vida. En política, en la noble política, esto no
debe faltar, como no puede faltar en ningún oficio. Es la virtud del hombre. En
política además, debe hacerse, debe moverse el avispero, debe sacudirse la
modorra, debe despertarse de la siesta, debe saberse hablar, convencer, y sobre
todo TRABAJAR.
El Nacionalismo no es tal sino se trabaja, sino se
hace, sino se moviliza. Claro, lógico, antes hay que pensar, reflexionar, no
cabe duda. Pero luego, hay que HACER. La
fidelidad nacionalista puede volverse folklórica: tomar poses, dar opiniones,
leer buenos libros, estamparse algún tatuaje. Y que allí muera todo.
Felizmente hoy hay puñados, como “puños de hierro”,
cada vez más numerosos y activos, que escapan al “testimonio anti-testimonio”:
ellos REFLEXIONAN y HACEN. Y esta es la verdadera política. Formar cuadros en la acción política, la
política que construye, que amalgama posiciones diversas (no contradictorias,
aunque así se prediquen), que acerca diferencias (no insalvables, aunque así se
prediquen) y que finalmente será el instrumento para un auténtico movimiento
nacionalista que ayude en la tarea de reconquistar la Argentina.
Hernán M. Capizzano.