potencialmente dañina para la salud de la
vacuna Pfizer contra el covid
POR AGUSTINA SUCRI
La Prensa,
24.09.2023
Alguien debería
forzar a que se secuencien muestras de ADN de personas vacunadas contra el
covid con el producto de Pfizer para confirmar si presentan alteraciones
potencialmente permanentes producidas por fragmentos de ADN plasmídico
provenientes de este inóculo, instó el doctor en bioquímica y biología
molecular Phillip Buckhaults al testificar hace pocos días ante el Senado de
Carolina del Sur, en Estados Unidos. De ser así, se trataría de una situación
gravísima, pues acarrea el potencial riesgo para quienes recibieron esta vacuna
de sufrir ataques cardíacos o cáncer, según alertó el investigador, quien no
obtuvo respuesta de la Food and Drug Administration (FDA), la entidad sanitaria
reguladora en aquel país, tras haberle enviado sus hallazgos vía mail y vía X.
Buckhaults,
catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Carolina del Sur
(USC) y especialista en el estudio de la genómica del cáncer, presentó durante la audiencia en el Senado
los resultados de una investigación en la que él y su equipo analizaron los
viales de dos lotes distintos de la vacuna anticovid de Pfizer y hallaron en
ellos gran cantidad de fragmentos de ADN, aunque éstos no deberían estar
presentes por su peligrosa capacidad de alterar el genoma humano de manera
permanente, aumentando el riesgo de respuestas autoinmunes y de cáncer a
futuro.
Un dato no menor
es que el investigador afirmó que otros colegas suyos analizaron la vacuna ARNm
contra el covid de Moderna y también hallaron ADN, “aunque la presencia no es
tan elevada”.
“Estoy muy
capacitado en el arte de la secuenciación de ADN y mi equipo de investigación y
yo somos muy buenos en detectar fragmentos extraños de ADN en lugares donde no
deberían estar”, expresó Buckhaults, quien recordó: “Nosotros inventamos el
test rápido de covid porque éramos realmente muy buenos en eso”.
Tras haber
analizado viales de dos lotes de Pfizer, el científico confesó: “Sabiendo lo
que sé ahora, aún así se la recomendaría a mis padres ancianos pero no se las
hubiera dado a mis hijas. Siento que mi consentimiento no fue todo lo informado
que debería haber sido”.
Al intentar dar
una explicación sobre cómo fue posible que se aplicara a millones de personas
el producto “contaminado con ADN” de Pfizer, Buckhaults lo atribuyó más bien a
la ineptitud que a la maleficencia: “Puede ser que haya malicia por debajo,
pero trato de ver simplemente incompetencia”, expresó.
“La vacuna de
Pfizer está contaminada con ADN plasmídico. No tiene solo ARNm, tiene pedacitos
de ADN. Este ADN es el vector que se utilizó como plantilla para la reacción de
transcripción in vitro cuando elaboraron el ARNm. Sé que esto es cierto porque
lo secuencié en mi propio laboratorio”, detalló el catedrático, quien describió que logró
analizar esos viales gracias a un colega que estaba a cargo del programa de
vacunación contra el covid en la Facultad de Farmacia de la USC y que conservó
en un freezer los frascos de los viales aplicados.
“El tenía un
freezer completo lleno de viales vacíos, que conservan un poquito del producto
en el fondo. Me los dio todos a mí y yo los analicé. Teníamos dos lotes que se
dieron aquí en Columbia. Controlé estos dos lotes mediante secuenciación y
secuencié todo el ADN que había en la vacuna. Pude observar lo que hay adentro.
Y es sorprendente que haya algún ADN”, relató.
“Estoy alarmado
sobre las posibles consecuencias que esto tiene, tanto en términos de salud
humana, pero también deben alarmarse sobre los procesos regulatorios que
permitieron que esto llegue ahí”, prosiguió.
Buckhaults resaltó
que “este ADN puede estar causando algunos de los efectos secundarios raros
pero serios (observados en personas vacunadas), tales como el ataque cardíaco”.
“Hay muchos casos ahora de personas que están teniendo muertes sospechosas
luego de la vacunación. Es difícil probar qué las causó, pero hay una
asociación temporal. Y la existencia de este ADN es un mecanismo plausible”,
agregó.
Según detalló el
investigador, el ADN presente en la vacuna ARNm contra el covid puede
integrarse -y probablemente lo haga- dentro del ADN genómico de las células,
“que son transfectadas con la mezcla de la vacuna. Y se convierte en un
componente permanente de la célula, no es algo temporario. Está en esa célula y
en toda su progenie de ahí en más para siempre. Ese es el motivo de mi alarma
ante esto”.
En esa línea,
Buckhaults afirmó que esta es una amenaza real para la modificación del genoma
y puede “teóricamente” causar un comportamiento autoinmune sostenido hacia ese
tejido y es también “un riesgo teórico pero muy real de cáncer a futuro en
algunas personas, dependiendo del lugar del genoma en que este fragmento
extraño de ADN aterrice; puede interrumpir un supresor tumoral o activar un
oncogen. Creo que sería poco frecuente, pero el riesgo no es cero y puede ser
lo suficientemente alto como para que debamos averiguar si esto está ocurriendo
o no”.
ENTENDER EL
MECANISMO
Respecto del
mecanismo que condujo a esta “contaminación”, Buckhaults puntualizó que el ADN
se transcribe en ARN y luego el ARN se traduce en proteína. ¿Por qué esto debe
importar? Porque para los propósitos de esta discusión, el ADN es un
dispositivo de almacenamiento de información de larga duración (con la que
nacemos, moriremos, y se la pasaremos a nuestros hijos). “El ADN dura cientos
de miles de años y puede durar por generaciones y podemos pasarlo a nuestros
hijos. Así es que las alteraciones del ADN perdurarán”, subrayó.
Como
contrapartida, señaló que el ARN, por su naturaleza, es temporal, no dura.
“Esta característica del ARN era parte del argumento de venta de esta vacuna.
Hablamos de horas a días de duración. Y las proteínas, una vez que son creadas,
tampoco duran para siempre, duran horas o días. Pero algo que logra ingresar al
ADN tiene el potencial de durar por mucho tiempo, quizás de por vida”, contrastó.
A continuación,
Buckhaults mostró un gráfico donde se visualizaban un montón de fragmentos de
ADN presentes en los dos lotes de la vacuna que él analizó. “Son pequeños
fragmentos cortos de ADN”, describió. “Esto es importante porque la
probabilidad de que un fragmento de ADN se integre al genoma humano no está
relacionado con su tamaño. Es decir que el riesgo para el genoma se determina
en función de cuántas partículas hay”, aclaró. “Todos estos pequeños pedazos de
ADN que hay en la vacuna implican varios miles de oportunidades de modificar
una célula de una persona vacunada. Los pedazos son muy pequeños porque durante
el proceso los ‘picaron’ para tratar de que se fueran, pero en realidad así
aumentaron el riesgo de modificación del genoma en el proceso. Así es como esto
llegó aquí”, argumentó.
“Desde mi punto de
vista, alguien debería secuenciar muestras de ADN de células madre de personas
que fueron vacunadas y averiguar si este riesgo teórico ha ocurrido o no. Creo
que se trata de un descuido regulatorio muy grave que ocurrió a nivel federal y
alguien debería forzar a que esto se analice en algún lugar”, insistió.
Para identificar
cuál es el origen del ADN en los viales de Pfizer, Buckhaults y su equipo
tomaron todos estos fragmentos de ADN y los ‘pegaron’. “Pfizer tomó este
plásmido y luego clonó la proteína spike en él. Lo usaron en un proceso llamado
transcripción y traducción in vitro en el que se alimenta este plásmido con un
ARNm polimerasa y hace un montón de copias de ARNm. Luego se toma este ARNm, se
mezcla con el reactivo de transección de nanopartículas lipídicas y así se
obtiene la vacuna de ARNm. Pero fallaron en extraer el ADN antes de hacer esto
último. Hicieron algún esfuerzo para triturar el ADN y entonces todos estos
fragmentos de ADN plasmídico quedaron empaquetados con el ARNm. Esto es
clarísimo que fue así”, aseguró.
De acuerdo con el
investigador, para hacer la transcripción in vitro hay que darle una plantilla
de ADN y se le puede dar una plantilla que sea solo un fragmento sintético de
ADN -que solo son las instrucciones para hacer el ARN-. “Esto fue lo que se
hizo para obtener la autorización de uso de emergencia: hicieron un producto de
PCR de solo los pedacitos que querían y luego hicieron la transcripción in
vitro. No había ADN plasmídico con el cual contaminar. Eso fue lo que se usó
para el ensayo. Pero ese producto de PCR no permite realizarse a la escala en
que es necesario para vacunar al mundo entero”, narró.
“Así que una forma
más barata de aumentar la producción de esta plantilla es clonar ese producto
de PCR en este vector de plasma, poner el vector de plasma en bacterias y luego
cultivar grandes lotes de las bacterias que hacen un montón de ADN plasmídico,
entonces usted utiliza ese ADN plasmídico como la plantilla para conducir esta
reacción de transcripción para hacer su ARNm. Así es como la contaminación
terminó en los lotes de producción aunque no estaba en el material que se
utilizó para los ensayos que se hicieron para obtener la autorización de
emergencia”, explicó.
Según precisó
Buckhaults, en cada dosis de la vacuna hay probablemente 200 mil millones de
fragmentos de este ADN plasmídico y están encapsulados en la nanopartícula
lipídica, “por lo que están listos para ser entregados dentro de la célula”.
Una de las razones
por las que el investigador dijo enfocarse en la necesidad de confirmar si el
ADN plasmídico se integró al ADN genómico en las personas vacunadas es porque a
diferencia de otros daños imaginados que no se pueden probar -se pueden
sospechar por el momento en que ocurrieron-, esto sí se puede probar.
El investigador
animó a los senadores presentes a insistir en que la FDA inste a Pfizer a sacar
el ADN de los refuerzos y de todas las futuras versiones de esta vacuna.
“Soy un verdadero
fan de esta plataforma, creo que tiene el potencial de tratar cánceres.
Realmente creo que esta plataforma es revolucionaria y que habrá vacunas ARNm
contra antígenos en el tipo de cáncer específico de cada persona. Pero tienen
que solucionar este problema”, expresó Buckhaults, quien no obstante admitió:
“Creo que los incentivos económicos son demasiado grandes para que esto siga
rodando y va a hacer falta algo de fuerza para sacarlo”.
El investigador,
reconoció que el laboratorio productor sabía de la existencia de estos
fragmentos de ADN en la vacuna y comentó que en realidad “no es tan caro
agregar un proceso para extraerlos del producto”.
REGULACION
INAPROPIADA
Por otra parte, se
refirió al error que cometió la FDA al tomar como referencia para estas nuevas
vacunas los mismos umbrales permitidos de presencia de ADN que en las vacunas
realizadas con los procesos tradicionales. “El hecho de que haya un umbral
reglamentario para la cantidad de ADN presente en la vacuna se retrotrae a las
vacunas de proteína recombinante o de virus muerto o virus atenuado, pero el
ADN que puede haber en esas vacunas es ADN desnudo, que no es un problema
porque el ADN desnudo se mastica inmediatamente luego de la vacunación y no hay
un mecanismo por el cual pueda meterse en las células. De manera inapropiada se
aplicó ese umbral reglamentario para este nuevo tipo de vacunas donde todo está
encapsulado en nanopartículas lipídicas, está empaquetado en un virus sintético
capaz de desechar su contenido dentro de la célula. Creo que se trató de un
descuido tonto”, concluyó el investigador, quien reiteró que tanto los
incentivos financieros para barrer este ‘descuido’ debajo de la alfombra como
los incentivos profesionales de las personas que aprobaron el producto son
demasiado grandes.
PEDIDO DE PAZ
Tras la
repercusión mundial que tuvo el testimonio de Buckhaults, el científico publicó
en su cuenta de X en las últimas horas seis puntos con los que intentó
"llevar tranquilidad":
Para los que
siguen mis comentarios sobre el ADN en las vacunas de ARNm.
1. El ADN es real, sin embargo el riesgo de este
ADN es teórico. No hay necesidad de entrar en pánico por la vacunación pasada.
2. Mis comentarios
iban dirigidos a los reguladores y a los expertos de la industria, no al
público en general. La amplia distribución imprevista fuera del público
objetivo previsto ha causado ansiedad no intencionada y totalmente inapropiada
en el público en general. Que todo el mundo se calme. Por favor.
3. Me preocupaba
mucho cómo mis comentarios estaban siendo utilizados por personas que se
peleaban entre sí y, por tanto, silencié temporalmente esta cuenta para evitar
que algunos de ustedes se tiraran piedras unos a otros. Muchas gracias a los
expertos cualificados que participaron en las críticas y me defendieron durante
mi ausencia.
4. Los científicos
y los expertos de la industria revisan constantemente los datos de
seguridad. Se trata de un proceso
normal. Con toda la atención extra que
ha recibido este asunto la semana pasada, estoy bastante seguro de que los
futuros lotes de vacunas de ARNm no tendrán ADN detectable.
5. En mi opinión,
estas vacunas han salvado muchas vidas. Muchas más que el número de personas
que han tenido eventos médicos posteriores a la vacuna. Así que, en general, estas vacunas fueron una
victoria. Sin embargo, aquellos que sufrieron daños merecen que los científicos
y los reguladores examinen detenidamente las posibles causas.
6. Paz.