Como
explica el politólogo Malamud: las hormigas cooperan entre ellas, pero
instintivamente; /algunos orangutanes cooperan de manera flexible pero en
pequeños grupos.
Sólo
los humanos logran cooperar de manera flexible y en masa, entre personas que no
se conocen, gracias a la política.
Sin
ella, no habría sociedad, porque el
instinto no nos permite vivir separados, /pero no nos alcanza para vivir
juntos.
Por
eso, el papa Francisco, en la última encíclica, Fratelli tutti (2020,
3-10) expresa: una vez más convoco a
rehabilitar la política, que es una altísima vocación, es una de las formas más
preciosa de la caridad, porque busca el bien común. (p.180)
“Pienso en una sana política, capaz de reformar las
instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan
superar presiones e inercias viciosas.” (p. 177)
Para lograr eso es
necesario gobernar con planes
Pablo VI, en
Populorum progressio, 1967
33. Los programas
son necesarios para «animar, estimular,
coordinar, suplir e integrar» la acción de los individuos y de los cuerpos
intermedios.
Análisis
teórico
Debemos
analizar cuestiones teóricas, para determinar si es posible, estrictamente
hablando, elaborar un proyecto/ como anticipación del futuro, y que no sea,
por lo tanto, una simple utopía (lugar q no existe).
La primera afirmación sobre el futuro es
negar que se identifique con la nada. Consideramos que algo, para ser, /basta
con que posea capacidad de existir -aunque no exista actualmente-.
Pero
si aún no existe y no se sabe cómo será, al
resultar posible ya es un ente real y, como tal, es lícito inquirir sobre
él.
En
cada circunstancia, son muchos los futuros posibles -futuribles-
Y existen
algunos pocos probables -futurables.
El
riesgo de elegir el escenario que tenga más chance de concretarse y resultar
conveniente, depende, especialmente, del procedimiento utilizado.
La Certidumbre es la convalidación lógica de la veracidad de un
pensamiento. Por lo tanto, según afirma Bertrand de Jouvenel: sólo se puede conjeturar /sobre el mañana, /y nunca
alcanzar certeza.
Es
decir, que el análisis predictivo nos aporta un conocimiento de opinión,
de manera que la materia objeto del planeamiento es opinable por naturaleza,
y sólo es susceptible de aproximación conjetural.
Lo mismo podemos decir sobre lo
político: es pasible de certidumbre en cuanto a sus contenidos pasados o
presentes, pero es sólo opinable en cuanto receta para el futuro.
Proyecto es mucho
más que extrapolación en el tiempo; el vocablo se refiere a la intervención
necesaria de la voluntad humana en su configuración.
Entonces:
Podemos
evitar el intento de hacer futurología y su consecuencia más dañina, la ingeniería social, si reconocemos que
la sociedad no es una cosa susceptible de manipular, ni el porvenir un
destino asequible por medio de los dudosos oráculos de una nueva ciencia
ficción.
Eso
no sería más que otra aplicación del racionalismo, que, sobre la base de
un supuesto contrato social, pretendió codificar legalmente todas las
conductas humanas posibles, según un modelo de hombre abstracto y fungible.
Ahora
se pretende, también, diseñar el futuro.
El
planeamiento
Pero, sabiendo ya las limitaciones del
conocimiento humano, y evitados los riesgos de la voluntad desbocada,
resulta posible encauzar la acción sistemática mediante el planeamiento.
En
primer lugar, /aunque dispongamos de la mejor información y el sistema más
sofisticado para procesarla, siempre tendremos que elegir entre opciones posibles.
En
segundo término, los instrumentos técnicos pueden facilitar dichas decisiones,
pero no reemplazar la virtud de la prudencia.
De
allí las limitaciones de la tecnocracia,
puesto que el gobernante siempre tiende a ejercer su derecho a la
conducción, y los gobernados a reclamar su derecho a la participación en
las decisiones políticas.
Santo Tomás enseña que, por imprevisible que sea la conducta humana nada
es tan contingente que no tenga en sí alguna parte de necesidad.
De
manera que, no sólo es posible sino muy útil al bien común, la planificación.
Pero siempre, que los planes cuenten con el apoyo de sus protagonistas, quienes
deben participar en su elaboración, ejecución y modificación.
Proceso del planeamiento
Etapas
y actividades
1.Enfoque del planeamiento
Es la manera de encarar el proceso, que
dependerá del funcionamiento del propio estado, y de la orientación del
gobierno.
Metodología a utilizar debe ser simple
y ágil; utilizarse formularios diseñados de modo que cualquier empleado pueda
interpretarlos fácilmente y usarlos sin resistencia, ni posibilidad de deformar
la información.
Es
necesaria la Capacitación en los aspectos generales del sistema, a todos
los funcionarios y empleados que deben intervenir en el proceso.
Investigación:
se debe realizar aprovechando las posibilidades de las universidades, y de los
propios organismos de la administración; /evitando incorporar o contratar especialistas,
cuyo aporte sólo se requiera en la primera etapa o en forma esporádica.
2)
Diágnostico y pronóstico: en esta
etapa se debe hacer intervenir a los grupos intermedios de la sociedad
(colegios profesionales, sindicatos, asociaciones, etc.) representados en un
Consejo Económico y social, para complementar la información obtenida por vía
de la investigación científica, con la experiencia práctica de la realidad.
Eso
permitirá, además, verificar el grado de disposición que poseen dichas
entidades para apoyar determinadas modalidades y acciones de gobierno, evitando
el posible fracaso de un plan por falta de consenso social.
Modelos: de
acuerdo a la orientación política del gobierno surge explícito o tácito, un
modelo /integrado por las aspiraciones y tendencias que se desean ver
satisfechas en el funcionamiento del estado.
El
modelo contiene las premisas (supuestos o hipótesis sobre el futuro),
que encuadrarán la elaboración del plan; ej. No aumentar la presión fiscal.
Directivas políticas: el gobierno debe adaptar el modelo a la realidad que le
indica el diagnóstico y el pronóstico; de allí surgen las directivas que
establecen los lineamientos generales que deberán tenerse en cuenta al elaborar
el plan.
3. Objetivos: son los resultados que se
pretenden obtener en una determinada área, por medio de la acción
gubernamental, atendiendo al bien común.
4.
Políticas: las normas que establecen
un curso de acción para el logro de los objetivos.
5.
Estrategias: las distintas alternativas
de utilizar los medios disponibles para ejecutar una política.
6.
Programación: recién en esta etapa comienza
la faz técnica del planeamiento; procurando la utilización óptima de los
medios disponibles a fin de lograr los objetivos fijados.
Recién
en esta etapa se fijan las Metas que son los objetivos cuantificados;
el cronograma y el presupuesto.
Plan:
conjunto de programas que abarca todo el sector público o un área determinada.
Programa:
conjunto coherente de proyectos referidos a un área específica.
Proyecto: unidad
mínima de un programa, consistente en acciones para la producción de bienes o
prestación de servicios.
7.
Implementación: como el plan debe
ser aprobado por ley, el primer paso será la preparación del proyecto
respectivo, y las normas legales complementarias.
8.
Control de gestión: generalmente
sólo se evalúa el grado de obtención de las metas fijadas, con lo cual sólo se
controla el programa; es necesario que el control evalúe todas las etapas
del proceso. En muchos casos, un
programa fracasa, sencillamente porque estaba equivocado el diagnóstico.
Acerca
del Estado
Es obvio que, si no funciona el Estado, es imposible que se cumpla una
función tan compleja como es el planeamiento, que exige el trabajo
interdisciplinario de un equipo de especialistas. Por eso, estimamos que hoy la
tarea prioritaria consiste en el esclarecimiento conceptual, pues han
proliferado ideas que provienen de algunas ideologías y han contribuido a la
confusión y a dificultar la búsqueda de soluciones.
Por ejemplo, se identifican
frecuentemente los conceptos de nación y estado, y se repite la
definición liberal de estado: nación jurídicamente organizada.
En realidad, al ser la nación una realidad cultural, no puede
nunca organizarse, ni modificarse sus componentes, por una decisión
voluntarista; surge y se perfecciona espontáneamente, a lo largo de siglos de
vida en común.
Lo que sí puede organizarse es la sociedad, entendida como conjunto de
personas y grupos que conviven en un territorio determinado.
Precisamente, el Estado es el órgano de síntesis, planeamiento y conducción de una sociedad
determinada, destinado a lograr el bien común. (de Mahieu)
El ejercicio simultáneo de las tres funciones señaladas en la
definición, es requisito indispensable para la existencia de un Estado; cuando
dejan de cumplirse, el Estado
desaparece, aunque se mantengan las formalidades constitucionales, y un
gobierno.
Esto es lo que ocurrió en la
Argentina, hace medio siglo.
De ahí la paradoja de asignar al
estado la responsabilidad de todos los problemas, cuando el problema de
fondo, es que el estado dejó de funcionar.
En cuanto a la función de síntesis, o de integración social, la
solidaridad social (concordia) es
una fuerza poderosa de cohesión, que sólo un pueblo maduro puede hacer
germinar. Únicamente el pueblo libremente organizado en sociedad es actor de
las decisiones, pues las entidades intermedias son factores concurrentes con
los órganos públicos, de modo que no sean absorbidas por el Estado, y lograr un
equilibrio entre el derecho personal y el comunitario.
La función de planeamiento,
siempre es un instrumento importante de gobierno, y se torna crucial para un
país en decadencia como el nuestro. Siempre, quien accede al gobierno tiene dos
opciones: o gobierna por aproximaciones sucesivas, en forma errática /según
la presión de las demandas y de las circunstancias, /o gobierna según un
plan.
Por eso, la Argentina actual ya no tiene opciones si no
quiere desaparecer o convertirse en una factoría; necesita planificar, lo que
significa que el diseño tiene que ser anterior a la decisión. Se planifica para procurar lo óptimo, se
decide para tratar de alcanzarlo.
-El modelo o planeamiento de largo plazo, requiere definir los Objetivos
Nacionales que deben ser consensuados. Para ello, debería implementarse una
entidad como el Consejo Económico y Social, integrado por las entidades
representativas de los grupos sociales.
-El plan de mediano plazo, coincidente con el período presidencial, debe estar
a cargo del Poder Ejecutivo, con participación del Congreso.
-Y el plan de corto plazo, corresponde al equipo ministerial, y se visualiza en
el Presupuesto.
***
A las dos funciones estatales anteriores, se agrega la de conducción, que corresponde al
gobierno, con las siguientes modalidades:
-Centralizar la conducción y descentralizar la ejecución.
-Actuar con planificación.
-Posibilitar la participación de todos los actores sociales.
-Concebir al gobierno como un instrumento al servicio de la sociedad,
para lo cual deberá lograr la máxima eficiencia posible.
-Contar con funcionarios estables, que accedan a la función pública por
el sistema de mérito, y que permanezcan ajenos a los cambios políticos.
El Estado no debe constituir una estructura institucional aislada dentro
del país; se justifica únicamente si actúa en beneficio de la sociedad.
Para ello, el aparato estatal debe
procurar un perfeccionamiento continuo, de modo de aumentar su eficiencia y
lograr las metas que fije el gobierno. Su actividad, como regulador de los
grupos sociales, es esencial para lograr el máximo nivel de desarrollo
económico, compatible con una redistribución
equitativa de la riqueza que es producida por el conjunto de la población.
Dicha regulación se efectuará en el
marco de una concertación con los representantes de las organizaciones
intermedias.
PROYECTO
NACIONAL
Desde hace varias décadas se menciona frecuentemente el tema del
proyecto nacional, aludido como un elemento imprescindible para superar la
crisis argentina, y se alega que la carencia del mismo es uno de los factores
de dicha crisis. Sin embargo, son escasas las propuestas realizadas en orden a
la elaboración de un proyecto concreto.
Ni siquiera desde la sociedad
-academias, universidades, colegios profesionales, partidos políticos,
etcétera- hubo interés en el estudio del tema que nos ocupa. La situación
descripta explica la confusión conceptual, ya señalada, en que se incurre al
abordar la cuestión del proyecto nacional.
Podemos definir la expresión proyecto nacional
como un esquema concreto y coherente de valores, fines, políticas públicas y
distribución de responsabilidades, conocido y consentido por la mayoría de la
población de una sociedad
(Monti).
Si analizamos los antecedentes
argentinos, comprobamos que existen notables coincidencias en los 10 proyectos conocidos; en especial, en
los dos que fueron impulsados desde el Estado.
En efecto, tanto el generado desde el
Ministerio de Planeamiento (1977), como el que fuera presentado por el
Presidente Perón ante la Asamblea Legislativa, tres años antes, parten de una cosmovisión similar.
Aluden a una cultura "cuyos
valores fundamentales reconocen como fuente el acervo religioso y moral del
Cristianismo, el saber filosófico de la Grecia clásica y la tradición
político-jurídica de la antigua Roma".
Los principios básicos sostienen que:
-El hombre es una persona, creada por Dios, dotada de cuerpo y alma, y
poseedora de un destino trascendente.
-El hombre no se basta a sí mismo, sino que necesita de la sociedad.
Esta es una pluralidad de personas unidas moralmente de manera estable para la
consecución de un bien común. La sociedad humana es una sociedad de sociedades.
-La primera de esas sociedades naturales es la familia. Su constitución
y su desarrollo responden -como los derechos humanos- a leyes naturales
anteriores a toda organización social.
-Más allá de la familia, las necesidades, intereses y aspiraciones de
tipo económico, social, cultural o religioso impulsan al hombre a agruparse en
sociedades intermedias, con el fin de defender y promover bienes comunes
particulares.
-La historia y la geografía crean, sobre la base de las familias
asentadas en un territorio, una comunidad étnica y ética, la Nación, fundada en
la lengua, la historia, la cultura, las costumbres y las aspiraciones comunes.
Es una comunidad de destino en lo universal.
-Sin confundirse con la Nación, la sociedad, territorialmente
delimitada, crea un órgano especializado en el mando que es el Estado,
destinado a regir dicha sociedad.
No podemos dejar de señalar una
contradicción notoria, entre los conceptos citados, con el único proyecto
nacional (aunque no fue escrito) que tuvo la Argentina, que fue el de la
generación de 1880.
Nadie puede negar que se
lograron progresos materiales, "pero –como advierte Irazusta- no hacer de
la Argentina una gran nación. Y no porque sus planes fracasaron, sino porque
sus propósitos no apuntaban tanto a la grandeza política como a la perfección
sociológica e institucional".
Pero, además, y esto es mucho más grave, los
fundamentos ideológicos de la generación del 80 son opuestos a los principios
antes expuestos, e impulsaron un intento deliberado de reemplazo de nuestra raíz cultural cristiana por otra basada en el
positivismo y el utilitarismo.
En efecto, se sancionaron,
entre otras, la ley de educación laica -Nº 1420-, que provocó la oposición del
Nuncio Apostólico, Mons. Matera, que fue expulsado del país por el gobierno de
Roca.
Debemos reconocer
que, desde antes del cabildo de Mayo, hubo –y se mantienen hasta el presentes-
dos enfoques o proyectos diferentes, en suma dos Argentinas, como
sostiene el historiador Víctor Sonego:
-El primer
enfoque: Federal-tradicionalista
nace el 12-8-1806, con la Reconquista de Buenos Aires.
-El segundo
enfoque: Unitario-colonial surge en
enero de 1809, con el tratado Apodaca-Canning, celebrado entre España e
Inglaterra, cuando este país que había sido derrotado militarmente en el Río de
la Plata, ofrece una alianza a España, contra Francia, a cambio de facilidades
para exportar sus productos.
No caben dudas de
que San Martín, por ejemplo, se identifica con el enfoque tradicionalista, que
se manifiesta con el rechazo de las
invasiones inglesas, se afirma con la revolución de Mayo y la guerra de la
independencia, y culmina con el combate de la Vuelta de Obligado.
Quienes atacaron a San Martín y trabaron su gestión,
hasta impulsarlo a alejarse del país, se encuadran en el enfoque unitario. Son
quienes consideraban más importante adoptar la civilización europea, que lograr
la independencia nacional, y por “un indigno espíritu de partido” -decía San
Martín- no vacilaron en aliarse al extranjero en la guerra de Inglaterra y
Francia contra la Confederación.
Esta guerra terminó con el triunfo argentino: el 27 de febrero de 1850, el contralmirante
Reynolds, por orden de su majestad, izó al tope del mástil de la nave insignia
de la flota británica, el pabellón argentino, y lo homenajeó con 21 cañonazos.
***
Por otra parte,
encontramos algo curioso que no
suele mencionarse:
en el Modelo
Argentino encontramos, en la Segunda Parte del documento presentado por
Perón ante el Congreso el 1-5-1974, una frase significativa que reproduce un
párrafo de la Carta Apostólica Octogesima
adveniens (p. 37), de Pablo VI, haciendo propia la reflexión del actual Santo:
“La apelación a la
utopía es, con frecuencia, un cómodo pretexto cuando se quiere rehuir las
tareas concretas y refugiarse en un mundo imaginario; vivir en un futuro
hipotético significa deponer las responsabilidades inmediatas.”
El misterio
desaparece si tenemos en cuenta que el ex presidente, si bien supervisó el
texto antes de aprobarlo, fue redactado por un equipo de especialistas, entre
los cuales sobresalían: el economista Ángel Monti, autor del libro “Proyecto
nacional”, publicado dos años antes,
y Fray Ramlot,
sacerdote dominico, que presidió la Fundación Argentina año 2000, a la que
pertenecía el Gral. Díaz Bessone, que fue ministro de Planeamiento, y aprobó el
otro proyecto.
Los datos
mencionados nos permiten vislumbrar que todavía existen argentinos que
comparten los principios resumidos, como plataforma para una restauración
nacional, que consideramos imprescindible, pues en este mundo globalizado, sólo podrán sobrevivir las naciones que se afiancen en sus raíces.
Entonces, debemos procurar
que se cumpla el mandato sanmartiniano: que
la Patria sea lo que debe ser, pues sino, no será nada.
Mario
Meneghini
Conferencia pronunciada en
la sede de Encuentro Vecinal Córdoba, el 18-9-2023.