viernes, 29 de agosto de 2014

LAS PSICOPATÍAS EN LOS GOBIERNOS




Por José Antonio Riesco

Instituto de Teoría del Estado

El ángulo de este enfoque es de Psicología Política y, como tal, un capítulo de la Ciencia Política. O sea, no pretende ser una Psicología especial, sin perjuicio, para no incurrir en aventurerismo literario, de tomar de la Psicología General los conceptos que, por su madurez, sean pertinentes al estudio del comportamiento político.

---Los intelectuales, sacerdotes y líderes juveniles que hicieron un infierno de la Argentina en los años 70 del siglo XX, disfrazados con una ideología difusa, hicieron de la violencia un programa generacional, cuyo único fruto relevante fue una dictadura tan desorientada como ellos mismos. Fueron revolucionarios o, simplemente psicóticos..? Lo era quién los utilizó para deteriorar la autoridad del Estado con planes propios..?

Los problemas de conducta, en gobernantes y dirigentes que pugnan por el poder, no son una novedad en la historia. Nerón, Felipe el Hermoso (el 1ro.), Catalina de Médicis, Pedro El Grande, los Reyes absolutos, Cromwell, Robespierre, Jorge III, Fernando VII, Napoleón III, Lenin, Hitler, etc. sirvieron para llenar muchas y sugestivas páginas de la “psico patología del poder”. No todos fueron “locos” pero sí, en determinadas experiencias, protagonistas de acciones que, para su dilucidación, hubiesen requerido el auxilio de la psicología profunda.

Un particular conflicto con la realidad caracteriza la posición mental de dirigentes que, tanto en América Latina como en otros lares, ejercen o ejercieron el mando socio-político. Fidel Castro le sigue llamando “democracia auténtica” al gallinero que preside desde hace medio siglo. Nestor Kichner mostró un grave “delirio retroactivo” cuando calificó de oligarquía ganadera y terrateniente a los estancieros y miles de chacareros del campo en 2008. Contra eso, se estrelló.

Su esposa y sucesora, apasionada por las mentiras del Indec y de la gestión de Guillermo Moreno, negó una y otra vez el proceso inflacionario que avanzaba. Le sigue el culto a Trotsky versión Kicillof. Mientras, derrochó los dineros públicos ignorando que algún día se acabarían. Tal su divorcio psicótico con la realidad. Casi como un vicio deportivo fabricó enemigos afuera y adentro, y no dejó a nadie sin agresiones verbales o de otro tipo : la prensa, los opositores, el sindicalismo, los empresarios, los jubilados y los obispos. “La verdad soy yo…!!”.

---“El sujeto paranoide sufre de delirios de persecución o de grandeza, a menudo de naturaleza política o religiosa. Tenemos así la imagen grotesca del individuo que se cree Napoleón. Dentro de sus delirios, el paranoico sufre, con frecuencia, sospechas y aprensiones exageradas hacia otras personas, y reacciona en formas agresivas y hostiles”. (cf. Smith-Smith, p. 482)

La Presidente confesó que se siente “nerviosa” y para calmarse fue al aniversario de la Bolsa de Comercio, pero no explicó por qué amenaza a las empresas con la ley “antiterrorista” ni para qué necesita “sovietizar” la economía con una nueva ley de abastecimiento. Casi en una confesión, compensando virtudes y pecados, afirmó que en su gestión “todo se hizo bien” y de paso cargó sobre Brasil por nuestra recesión en marcha. Ni mencionó la movilización de los sindicatos (opositores y oficialistas) por el impuesto a las ganancias. Como en un delirio el Poder sigue con sus viejas ensoñaciones, está ciego y sordo, Aunque no mudo. Capitanich habla bolazos todos los días.

Para la Psicología Política el divorcio con la realidad no es sólo un déficit mental de los individuos, sino que constituye, con sus diferencias, un hábito de ciertas multitudes. Buena parte del pueblo argentino anda en eso y desde hace largo tiempo. Le es indiferente la decadencia.  No es ni quiere ser “soberano” sino un obediente, prisionero de mitos electorales que vienen del pasado, y con el cual especulan los arribistas de turno. Es una forma colectiva de la paranoia.-
- - - - - -

(Smith-Smith ;  La conducta del hombre; Bs. As., Eudeba, 1977)