sábado, 18 de julio de 2015

UNA MONTAÑA DE DÓLARES DE LOS ARGENTINOS



Daniel F. Canedo
Clarín, 18-7-15

Cuando ese dato sale a la luz siempre mueve a la reflexión sobre el accionar del Gobierno, pero más aún respecto a los niveles de confianza y desconfianza con que se maneja la población.

Ayer el Banco Central informó que hay US$ 190.676 millones de los argentinos fuera del sistema financiero.

En otras palabras, esos son los dólares que la gente tiene en “el colchón”, fuera de los bancos que actúan en el país, aunque puedan estar en cajas de seguridad; en Uruguay, en Estados Unidos o en la maceta del fondo de la casa.

Son dólares ganados pero que por desconfianza no se incorporaron al sistema financiero, que los podría haber transformado en financiamiento de inversiones que contribuyan al crecimiento.

El resultado no es por un capricho y responde a que la historia le asigna cierta razón a quienes se sienten más seguros comprando dólares que colocando pesos a plazo fijo o comprando bonos del Gobierno o acciones de empresas que operan en el país.

En los últimos 40 años, el peso perdió trece ceros al calor de un proceso inflacionario persistente, y los ahorristas saben lo que es padecer un “corralito”, quitas y “cepos” que terminan cambiando las reglas en el medio de la maduración de algunas colocaciones financieras.

Que haya US$ 190 mil millones fuera del sistema habla también de la capacidad de ahorro de la Argentina. La cifra alcanza 40% del producto bruto del país, mucha plata, y se presenta como el maná que intentará recuperar el futuro gobierno, se trate de quien se trate.

Uno de los interrogantes que giran en torno de esta montaña de dólares es si la gente los juntó para ahorrarlos o para atesorarlos.

Si es por ahorro, una buena tasa de interés para los depósitos en pesos y algunas seguridades para los ahorristas podrían ser suficientes para devolver esos fondos al sistema financiero.

Si el motivo es el atesoramiento para enfrentar futuras situaciones de incertidumbre, la retribución económica no sería suficiente.

La Argentina viene de una larga historia de estafas a los que ahorraron, con la inflación alta a la cabeza. Y la recuperación de la confianza perdida demanda mucho tiempo y políticas creíbles.

Que los argentinos tengan una “montaña” de dólares ahorrados podría abrir un abanico de posibilidades para el crecimiento y el desarrollo.


Hasta ahora, el destino fue la fuga, de la mano de la falta de confianza que despierta para los capitales el accionar del gobierno.