Centro de Estudios Políticos y Sociales “Santo Tomás
Moro", 5-10-16
Indicaciones del obispo de Lincoln ante la diatriba
Trump-Clinton.
por Jaime Septién
En su columna escrita el pasado 30 de septiembre para
el Southern Nebraska Register, (“Votar y vivir como buenos ciudadanos”) el
obispo de la diócesis de Lincoln (Nebraska), monseñor James D. Conley toca un
tema importante para la actualidad de Estados Unidos: ¿cómo votar como
católicos ante la perspectiva del debate Trump-Clinton?
Sin mencionar una sola vez el nombre de los candidatos
a la presidencia de la República, el obispo Conley recuerda que este noviembre
los católicos estadounidenses “tienen la oportunidad de configurar en las
urnas” la dirección de la nación, los estados y de las comunidades locales.
Votar es un deber ciudadano –escribe el prelado
estadounidense—“y ser un buen ciudadano es una obligación moral para todos los
católicos”.
Más adelante agrega que no se puede “tomar a la ligera” la
responsabilidad de dirigir la acción de los gobiernos y mucho menos dejar de
participar en la vida pública por apatía y o por coraje.
Ante este panorama y aunque un obispo “no debería
decirle a los católicos por quién votar”, monseñor Conley ha decidido “ofrecer
cuatro puntos de guía, extraídos de la sabiduría de la Iglesia, para discernir
alternativas viables como votantes”.
Cuatro plataformas de discernimiento
El primer punto es que el gobierno tiene un “propósito
importante” y que los votos emitidos por los ciudadanos ayudan a alcanzar ese
propósito.
“La Iglesia católica enseña que el propósito y la
obligación de nuestros gobiernos es construir el bien común”, dice el
purpurado. Y subraya que el bien común tiene tres elementos: respeto por la
dignidad, los derechos, las obligaciones y la libertad de la persona humana;
respeto por el bienestar, el desarrollo y el florecimiento de toda la
comunidad, y la paz con estabilidad y seguridad en una comunidad ordenada,
gobernada por la regla de la ley.
“Mi segundo punto es que ante algunos temas la
obligación moral de católicos y la demanda del bien común hacen muy clara la
postura. Por ejemplo, ningún católico puede votar, en conciencia, para expandir
la protección legal del aborto y apoyar el asesinato de niños no nacidos”,
enfatizo el obispo de Lincoln.
Y subrayó que el aborto es “un grave, inconcebible e
intolerable mal” y los católicos no pueden estar de acuerdo con ello en la hora
de comprometer su voto en las elecciones.
El tercer punto de la guía de monseñor Conley es una
invitación a considerar, cuidadosamente, lo específico de cada elección.
Dejando un lado el ciego partidarismo, el obispo pide discernir “cual es el
candidato que puede hacer avanzar la dignidad humana, el derecho a la vida y el
bien común”.
Y si en conciencia el católico descubre que no hay tal
candidato, en circunstancias extraordinarias puede abstenerse de votar en esas
elecciones.
“También necesitamos recordar –dice—que no somos
responsables de los votos de otras personas. Elegir no votar por el Candidato
‘A’ no es lo mismo que votar activamente por el Candidato ‘B’. Ningún católico
debe sentirse obligado de votar por un candidato solo para oponerse a la
elección del otro”.
En el cuarto y último punto, monseñor Conley apunta
que ser buenos ciudadanos –en la construcción de una cultura de la vida y una
civilización del amor—es mayor obligación (y oportunidad) que solamente votar.
El camino del voto es Cristo
Los estadounidenses están ahora divididos y
confundidos por la retórica política. Pero Estados Unidos necesita una visión
más profunda de la vida pública que valore y proclame la dignidad de todas las
personas y que haga “florecer” a los individuos, las comunidades y las
familias.
Esta visión de fondo, termina diciendo el obispo de
Lincoln, “no llegará a través de una elección; llegará a través de la vida en
Jesucristo: la parte más importante de ser buenos ciudadanos es vivir como
fieles discípulos misioneros de Cristo Jesús (…). De hecho es la principal
razón por la que estamos llamados a la esperanza”.
Aleteia (4/10/16)