y la doctrina peronista
Hernán Bernasconi
Infobae, 10 de
Julio de 2022
La teología del
pueblo y la doctrina peronista
El filósofo
italiano Massimo Borghesi en su obra “Jorge Mario Bergoglio – Una biografía
intelectual”, Ed. Encuentro, afirma que “Bergoglio no ha sido nunca peronista,
nunca ha profesado la ‘ideología’ del peronismo”. (Entendemos que el filósofo
italiano emplea el término “ideología” no como “doctrina” sino como
“enmascaramiento” de la realidad, “instrumento de lucha” de la militancia o
simplemente, como conjunto de exaltaciones encaminadas a la acción). Pero en lo
que afirma y coincide con la teóloga argentina Emilce Cuda le asiste razón,
porque la realidad es que las profundas coincidencias en el plano doctrinal
entre el pensamiento de Perón y el pensamiento del Papa Francisco no obedecen a
que Cristo sea peronista sino a que Perón es profundamente cristiano.
“Como muchos
católicos argentinos -agrega Borghesi –(Bergoglio) vio en el peronismo una
realización concreta de hechos que favorecen los intereses populares, de la
gente humilde, frente a gobiernos ‘liberales’ preocupados solamente por los
asuntos de la alta burguesía.”(pag. 62). Bergoglio -según nuestra opinión-
“vio” en esa doctrina política la traducción de los principios cristianos y
detrás de ella “vio” aparecer una fuerza capaz de defender al pueblo en su
conjunto y en especial a los más necesitados. Perón -ferviente católico- parte
de creer en Dios, asumir el compromiso con Cristo y seguir los Evangelios.
La doctrina
peronista tiene su raíz en la teología católica
Es válido afirmar
que la “doctrina peronista” (no analizamos los hechos y menos aún los gobiernos
posteriores que se llamaron peronistas) es la filosofía política que más se
acerca a los principios de la religión cristiana según surge de la simple
lectura de La Comunidad Organizada. En esta se recurre a la teología católica y
de ella se deducen los conceptos que la fundan. De la doctrina cristiana es la
concepción del hombre como “ser en relación” (persona) rechazando su reducción
a individuo; de la religión y moral cristianas se derivan los principios de
verdad y justicia y las nociones de “persona”, de “comunidad”, de “justicia
social” y de “amor”. En una introducción a una publicación de algunos discursos
suyos, Juan Perón agradeciendo a Dios Nuestro Señor, dice: “Os doy gracias
porque habéis tenido el bien de inspirarnos desde el fondo mismo de vuestro
Evangelio una doctrina de justicia y de amor” (El Peronismo y la Doctrina
Social Cristiana, Presidencia de la Nación, Subsecretaría de Informaciones,
1952).
Los cuatro
postulados que el joven Bergoglio formula como guía de su pensamiento
25 años más tarde
del discurso titulado Comunidad Organizada, siendo aún joven, el padre y
profesor Jorge Bergoglio (1974) fórmula cuatro postulados que propone y enseña
siendo Provincial de los jesuitas y que reitera en la Exhortación Apostólica
Evangelii Gaudium (2014) acápite III del capítulo IV titulado El bien común y
la paz social, después del II titulado La inclusión social de los pobres, y
antes del IV sobre El diálogo social como contribución a la paz, que entendemos
como una verdadera guía para la construcción de un sistema democrático y
participativo y para alcanzar la mundialización respetando las identidades de
los pueblos. Ello sobre la base del diálogo, la cultura del encuentro y la
amistad social.
Dice Juan Domingo
Perón y afirma la teología del pueblo
En su discurso
titulado Comunidad Organizada (CO) pronunciado en el 1er Congreso internacional
de filosofía celebrado en Tucumán en el año 1949 Juan Domingo Perón examina las
corrientes de la filosofía política vigentes a las cuales rechaza, para
formular una filosofía iluminada por la teología católica.
En efecto, a
partir de una concepción filosófica de raíz aristotélico-tomista, la
antropología cristiana (el ser es un ser en relación a imagen y semejanza de un
Dios trinitario) y el “personalismo”, Perón sostiene que sólo la “comunidad
organizada” salvará al pueblo y al hombre de los extremos del capitalismo
individualista que “da lugar al individualismo amoral y a la ideología liberal”
fundado en una libertad formal aunque no material del hombre y del colectivismo
marxista, filosofía identificada con la “universalidad” donde la totalidad anula
al ser.
La C.O. se centra
en la antropología cristiana y en los principios permanentes de la Doctrina
Social de la Iglesia tales como la “dignidad de la persona humana”, el “bien
común”, la “subsidiaridad”, la “solidaridad” y la “opción preferencial por los
pobres”, la “libertad”, la “justicia” y el “amor” y los principios también
evangélicos del “destino universal de los bienes” y “la participación” de la
humanidad en su cuidado y aprovechamiento. Sobre esa base propone un horizonte
de conciliación y mutuo entendimiento entre los distintos sectores de la
sociedad.
Antes y después de
la experiencia de los primeros gobiernos de Perón, después que la Argentina
viviera la represión de la llamada Libertadora, después de Medellín, la
Teología del Pueblo a la que adhieren grandes teólogos como Gera, Galli,
Scannone, Bergoglio, Methol Ferré entre otros, observa igualmente que la
realidad del mundo regida por el sistema capitalista impide la realización del
hombre por lo cual es necesaria su liberación. Asimismo, ve los fenómenos de la
desigualdad y la pobreza como instancias que hay que superar desde la fe que
ilumina el camino del hombre. Luego, “Si el hombre es imagen de la comunión, de
la comunicación de la participación trinitaria, entonces la salvación es social.
Este es el fundamento teológico que ofrece Francisco, como respuesta a un
sistema que mata (: “capitalismo salvaje” el agr. es n.).”(Emilce Cuda, Para
leer a Francisco, pag. 252, Ed. Manantial).
Dice el Papa
Francisco: “El todo es superior a la parte y a la suma de las partes”
El joven Bergoglio
formula el postulado aristotélico según el cual “el todo es superior a la parte
y a la suma de las partes”. Y afirma que Dios está en la arquitectura de esta
“trama” de relaciones y que así como hay que respetar el todo hay que respetar
las partes. Y por eso mismo el Estado no puede anular al ciudadano sino que
este debe poder participar en el gobierno del Estado y gozar de los beneficios
de la libertad, ni la mal llamada “globalización” puede anular las culturas de
cada pueblo.
La cultura e
identidad de los pueblos y el todo
“La globalización
no puede ser manejada por la mera conveniencia del mercado sino que tiene que
ser objeto del diálogo social…..Ni la esfera global que anula, ni la parcialidad
aislada que castra” dice el Papa.
De ahí que el
Santo Padre encuentre en la figura del poliedro entendido como “figura
geométrica tridimensional con muchas caras” el modelo de integración de los
pueblos que se integran a través del diálogo y hacen posible la búsqueda de un
camino común.
Naciones no
ligadas por dinero ni por la dominación
Estas caras, en la
metáfora bergogliana, se encuentran unidas no ya por el dinero ni por la
dominación sino por un vínculo sustancial de naturaleza diferente a ellas
mismas, capaz de conducir al bien común propio y universal. Acaso religadas.
Entonces, “no se
trata del mundo de la desaparición, de la disolución, de la anulación de las
partes, sino de todos en la diversidad tras el bien común.Y no conduce como la
esfera al bien de unos pocos y la anulación de las grandes mayorías, donde una
“parte” se quiere constituir en el “todo”.”
El ciudadano, como
sujeto portador de amor y solidaridad y el Estado
Siguiendo a
Bergoglio podemos agregar que el zoom politikon o ciudadano que en un mundo
poliédrico se abre paso es el que mira lo global y lo local, lo lejano y lo
próximo encarnando la “projimidad” como enseña el Cristo en la parábola del
Buen Samaritano (Lucas 10: 25-37), lo cual concuerda con la naturaleza relacional
del ser y con la superioridad del amor interhumano. Ver al otro, conmoverse,
curar, cargarlo y poner a resguardo.
La unidad
latinoamericana
Recientemente el
Papa dijo: “El sueño de San Martín y Bolívar es una profecía, ese encuentro de
todo el pueblo latinoamericano, más allá de la ideología, con la soberanía.
Esto es lo que hay que trabajar para lograr la unidad latinoamericana. Donde
cada pueblo se sienta a sí mismo con su identidad y, a la vez, necesitado de la
identidad del otro”: en unidad digamos no al extractivismo, no a la
desertificación, no a la contaminación, no a la exclusión social de los
aborígenes, ni a ninguna otra.
Bajo el signo de
la Cruz del Sur
Juan Domingo Perón
quien compartió ese sueño de la Unidad Latinoamericana desde 1946 con Manuel
Ugarte y durante sus gobiernos y desde el exilio, con una visión concreta de la
realidad mundial, con un profundo espíritu de unidad y trabajando
incansablemente para el largo plazo, sin obsesionarse por resultados
inmediatos, asumiendo la tensión entre la plenitud y el límite coincide con el
Papa Francisco en la aplicación de su postulado otorgando prioridad al tiempo
(véase EG nro. 223 y la obra Tercera Posición y Unidad Latinoamericana 1984 JDP
con prólogo de Fermín Chavez). Pregonó y dio pasos concretos en favor de la
unidad por encima de los posibles conflictos pero no pudo vencer los intereses
de la gran potencia del Norte y sus aliados.
Quedan por
desarrollar otras coincidencias fundamentales como el pensamiento polar, la
educación, el trabajo humano, la propiedad privada y otros que dejamos para una
nota futura, si Dios quiere.