(DE AUSTIN RUSE, QUE ENVÍA BOLETÍN PERIÓDICO
"PRO-LIFE")
19 de
diciembre 20l4 (C-Fam)
Agrupaciones proabortistas formaron un
piquete frente a la Casa Blanca la semana pasada como parte de su planteamiento
más reciente para propagar el aborto en todo el mundo. Quieren que el
Presidente Obama reinterprete una ley que tiene 41 años y obligue a los
estadounidenses a costear abortos en el extranjero.
El derecho estadounidense prohíbe utilizar la
ayuda al exterior para realizar o promover abortos en otros países. La campaña
proabortista busca que el Presidente reinterprete la legislación, con la
intención de que se haga uso de una excepción extrema para debilitar en última
instancia toda la ley.
Los antecedentes legislativos de la Enmienda
Helms revelan su alcance, y la intención del Congreso era proteger la vida
humana.
En 1973, el mismo año del polémico fallo de
la Corte Suprema que despenalizó el aborto, Jesse Helms, senador por Carolina
del Norte, presentó la enmienda para garantizar que el financiamiento
estadounidense ya no contemplaría el aborto en países extranjeros.
Helms recalcó que esta disposición se refería
específicamente al aborto y que no afectaba las subvenciones a la planificación
familiar.
Agrupaciones proabortistas como Global
Justice Center ahora dicen que el presidente Obama podría reinterpretar la ley
a fin de permitir el financiamiento del aborto para mujeres que fueron violadas
en situaciones de conflicto, sin que haga falta la aprobación del Congreso.
Cuando la enmienda Helms fue presentada y
debatida en el Congreso, no se discutieron tales excepciones. Más bien, Helms
destacó que la legislación sobre asuntos demográficos vigente exigía al
Presidente garantizar que nadie fuera «forzado a practicar métodos de
planificación familiar inconsistentes con sus creencias morales, filosóficas o
religiosas».
Los defensores del aborto se oponen a toda
normativa en materia de esta práctica y no creen que las personas tengan
derecho a oponerse por motivos de conciencia a participar de un aborto. Su
última campaña no da indicios de cómo o de si la reinterpretación de Helms
protegería las conciencias de quienes brindan asistencia humanitaria en áreas
de conflicto, ni de si el financiamiento estadounidense podría ofrecer el
aborto en lugares donde es ilegal.
Aunque para Helms los asuntos de conciencia y
posible complicidad eran importantes, manifestó claramente en sus comentarios
ante el Senado que era pragmático respecto de las limitaciones de los efectos
de la enmienda sobre el terreno. «No me hago ilusiones de que los gobiernos y
los organismos que han estado promoviendo el aborto durante años de pronto se
detendrán cuando no se les permita utilizar fondos del Gobierno estadounidense
para ese fin», sostuvo.
Las agrupaciones abortistas intentan formular
la enmienda de Helms como una prohibición mundial al financiamiento del aborto
en los países extranjeros, pero la ley no impide a otros países y donantes
subvencionarlo.
En un artículo de opinión recientemente
publicado, dos parlamentarios europeos reconocieron esto e instaron a sus
colegas a seguir costeando el aborto en el exterior: «Es de suma importancia
que se mantenga esta subvención», escribieron, y «el aborto no está limitado
por otros países donantes, como los Estados Unidos».
Como la enmienda de Helms se refiere a la
asignación de la ayuda exterior, su interés se centra en la adquisición de
suministros y servicios por parte de los Estados Unidos, más que en nimiedades
en cuanto a cómo estos podrían utilizarse en circunstancias excepcionales. Por
ejemplo, la política estadounidense no permite la compra de aspiradores
manuales al vacío.
Según Sally Shelton, ex Administradora
Adjunta de Usaid, «Puesto que este equipamiento también puede ser utilizado
para abortos y la política de los Estados Unidos prohíbe el financiamiento del
aborto, Usaid consideró que era mejor dejar a otros la adquisición y la
distribución de equipos».
Una cosa que Helms dejó muy en claro al
exponer su enmienda en el recinto del Senado fue que su propósito era proteger
vidas humanas (vidas que se ignoran por completo cuando la discusión se ocupa
de las excepciones):
«El aborto acaba con la vida de un ser humano
que no ha hecho nada malo y que no ha elegido nada».
Traducido por Luciana María Palazzo de
Castellano