La Nación, 13
DE NOVIEMBRE DE 2016
Los pósters con fotos tipo prontuario pegados en las
calles de París por un grupo de activistas durante la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2015 no eran para nada halagadores. En
uno de ellos podía verse a Myron Ebell, negacionista del cambio climático, como
uno de los siete "criminales climáticos" buscados por "destruir
nuestro futuro".
Ebell dirige el área de políticas medioambientales y
energéticas del Instituto de la Empresa Competitiva, un grupo progresista de
Washington, y con sus apacibles modales de costumbre, se desentendió de esas
acusaciones.
"Ya estoy acostumbrado, hace años que estoy en
esto", le dijo a un periodista durante la cumbre. "Igual salí a la
calle a arrancar uno de los posters con mi cara para guardarlo de
recuerdo."
A la hora de designar a alguien que cumpla su promesa
de campaña de desmantelar una de las políticas emblemáticas del gobierno de
Obama, las referidas al cambio climático, el presidente electo Donald Trump no
pudo haber encontrado mejor candidato que Ebell.
Ebell, que suele deleitarse arremetiendo contra el consenso
científico sobre el calentamiento global, será la persona designada por Trump
para imprimirle un rumbo nuevo y más amplio a la Agencia de Protección
Medioambiental (EPA), la oficina del gobierno federal que se ocupa del cambio
climático.
Ebell, cuya organización es financiada en parte por la
industria del carbón, ha sido uno de los más estridentes opositores al Plan
Energía Limpia (Clean Power Plan), eje de la política de Obama. Desarrollado
por la EPA, el plan establece regulaciones de amplio alcance que podrían
resultar en el cierre de varias plantas de generación eléctrica por combustión
de carbón.
Ese plan está trabado por medidas judiciales desde su
aprobación en 2015, y según Ebell, es ilegal. En la entrevista concedida en
París el año pasado, dijo que esperaba que quien fuese elegido como próximo
presidente "diera marcha atrás con las regulaciones para las plantas de
carbón y otras normativas perjudiciales para la economía".
Como el funcionario elegido por Donald Trump para
dirigir la transición en la EPA, Ebell estará facultado para empezar a hacer
justamente lo que proponía. Desde que se supo de su designación, Ebell no ha
respondido a los requerimientos periodísticos.
El futuro funcionario tiene 63 años y creció en un
rancho de Oregon. Se graduó en el Colorado College y tiene una maestría de la
Escuela de Economía de Londres, donde estudió con el filósofo político
conservador Michael Oakeshott. Ebell se ha descrito a sí mismo como "una
especie de «contrera» por naturaleza y por crianza", y dice haber sido muy
influenciado por el "cuestionamiento a la autoridad" de la
contracultura de las décadas de 1960 y 1970.
"Realmente, creo que la gente debería desconfiar
de la autoridad", dijo en una entrevista, el año pasado. "Cuanto más
te digan que creas en algo, más tendrías que desconfiar."
Ebell dirige la Cooler Heads Coalition (Coalición
Cabezas Frías), un grupo amplio y abocado a dejar expuestos "los mitos del
cambio climático, revelando sus erróneos análisis económicos, científicos y de
riesgos". Ebell ha sido uno de los negacionistas del cambio climático de
más alto perfil de los Estados Unidos.
Entre otras cosas afirmó que "muchos científicos
de tercera, cuarta o quinta línea han llegado lejos" suscribiendo la idea
del calentamiento global. También suele burlarse del líder contra el cambio
climático Al Gore, y ha dicho que quienes propugnan esas ideas son
"fuerzas de la oscuridad" porque quieren "apagar las luces del
planeta".
Cuando concede entrevistas o en sus discursos, Ebell
es una persona amable y tranquila, pero no tiene problemas en disparar misiles
verbales contra quien sea, incluidos científicos y ambientalistas.
En realidad, nadie se salva de sus dardos: Ebell
también calificó la encíclica del papa Francisco sobre el cambio climático,
divulgada a mediados de 2015, como "científicamente desinformada,
económicamente iletrada, intelectualmente incoherente y moralmente
obtusa".
"Y también es teológicamente sospechosa, y varias
partes son de tendencia izquierdista", agregó.