POR HORACIO
VERBITSKY
El Cohete a la
Luna, JUL 10, 2022
La directora
gerente del Fondo Monetario Internacional y el presidente de un coloquio de
grandes empresarios anunciaron, con pocas horas de diferencia, dolores para la
sociedad argentina. No es una casualidad sino la expresión lógica de intereses,
proyectos y deseos compartidos. Quienes padecerán ese sufrimiento no fueron
invitados a ninguno de los encuentros.
Kristalina
Georgieva reveló que la nueva ministra Silvina Batakis le había transmitido su
compromiso “con los objetivos del programa” que Mister MaGoo firmó con el
Fondo. Según Georgieva, Batakis entiende “la importancia de la disciplina
fiscal (…) Las acciones dolorosas a veces son necesarias para cosechar sus
beneficios”.
Al inaugurar el
25° Coloquio de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas, ACDE, su
presidente, Fernando Orís de Roa, anunció “cambios profundos en nuestra
sociedad (…) dolorosos y onerosos. Los que implementen estos cambios lo van a
hacer sin contemplaciones ni emociones”, y los empresarios los van a “apoyar y
sostener”. Es la trillada metáfora de la amarga medicina.
Orís de Roa fue el
embajador de Maurizio Macrì en Washington. “A Estados Unidos le interesa la
seguridad, el apoyo internacional, la lucha contra el terrorismo y el
narcotráfico. Nuestra agenda es económica, abrir el mercado norteamericano”,
sintetizó. Su parte se cumplió: un decreto modificó inconstitucionalmente las
leyes de defensa nacional, seguridad interior e Inteligencia nacional,
permitiendo la intervención de las Fuerzas Armadas en los campos de la seguridad
y la inteligencia interior. Alberto Fernández lo derogó a poco de asumir.
Orís de Roa fue director de Citrus Trade
Famaillá, de Argenti Lemon y de San Miguel, los nombres sucesivos de la
productora de limones que el Grupo Macrì le vendió al Grupo Bemberg y cuyas
exportaciones a Estados Unidos fueron el principal éxito de Macrì. Su tarea
principal fue conseguir la apertura de aquel gran mercado para la empresa
común. Donald Trump ironizó, al ver entrar al Presidente argentino:
—Limones, limones.
Ataques de
peronismo
Mister MaGoo tuvo
un ataque póstumo de peronismo, similar al de Matías Kulfas. El ex Ministro de
Desarrollo Productivo escribió que “el desarrollo del país y el fin de la
pobreza son la razón de mi vida”. La interminable carta de renuncia que MaGoo
le asestó al Presidente Alberto Fernández dice que “seguiré trabajando y
actuando por una Patria más justa, libre y soberana”, sin precisar dónde ni con
quiénes.
También le
escribió que “busqué ser su ministro de Economía” desde que se conoció su
candidatura. El propósito de esas palabras es negar que su nombre haya sido
sugerido a Fernández por la secretaria de la Comisión Económica para América
Latina de las Naciones Unidas (CEPAL), Alicia Bárcena, alegando la relación
amistosa del maestro y protector de Guzmán, el premio Nobel de Economía, Joseph
Stiglitz, con Kristalina Georgieva y con la Secretaria del Tesoro Yanet Yellen.
Mr. MaGoo intentó al irse que su imagen no quedara empañada por el aliento del
FMI.
El jueves, en el
Partido Justicialista de Escobar, Máximo Kirchner dio cuenta de varios de estos
acontecimientos:
“¿Más dolor? ¿Por
qué definen que las únicas acciones que se pueden tomar son dolorosas para la
mayoría? (…) ¿Cuándo le van a dar un respiro a la gente, hasta donde van a ser capaces
de llegar?”.
“Muchas veces,
durante estos últimos meses, escuché, no sin dolor, a dirigentes importantes de
nuestro espacio referirse de muy mala manera a la compañera Cristina. Se
abrazaron a Guzmán, los dejó tirados y ahí está Cristina poniendo la cara otra
vez para sacar esto adelante. A ver cuándo aprenden que dar debates y
discusiones internas no significa ponerse del lado de Drácula, si es necesario,
para tener razón».
Alberto Fernández
sintió en la espalda la puñalada de Mr.MaGoo. “No tiene perdón. Fue la torpeza
política más grande que vi en mi vida. Y la mayor muestra de egoísmo que he
visto”, comentó el lunes 4. Si el fastidio del ex ministro era con Cristina, la
forma elegida para dejar el gobierno fue como cortarse la cabeza y ofrendársela
en una bandeja a la Vicepresidenta. La política se le da peor que la
macroeconomía.
El Gran Bonete
En cuanto se
anunció la designación de la sucesora, comenzó una nueva batalla de
retaguardia. Primero la portavoz Gabriela Cerruti y luego varios competidores
oficiosos se apresuraron a comunicar desde RPO que su nombre había sido
sugerido por el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y/o por el ministro
de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero. Decodificado, esto quiere decir que
responde al presidente y no a Cristina. A este torneo insustancial se sumó el
Ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli. Batakis fue ministra de su
segundo mandato en la gobernación bonaerense y él fue quien supo cómo
encontrarla en la tarde del domingo 3, de modo que la contabilizaron en su
activo. La historia es un poco más compleja.
Durante su
presidencia, Néstor Kirchner formó un equipo encargado de supervisar las
cuentas del gobernador bonaerense Felipe Solá. Lo encabezaba Carlos Fernández y
lo integraban Hernán Lorenzino, Alejandro Arlía y Silvina Batakis. Allí
quedaron.
El mayor deterioro
fiscal bonaerense comenzó con la asunción de Scioli en 2007, que se cubrió con
endeudamiento. Por no afectar a los sectores de la zona núcleo de la
oligarquía, cuyos campos se valorizaron en un 50% promedio, a impulso de los
precios extraordinarios en el mercado mundial, el gobierno bonaerense basó cada
vez más la recaudación en el regresivo impuesto a los ingresos brutos, que pasó
a representar el 75% de la recaudación. Tuvo que ser el gobierno nacional el
que forzara a Scioli a decretar el revalúo fiscal, con información provista por
aquella célula kirchnerista dormida.
Recién al año
siguiente, Batakis asumió como ministra de Economía en el segundo mandato de
Scioli, quien en 2015 anunció que de ganar la presidencia le ofrecería el mismo
cargo en el gobierno nacional. Quien ahora no dijo ni esta boca es mía fue el
ministro del Interior, Eduardo de Pedro, pese a que Batakis fue la pieza de su
gabinete que articuló la relación con las provincias. De Pedro es reacio al off
the record y cuidadoso del on. La satisfacción con que el nombramiento de La
Griega fue recibido en el interior guarda estrecha relación con los compromisos
que Mr. MaGoo asumió con el FMI, de cortar las transferencias discrecionales a
los gobiernos subnacionales. La comprensión de Batakis sobre la importancia del
equilibrio fiscal no pasa por reducir esos egresos ni mezquinar aumentos
salariales, lo cual explica la belicosa actitud de las patronales y de su representación
política. Ya lo había dicho Luis Juez ante empresarios cordobeses, ahora lo
reiteró Patricia Bullrich: no hay que “caer en la tentación” de aprobar alguna
ley que proponga el oficialismo. “No tenemos que darles ninguna herramienta”.
Es lo mismo que hicieron en 2010 desde el Grupo Ahhhhh…, y no les fue bien en
las urnas al año siguiente. Desde El Calafate, Cristina hizo un guiño a los
gobernadores, al señalar que sólo nueve provincias generan más dólares de los
que consumen, comenzando por Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Santa Cruz y
Chubut; y que la Ciudad Autónoma es la que mayor déficit de divisas causa, con
7.000 millones de dólares anuales. Rodríguez Larreta respondió que Cristina
omitió en su cálculo los 7.000 millones de dólares en servicios que exporta la
Capital. Con las carretas formadas en círculo, el fuego graneado se dirige
hacia afuera y Alberto dijo en Tucumán que no hay grandes diferencias entre
Cristina y él. Como se olvidaron de avisarle que comenzó una nueva etapa, un ex
piquetero de La Matanza que cree en Papá Noel y no tiene pelos en la lengua
pero sí en el cerebro, acusó a Cristina de estigmatizar a los movimientos
sociales, cuando fue precisamente él quien comenzó la cacería al acusar al Polo
Obrero de quedarse con una comisión de cada plan.
El poder real
Más importante que
repasar el camino que llevó a Batakis hasta su actual despacho es discernir si
los acuerdos en la cúpula del Frente de Todos son tan sólidos y amplios como se
necesita para resistir el embate de quienes intentan forzar el colapso del
gobierno y sostener medidas que contraríen al poder real, que tuvo su expresión
en el coloquio de ACDE, empalagado de expresiones compasivas hacia los
excluidos de la mesa.
En el foro de 2021
el papa Francisco instó a los patrones en un video a no fugar sus ganancias a
los paraísos fiscales, piadosa traducción de tax havens, es decir guaridas a
salvo del pago de impuestos. Pero ACDE está integrada por accionistas o
directivos de grandes empresas transnacionales, muchas de ellas registradas en
esos refugios offshore. La Iglesia Católica la controla por medio de un asesor
doctrinal, que desde 1995 es el cura de San Isidro Daniel Díaz, un contador que
se hizo cargo en cuanto Macrì llegó a la presidencia.
ACDE postula dejar
de lado la confrontación, pero toda su historia ha sido de combate. Su
fundador, a quien el Papa Bergoglio se propone elevar a los altares, fue
Enrique Shaw, nieto del ingeniero belga Ernesto Tornquist, cuya empresa de
transporte Villalonga condujo las provisiones para los soldados expedicionarios
de Roca que exterminaron a los aborígenes para apoderarse de sus tierras y
llevó a los indígenas capturados como mano de obra esclava a Tucumán. También
construyó el ferrocarril de Tucumán a Rosario y financió la construcción del
puerto de Rosario, para exportar el azúcar producido con ese trabajo forzado.
Desde al elevación
al trono papal de Pío XI, en 1922, la Iglesia Católica agrupó a sus laicos en
organizaciones representativas de distintas actividades, para desarrollar la
política que la modernidad no permitía ejercer a los obispos. La Iglesia ya no
podía fijar el terreno y los medios de lucha y debía aceptar “el terreno y las
armas tomadas en préstamo del arsenal de sus adversarios (la organización
política de masas)”, escribió Antonio Gramsci.
En 1952, 68
hombres de la Acción Católica Argentina (y ninguna mujer) crearon la Asociación
Católica de Empresarios, que fue su primer nombre, y la adhirieron a la Unión
Internacional de Asociaciones Patronales Católicas (UNIAPAC). El Vaticano
también impulsó la creación de un Partido Demócrata Cristiano. Perón reaccionó
con furia y el conflicto escaló hasta hacer eclosión a fines de 1954.
Entre las seis
docenas de fundadores de la ACDE abundan
grandes
terratenientes (Rafael y Jorge Pereyra Iraola, Jorge Pereda, Saturnino
Llorente);
propietarios de
ingenios azucareros del norte, como Alfredo Miguel Nougués;
poderosos
industriales textiles (Aloys y Jorge Steverlynck, que fundaron un pueblo en
torno de su algodonera Flandria);
comerciantes (Luis
y Francisco Muro de Nadal, de la sastrería Muro, que Luis dejó por un tiempo
para sumarse al alzamiento franquista en la guerra civil española);
banqueros
(Hernando Campos Menéndez, Enrique Shaw Tornquist y Fernando Tornquist);
agentes de bolsa
(Enrique Algorta);
joyeros (Manuel
Escasany);
financistas
(Ernesto Díez Miralles);
petroleros (Carlos
y Jorge Gregorio Pérez Companc, Juan Bustos Fernández);
petroquímicos
(Carlos Enrique Dietl);
constructores de
viviendas suntuosas en las avenidas Alvear, del Libertador y Figueroa Alcorta
(Juan Carlos Corral Ballesteros);
cabañeros (Raúl
Lanusse), y
profesionales que
les prestan servicios (Mario Luparia, vicepresidente de Acción Católica durante
la última dictadura).
Varios de ellos
ocuparon cargos en las dictaduras que se sucedieron luego del derrocamiento de
Perón en 1955. En 1976, el presidente de ACDE era el terrateniente y directivo
de empresas locales e internacionales José Alfredo Martínez de Hoz, que de allí
saltó al Ministerio de Economía. Federico Videla Escalada fue nombrado por
Jorge Videla para integrar la Corte Suprema de Justicia.
ACDE apoyó el
alzamiento de las patronales agropecuarias contra las retenciones móviles. A
mediados de 2008, su presidente, el consultor Adolfo Ablático, ex directivo del
Grupo Bulgheroni, promovió una “autocrítica empresarial” por no haber
acompañado lo suficiente a la Mesa de Enlace. Ablático advirtió contra el
efecto inflacionario de los aumentos salariales; objetó la denuncia de CFK por
Papel Prensa (de cuyo Consejo de Vigilancia era vicepresidente) y apoyó a
Techint en una denuncia contra los camioneros de Moyano.
Durante la segunda
presidencia de Cristina, el presidente de ACDE fue Pablo Taussig, de la
consultora estadounidense Spencer Stuart. Sus principales definiciones fueron
apoyar la resistencia del Grupo Clarín a la ley audiovisual y denunciar avances
del Poder Ejecutivo sobre la Justicia. Lo sucedió Juan Pablo Simón Padrós, de
la misma consultora, cuya bandera de lucha fue oponerse a cualquier restricción
del derecho patronal a despedir trabajadores.
El año pasado ACDE
cuestionó la reforma a la ley del Ministerio Público y la presión impositiva.
De los 30 oradores del programa, sólo uno no era empresario, sacerdote,
militante o funcionario de Juntos por el Cambio. Se llama Emilio Pérsico y
atribuyó la delincuencia masculina a los planes sociales focalizados en las
mujeres. En un mea culpa posterior dijo que luchaba en vano contra su machismo.
En La Matanza postula la candidatura a intendenta de su esposa, Patricia
Cubría.
Pasado y presente
El actual
presidente de la ACDE es Gonzalo Tanoira, hijo del polista homónimo y de María
Luisa Miguens Bemberg. Según el ranking de la revista Forbes de 2018, la
fortuna de la familia Miguens Bemberg ascendía entonces a 820 millones de
dólares. Tanoira es tataranieto de Otto Bemberg, quien junto con los Pereyra
Iraola fue el arquetipo del empresario enfrentado con el peronismo. La
secretaria de ACDE es Silvia Bulla, de la petroquímica estadounidense Dupont.
Durante los años
del menemismo, Tanoira trabajó en la emisión de acciones para compañías
latinoamericanas del banco Bear Stearns en Nueva York. Las principales empresas
de Tanoira son la mencionada Citrícola San Miguel; la Central Puerto, principal
generadora privada de energía eléctrica del país; la bodega Peñaflor, el banco
Quilvest que actúa en Estados Unidos y Europa. También es Director Financiero y
CEO de la minera inglesa Patagonia Gold.
Hay que agradecer
la sinceridad de Orís de Roa. El sector que representa se propone causar dolor,
«sin contemplaciones ni emociones”, salvo, quizás, la carcajada de Federico
Braun.
Puede ser
El ingreso de
Sergio Massa al gabinete no está descartado, pero sin el control del equipo
económico que pretendía y procurando evitar una lesión irreparable a su actual
jefe, Juan Luis Manzur. Y antes que los cargos que cada uno ocupe, importa la
ampliación de la mesa en la que se discutan y acuerden las políticas de la
coalición. Deberían sentarse a ella:
Cristina,
Alberto,
Massa,
Manzur,
Wado,
Scioli y
Batakis.
Es decir, que
depende del variable humor presidencial y su idea de la autoridad.
Las quejas del
Poder Ejecutivo incluyen la presión de CFK contra Mercedes Marcó del Pont, que
no tiene la misma intensidad respecto de Miguel Pesce. «Le faltó conducción»,
atenúan los kirchneristas, pero no ignoran sus constantes tironeos con Mr.
MaGoo. Nadie dentro del gobierno fue más crítico del ex ministro que Pesce,
quien reclamaba mayor dureza en defensa de las reservas. En cambio MaGoo
propiciaba un mayor relajamiento, con el discurso de tranquilizar la economía,
que su predecesor Amado Boudou tradujo por “tranquilizar a los ricos”.
Uno de los grandes
temas pendientes sigue siendo el aumento de las tarifas de gas y electricidad,
que MaGoo pactó con Georgieva y que fue resistido por el área de Energía, cuyos
funcionarios fueron confirmados por Batakis.
Carlos Minucci,
secretario general de la Asociación del Personal Superior de Empresas de
Energía (APSEE), de la Corriente Federal de Trabajadores, fue el primero en
objetar el anuncio de la nueva ministra de que continuaría con la segmentación
tarifaria de gas y electricidad que preparaba su antecesor. “Es una locura equiparar a quienes viven en un barrio
cerrado o poseen aviones o barcos, con las familias con ingresos de 333.000
pesos”. Ambos pagarían la tarifa plena, pero no se sabe a cuánto ascendería ni
cuál sería el ahorro fiscal.
La renuncia del
Ministro y del subsecretario de planeamiento energético, Santiago López
Osornio, no suspendió la vigencia del decreto 332/22, por el cual a partir de
junio se implementaría el nuevo régimen. No sólo lleva un mes de atraso, sino
que son más las dudas que las certezas sobre su aplicación. Según los criterios
que definió MaGoo y decretó Alberto, para los sectores más vulnerados el
aumento no podría superar el 40% del incremento salarial del año previo, y para
los usuarios de ingresos medios, el 80% de ese índice salarial. Pero en ambos
casos los incrementos ya dispuestos llegaron a esos topes, por lo que no
debería haber nuevos aumentos en lo que resta del año.
El objetivo de que
los usuarios de todo el país se inscriban en una página web es de cumplimiento
improbable sin un compromiso político-territorial fuerte de gobernadores,
intendentes y organizaciones. Además,
los servicios están a nombre de usuarios individuales y el decreto plantea la
quita de subsidios según los ingresos/patrimonio de todos los miembros del
hogar. En un contexto inflacionario, el umbral para la quita de subsidios puede
variar cada mes, lo cual genera incertidumbre y no está definido cómo se
resolverá.
No debería
descartarse un aumento general de suma fija, con asignación específica, mientras
prosigue el debate sobre la segmentación, que en diciembre cumplirá 11 años.
Otra cuestión que
se discute es el proyecto de salario universal, presentado con más entusiasmo
que cálculo por un minibloque marginal y contradicho por el Poder Ejecutivo,
que objeta la superposición con otras prestaciones, como la AUH. Desde el
kirchnerismo se estudia una alternativa más viable: la reducción de la semana
laboral a cuatro días, de lunes a jueves, sin merma salarial.
En su primera
semana en el cargo, Batakis cometió el error de someterse a la mesa examinadora
del Grupo Clarín, ante la que prometió que no habrá aumento de retenciones.
¿Era necesario atarse de tal modo las manos ante la escalada de precios que
golpea al pueblo?
Cristina y la
alfombra
“Yo quiero ayudar,
pero ayudar no es callarse la boca y esconder la mugre abajo de la alfombra”,
dijo Cristina el viernes en El Calafate. Clarín dijo que era una crítica a
Techint, pero omitió cuál. La Vicepresidenta recordó su disgusto porque el
Banco Central le vendiera 200 millones de dólares al cambio oficial para
comprarle a una subsidiaria en Brasil la chapa para fabricar los tubos del
gasoducto Néstor Kirchner. Y agregó que en la edición del mismo viernes 8, el
propio Clarín, “no Granma ni Pravda”, informó que la transnacional
ítalo-luxemburguesa acaba de comprar por 460 millones de dólares una fábrica de
tubos en Luisiana, Estados Unidos. No hizo falta que repitiera su descripción
de un Estado bobo.
La frase más
reproducida fue su señalamiento de la renuncia de Mr. MaGoo como “un inmenso
acto de irresponsabilidad política» y de “desestabilización institucional”,
además de una ingratitud hacia el Presidente. “Tengo diferencias con él, pero
lo bancó como a nadie, enfrentándose con parte de su propia coalición. No se
merecía enterarse por Twitter de la renuncia de su ministro de Economía”. A
diferencia de otras presentaciones recientes, las críticas se centraron esta
vez en la oposición, el establishment y los medios, que “cuando mantuvimos
diferencias por las condiciones del acuerdo con el FMI, hablaron de la
racionalidad del ministro” cuando lo que buscaban era “enfrentarnos entre
nosotros”. En la semana transcurrida desde la renuncia, además de la corrida
cambiaria que menguó las flacas reservas del Banco Central hubo una ofensiva a
derecha e izquierda contra la Vicepresidenta. Las burlas y los insultos del
macrismo televisivo y radial son habituales, pero a ello se suma el gorilismo
liberal y de izquierda. Un psicólogo metido a comentarista radial dijo que Cristina
intentaba darle un golpe de Estado a Alberto (sic) y un economista trosco opinó
que lo mejor que podía hacer el Presidente era renunciar. Explicó que se trató
de un diálogo privado que alguien hizo trascender y amenazó con ilusorias
acciones legales, sin reparar en la responsabilidad social que las figuras
públicas tienen aún respecto de sus opiniones personales y la importancia de la
libertad de expresión en asuntos de interés público.
Cristina irritó a
unos y a otros alabando las políticas de sus gobiernos, tanto económicas como
sociales. “Eran mejores y podemos repetirlas”, dijo.
Ofreció datos
precisos sobre los planes sociales, que durante los 12 años del kirchnerismo se
redujeron de 1,2 millones a la décima parte y con contraprestaciones laborales,
educativas y sanitarias y advirtió que no se proponía “revolear a ningún
ministro”. Se comprende: el de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, depende de
ella para conservar alguna influencia territorial en Hurlingham, donde gobierna
La Cámpora, y la visita con asiduidad para informarle de la situación.
El estilete iba
dirigido a los eviteros, que constituyen el núcleo duro del antikirchnerismo,
frustrado porque no han conseguido forzar al Presidente a enfrentar a Cristina.
Pero ahora hasta Alberto se manifiesta convencido de la necesidad de reducir
los planes.
CFK también
recordó que desde 2017 viene planteando la cuestión del bimonetarismo. Mostró
un gráfico según el cual durante sus gobiernos hubo fuga hasta que se
impusieron regulaciones cambiarias, y a partir de allí, brecha y presión
devaluatoria, porque “si les sacás los dólares se comportan como adictos.
Intentan obtenerlos por las buenas o por las malas y hacen estallar la
economía”. No es casual que los banderazos hayan reaparecido y que la Sociedad
Rural y sus aliados anuncien un paro, cuando se acentúa la dificultad de acceso
a la divisa. Esto sólo puede enfrentarse con un acuerdo político amplio, porque
de otro modo nadie podrá gobernar la Argentina, sostiene la vicepresidenta.
Horacio Rodríguez Larreta es el único dirigente opositor relevante que podría
recoger ese guante, pero eso requeriría un coraje que aún no ha demostrado
poseer.
Por último, Cristina
encomió el Libro Blanco que la Unión Industrial difundió en mayo, con una
propuesta para el desarrollo productivo en su página 14. Al fijar metas para
los próximos cuatro años, esa cámara patronal propuso cinco objetivos:
Producción
industrial: un incremento del 27% para llegar al máximo histórico, que se
produjo en 2011.
Empleo industrial:
un crecimiento del 24%, para volver al récord de 2012.
Cantidad de
empresas industriales: recuperar el máximo que se alcanzó en 2008.
Exportaciones
industriales: volver al tope previo, de 2011.
Inversión
industrial: alcanzar el mismo nivel de 2013.
“Son datos, no
personas. No la cara que más me gusta o me conviene, sino números”, dijo. “Sin
rencores, pero con muchas ideas y esperanza debemos autoconvocarnos para la
construcción de una Argentina en paz, que presupone paz social”, concluyó.
Alberto respondió
desde Tucumán con un discurso de alto nivel y tono sereno, en el que ponderó la
unidad y la construcción de acuerdos por encima de las diferencias, que existían
en 1816 y existen hoy. Esa unidad depende de la voluntad de los involucrados y
es una obra colectiva, que requiere la participación del pueblo. Recordó que la
propietaria de la casa histórica decidió derribar muros para que entraran todos
y lo propuso como actitud para el presente y el futuro. Con más énfasis que
nunca denunció la embestida de los grupos concentrados poderosos que quieren
quedarse con toda la renta y provocar una devaluación. Se aprovecharon de la
pandemia y ahora quieren aprovecharse de la guerra. Los llamó agoreros, que
dividen y siembran el desánimo en procura de sus mezquinos intereses. Con un
pueblo dividido, unos pocos sinvergüenzas ganan mientras el resto se sume en la
miseria y la marginalidad, dijo. Buscan vernos divididos, y generan
enfrentamientos porque con nuestras miserias construyen imperios, con nuestras
tristezas amasan fortunas en paraísos fiscales. Dijo que cuando un gobierno
popular se propone distribuir el ingreso se desatan todas las fuerzas para
hacernos pelear entre nosotros. Pero no lo van a lograr porque a lo largo de la
historia fuimos patriotas frente a los realistas, radicales contra los
conservadores, peronistas contra los fusiladores, y pueblo frente a la
oligarquía.