Tres escenarios
posibles/probables
por Carlos Pissolito
Informador Público, 10-9-18
Una introducción metodológica: Antes de pasar al
contenido que enuncia el título del presente artículo, bien merece que
explicitemos cual va a ser nuestra metodología. Que no es otra que la que
recomiendan los clásicos a través de la de la prudencia política.
Ella es la virtud que gobierna a la política y que
tiene una necesaria recurrencia con una situación futura deseada o prevista.
Pero, sucede que metafísicamente considerado, el futuro no existe; y que como
tal no puede ser conocido. Sin embargo, esta imposibilidad insuperable, no ha
impedido el auge de la denominada futurología, a partir de la edición traducida
de la obra L'Art de la conjecture del conocido autor Bertrand de Jouvenel.
Aunque también debe destacarse que si bien lo futuro
no puede ser anticipado en lo que tiene de contingente, sí lo puede ser en lo
que tiene de necesario. Por lo tanto, nadie podrá negar la posibilidad y hasta
la necesidad de prever lo futuro; pero atendiendo siempre a su carácter
totalmente provisorio.
En tal sentido, se puede afirmar que la futurología y
los diagnósticos técnico-científicos cuando pretenden otorgarle visos
científicos a la adivinación del futuro, se convierten en fórmulas meramente
voluntaristas. Ya que por muy sistemáticamente que se haga, con ello sólo se
busca, la más de las veces forzar nuestro consentimiento.
Volviendo a la prudencia política, que es lo nuestro,
ella implica tres conocimientos básicos: lo pasado, que es objeto de la
memoria; lo presente, que lo es del entendimiento y lo futuro, que lo es de la
providencia. Pero, no existiendo propiamente conocimiento sensible ni de lo
pasado (ya no es) ni lo futuro (todavía no es), la prudencia debe ser
necesariamente un conocimiento intelectivo presente que incluye a la memoria,
destinado a prever y disponer lo futuro.
"La providencia es la parte principal de la
prudencia, a la cual se ordenan las otras dos partes, es decir la memoria del
pasado y la inteligencia del presente, en cuanto que por el recuerdo del pasado
y la inteligencia del presente estudiamos la previsión del futuro." (Tomás
de Aquino).
Los factores que gobiernan la situación: Antes de
pasar a la enunciación de los escenarios que vislumbramos, es necesarios que
veamos cuales son los factores, que a nuestro criterio, los gobiernan. Estos
son, explicados en forma muy sucinta, los siguientes:
El factor político: No cabe duda que luego de las
largas y tensas reuniones del presidente, desarrollada durante el fin de semana
pasado, con su gabinete ampliado y con miembros seleccionados de su coalición
de gobierno -quienes no aceptaron los ofrecimientos de distintos ministerios-,
su base política de sustentación quedó limitada al colectivo de Cambiemos. Lo
que implica una notable y peligrosa limitación, pues lo priva de una base más
amplia de sustentación.
Por otro lado, las intervenciones exógenas y
extemporáneas de la Diputada Elisa “Lilita” Carrió, no han hecho otra cosa que
sumar incertidumbre a todo este proceso.
El factor económico: Simplemente, respecto de este
factor, queremos resaltar el hecho de que Buenos Aires ha dejado de ser el
único lugar de decisión económico de la situación argentina, para pasar a ser
New York (sede de la bolsa Wall Street, donde cotizan acciones de empresas
argentinas) y Washington DC (sede del FMI). Lo que conlleva una lógica pérdida
de nuestra libertad económica.
El factor social: En este factor se destaca una
creciente conflictividad motivada por la presencia de actores no estatales que
mencionaremos, en función de su importancia, en forma aparte.
El factor aleatorio: No se puede descartar la
presencia de factores desconocidos. Pues, si sabemos lo que sabemos y, también,
sabemos lo que no sabemos, no sabemos lo que no sabemos que no sabemos. Los
denominados “unkown-unkown” de Donald Rumsfeld y de los cuales nuestra historia
es rica en ejemplos.
Nuevos actores no estatales: En el marco del factor
social es menester distinguir la irrupción de actores no estatales que le
desafían al Estado el monopolio de la violencia y el control territorial. Dos
condiciones esenciales para su supervivencia para evitar la anarquía (Martin
van Creveld). Esta última, como tal, es el peor y el más temido de los estados
políticos.
Estos actores pueden agruparse en los siguientes
grupos:
Los uniformados resentidos: son los expulsados o los
marginados de las fuerzas de seguridad y policiales. Son muy pocos, pero muy
peligrosos por sus conocimientos profesionales. Tal es el caso de los miles de
policías pasados a disponibilidad o exonerados, especialmente, en la Provincia
de Buenos Aires.
Los militantes convencidos: son una minoría que usa
los desórdenes para sus fines políticos específicos. Como es el caso de Jones
Humala, el líder de la RAM o de agrupaciones de izquierda o del kirchnerismo
duro.
Los excluidos: son los que no tienen nada que perder.
Los que no tienen tres comidas al día. Los que, aun teniéndolas, desean completar
sus magros ingresos.
Los narcotraficantes: Pese al general carácter
cosmético de la política y de la estrategia gubernamental contra el
narcotráfico, las mismas significan un cambio significativo frente a la
tolerancia cómplice de la anterior administración. Lo que, actualmente, la
estrategia de las redes narcos sea la de debilitar la presencia del Estado en
los territorios en los que operan y actúan.
El problema se multiplica cuando algunos de los grupos
se combinan y se potencian entre sí. Creando un efecto sinérgico que si se
extiende puede dar lugar al fenómeno de la “violencia civil molecular” (Hans
Magnus Enzensberger). Una situación caracterizada por la famosa sentencia de
Thomas Hobbes de una guerra de todos contra todos.
Otro factor que potencia esta sinergia es el uso
intensivo de las denominadas redes sociales, especialmente, las de WhatsApp y
Facebook (Primavera árabe).
Un desarrollo por escenarios: Con las herramientas de
la memoria del pasado y de la inteligencia del presente, en los que
probablemente sea, un exceso de audacia, enunciamos tres escenarios posibles
para el complejo futuro de la Argentina. A saber:
Escenario 1 -”Tránsito Lento”: El gobierno logra, no
sin pocas dificultades políticas, económicas y sociales, superar la crisis y
estabilizar su desarrollo.
Escenario 2 - “Apendicitis”: Los actores políticos
institucionales y peri-institucionales impulsan y concretan un recambio
presidencial. Ya sea mediante el expediente del uso de las previsiones
constitucionales para el caso de la renuncia presidencial (Argentina 2001) o al
adelantamiento de las elecciones presidenciales (Argentina 1989).
Escenario 3- “Peritonitis”: Los actores no estatales
imponen un periodo de anarquía que obliga a la toma de medidas de excepción
como sería el estado de sitio o incluso otras de mayor gravedad que solo
reconocen antecedentes en períodos pre o revolucionarios.
Finalmente, lo más crítico e interesante en un
análisis por escenarios como éste es determinar cuál de los descritos es el más
probable entre ellos.
Al respecto, solo podemos decir que los factores
determinantes para determinar su nivel de probabilidad son, expresados en orden
de prioridad, los siguientes:
La calidad del liderazgo presidencial.
La contención de la violencia civil molecular.
Los niveles de apoyo internacional.
La suerte.
Con el último de los enunciados queremos remarcar el
carácter aleatorio, no determinado de toda situación en la que el factor humano
sea un protagonista central. Pues, ya lo decía el mismísimo Napoleón, que él no
quería buenos generales, sino generales con suerte. A lo que nosotros, como
viejos soldados le agregamos, que Dios ha estado siempre del lado de los buenos
batallones. Que así sea.