Por José Antonio
Riesco
Con
el dólar “blue” que volvió a crecer el gobierno recibió una advertencia dura,
tanto como la que le tocó a Mauricio Macri en el campo electoral.
a)
La economía del oficialismo se caracteriza por la violación permanente de las
leyes objetivas de esa materia; y es el resultado de haber hecho del consumo
convertido en manchancha algo distinto a su necesaria relación con las
inversiones y la producción. Y esto por que el afán de sostener su política
clientelista ilimitada, llevó al poder (la Sra. Presidente) a despreciar las
advertencias que, en los últimos años, le fueron anticipados por especialistas
de prestigio.
Ella
prefirió los aplausos de la “familia real”,
y encontró sensato asumir el macaneo de loss ideólogos trotskistas que
le brindan mimos y alabanzas. Y que. a tiempo, no le hicieron saber que el
derroche de los recursos públicos nunca se cura con emisión masiva de billetes
devaluados, el endeudamiento y otros expedientes de ocasión.
¿Será
ésta la herencia que ella le deja a sus sucesor, sea Scioli, Macri, Sanz o
algún otro… y, con ello, someterlos a una brutal política de ajuste que, en
seis meses disolverá sus capacidades de gobierno..? La trampa está tendida para
que, planteada la crisis, las masas clamen por “el retorno” de la Señora.
No
es absurdo esperar esto, cuando la pseudo economía de los subsidios, el alto
nivel del empleo público, y la reiterada práctica de una política de salarios
sin conexión positiva con la productividad, ha engendrado en una alta porción
del electorado el hábito de ver como bueno lo que viene anulando las bases de
un desarrollo auténtico y sostenido. Y que los hijos y los nietos se arreglen
como puedan.
b)
Lo de Mauricio Macri está en otra dimensión: la cuota de racionalidad que es
propia del cálculo económico suele estar ausente de las actividades políticas, o al menos con un lugar distinto
en las decisiones del sujeto. En general a éstas las complican los factores
psicosociales, algunos de carácter irracional, propias del hombre común pero
que exacerba la participación en un ambiente a veces dinami zado por la
competencia no de grandes objetivos sino personal o de grupos, el crecimiento
no siempre controlado del ego, el exceso de fe en sí mismo al fijar posiciones
y distribuir oportunidades, la presión de los aduladores y, sin olvidar, el
juego de intereses “non santos” que
revolotean sobre la cabeza de los
mejores.
Lo
anterior no deja olvidar que Macri además de su formación básica (ingeniero y empresario)
lleva varios años en el ejercicio del mando institucional donde más de una vez
sufrió tropiezos o debió desenredar embrollos. O sea que políticamente no es un
“niño de pecho”. Lo que impone remitir el bajo saldo del triunfo del PRO (3%) a
factores de ordenes estratégico de ambas partes en las recientes “paso” de la Capital Federal.
--El
costo de la interna del PRO que sancionó
la candidatura de Rodríguez Larreta pudo dejar heridos en el camino, y abrir
una brecha en el esfuerzo de los militantes.
--Un
exceso de confianza, basado en los anteriores records ganadores, llevó a
menospreciar las posibilidades de ECO: Lousteau, teniendo por definitivas las
cifras de las “paso”.
--No
cabe rechazar la hipótesis de una acción del kirchnerismo (FpV) que sumó los
votos de Recalde a los de Lousteau, en el afán
de ver en Macri su verdadero enemigo y explotar una oportunidad para
golpear al opositor que más preocupa a la Presidenta.
--En
la Capital Federal existen gremios de mucho peso (porteros de edificios,
marítimos, empleados públicos, docentes, comercio, etc), que fueron movilizados
para votar. Por quién..? En favor de quién…? Tiene sentido preguntarse sobre la
fuente que proveyó a Lousteau de tantos sufragios como para revertir las cifras
que obtuvo en las “paso”.
--No
se ve razonable, por ahora, calificar el estilo de conducción política de Macri con expresiones como
“soberbio” o algo parecido, pero es evidente que no suele ser un modelo de
“flexibilidad”. Lo que es una virtud en lo que los argentinos viven
políticamente, requiere siempre, sin embargo, prescindir del excesivo rigor. Lo
dijo Aristóteles ; “El ente no admite ser
mal administrado”.
Todo
indica a esta altura que el “macrismo” tendrá que atender a la composición de
la Legislatura, lo que pondrá a prueba su idoneidad negociadora. Frente a la
representación del PRO estarán dos bancadas que no admiten menosprecio ni
olvido : ECO y FpV. Entonces llegará la hora para que el Jefe de Gobierno
electo (Rodríguez Larreta) ponga a prueba sus condiciones políticas,
especialmente en el arte de sumar.-
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