Mary Anastasia
O'Grady
The Wall Street Journal
¿Actuó Hugo Chávez como valijero de Irán en su
sacrificio por lograr tecnología nuclear de Argentina? Esa es la afirmación
hecha por 3 ex participantes del círculo íntimo de la dictadura venezolana
citados anónimamente en un reportaje de la edición del 14 de marzo de la
revista brasileña Veja.
La difusión dice que no confesó el nombre de los
desertores, entrevistados en Washington, para cuidar a sus familiares en
Venezuela. La revista informó, sin embargo, que fueron entrevistados por
separado y que cada uno dijo que en enero de 2007 hubo un convenio en Caracas
entre Chávez y el director iraní, Mahmoud Ahmadinejad. Venezuela entregaría
dinero iraní a funcionarios argentinos a cambio de 2 favores para Teherán.
El 1° favor que describieron, según Veja, era que
Argentina encubriera el papel de Irán en el atentado terrorista de 1994 contra
un centro comunitario judío (conocido por sus siglas en español como AMIA) en
Buenos Aires. El 2° favor era que Argentina compartiera “su larga destreza en
reactores nucleares de agua pesada, un método anticuado, caro y complicado, sin
embargo que acepta la obtención de plutonio a partir de uranio natural”.
Fuentes anónimas plantean inquietudes en cualquier
historia noticiosa. Veja, no obstante, es uno de los medios más fundamentales y
de preferible reputación de Brasil, y una tercera persona en quien tengo
deducciones para fiarse me ha confirmado que las conferencias se llevaron a
cabo.
Una razón mayor para el escepticismo es que, según
Veja, los desertores están hablando con las autoridades estadounidenses acerca
de la colaboración de Venezuela “en el tráfico mundial de estupefacientes y su
apoyo al terrorismo”. Esto recomienda que pueden estar buscando protección a
cambio de lo que cuentan sobre el funcionamiento interno de la dictadura. En
otras palabras, tienen la motivación para contar relatos que impresionan.
Sin embargo, nada de lo que informó Veja contradice lo
que ya se sabe sobre la relación de Venezuela con Irán, y enorme parte de ello
se ajusta a lo que el fiscal federal argentino Alberto Nisman informó al acusar
formalmente en 2006 a 7 clérigos, funcionarios gubernamentales y oficiales
militares iraníes de alto rango por el atentado a la AMIA. En enero, Nisman fue
hallado muerto en su apartamento, el día antes de que se presentara a dar
testimonio acerca de lo que dijo era un encubrimiento urdido por la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner y Teherán para obtener del apuro a los iraníes
acusados.
Joseph Humire, un analista de protección regional con
sede en Washington, considera creíble la historia de Veja y la citó el
miércoles en un testimonio ante un subcomité conjunto de la Cámara de
Representantes sobre el Hemisferio Occidental y Medio Oriente.
Buenos Aires y Teherán tuvieron una relación
floreciente en la década de 1980 gracias en parte a la disposición de Argentina
de colaborar tecnología nuclear con Irán. Cuando Carlos Menem asumió la
presidencia en 1989, la política exterior argentina cambió 180 grados a favor
de Estados Unidos y sus aliados.
Irán quedó adolorido por ello, según la acusación de
Nisman de 2006 contra los iraníes. “Hemos considerado suficientemente probado”,
dijo Nisman en aquella acusación, “que ello (el atentado contra la AMIA)
obedeció principalmente a la decisión unilateral del gobierno argentino de
rescindir los contratos de provisión de material y tecnología nuclear que, años
antes, habían sido suscriptos con la República Islámica de Irán”. El mismo
documento añade que en ese período el gobierno iraní consideraba que era
crucial crear sus capacidades nucleares.
Los desertores anónimos afirman que entre otros medios
para manipular a Argentina a favor de Irán, Venezuela organizó transferencias
directas de fondos. En agosto de 2007, cuando los funcionarios de aduanas
argentinos descubrieron una maleta con US$ 800.000 no declarados en un
aeroplano originario de Venezuela, la totalidad de los observadores lo atribuyó
a los esfuerzos de Chávez por expandir su influencia en la región. Sin embargo,
uno de los desertores dijo a Veja que el botín fue un obsequio de Irán para la
campaña presidencial de Cristina Kirchner.
La afirmación en la nota de Veja de que el efectivo se
generó en Irán y que un vuelo que unía 2 veces al mes(30dias) a
Caracas-Damasco-Teherán entre 2007 y 2010 facilitó su traslado a Venezuela es
interesante. La revista muestra que el entonces ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela, Tareck Zaidan El Aissami Maddah, vigente gobernante de
Aragua y un pez obeso en el Partido Socialista Unido de Venezuela, jugó un
papel clave en la intervención de esos vuelos.
Veja informó que ninguno de los 3 desertores podía
resolver si la tecnología nuclear fue transferida. No obstante, uno de ellos
dijo que sabía que Argentina “recibió mucho a través de medios legales” como la
compra de bonos argentinos, así como por “medios ilegales -como maletas llenas
de efectivo- a cambio de algo que era muy preciado para los iraníes”.
Humire señaló en su testimonio del 18 de marzo ante el
Congreso norteamericano que “si esto es cierto, entonces creo que todos hemos
subestimado la importancia de América Latina para la República Islámica. Y, por
extensión, ya no logramos permitirnos el lujo de divorciar las tareas de Irán
en la región de las negociaciones nucleares del P5 + 1”.
Puede que los desertores estén contando un cuento. Sin
embargo, tomando en cuenta la experiencia previa de Argentina de colaborar
tecnología nuclear con Irán y los esfuerzos de Teherán para penetrar en América
Latina, sería absurdo no tomar sus acusaciones en serio.
Fuente: Informador Público, 27-3-15