Por Héctor GIULIANO
(10.3.2017)
El Dr. Cosme Beccar
Varela – editor de la página web La botella al mar – me informa sobre una carta
de lectores relacionada con mi nota sobre “Deuda, dólar y comercio exterior”
(del 3.3.2017) invitándome a que la responda.
Titulada “Una defensa
del atraso cambiario” - carta de Ulises de la Orden del 10.3.2017, esta carta,
en lo que directamente atañe a mi trabajo, dice lo siguiente:
“Cuando se habla de retraso cambiario, deberíamos decir cuál
es la base de comparación o cual es el
parámetro de medida, decir en términos
generales que el atraso cambiario es negativo para el comercio exterior, es una
verdad de Perogrullo. Pero debemos ser
serios al evaluar la situación.
Obviamente un dólar a 20 sería mejor para los exportadores y peor para
los importadores, y quizás mucho peor para el pueblo en general.
La realidad Argentina ¿cual es? Si comenzamos el análisis en diciembre del
2015, teníamos un dólar para exportaciones industriales de 9 pesos menos el 5%
de retenciones a las exportaciones, es decir un dólar de 8,55 hoy tenemos un dólar de 15,8 sin ninguna
retención, es decir que hemos tenido una
devaluación real para los exportadores del 84% esto significa casi el doble de
lo que aumentaron los sueldos.
Si comparamos cuanto cuesta un empleado en Argentina o en
Uruguay o en Brasil, veremos que las diferencias son muy pocas. De esta manera
es muy difícil hablar seriamente de un peso sobrevaluado.
Todo lo demás que menciona el Licenciado Giuliano son
generalidades miradas de forma sesgada y por supuesto con conclusiones equivocadas.”
RESPUESTA DE
GIULIANO.
En línea con lo
afirmado en mi trabajo de referencia, contesto lo siguiente:
Mi planteo de base es
que el gobierno Macri mantiene una política de retraso cambiario como forma de
sostener su política de endeudamiento externo: léase garantía de pago por
servicios de intereses y toma de obligaciones adicionales (que no tienen
capacidad de pago demostrada).
De la carta del
Lector no está claro si niega la existencia de atraso cambiario o si relativiza
sus efectos.
El parámetro de
medición más directo del retraso en el tipo de cambio es la relación
Devaluación / Inflación y ésta fue de 1 a 2 durante el 2016, primer año de la gestión
Macri: 21.83 % de Devaluación (13.01 $/US$ al 31.12.2015 contra 15.85 $/US$ al
31.12.2016) dividido por la Inflación del 40.79 % del ejercicio.[1]
Es decir, que el aumento general de los precios de la
Economía fue prácticamente el doble que la devaluación de la moneda local con
respecto al dólar, lo que prueba el fuerte proceso de apreciación del peso o
quantum del promedio aproximado del atraso cambiario.[2]
A nivel académico no
existe consenso unánime sobre las causas ni sobre la forma y parámetros de
medición de la evolución de los tipos de cambio en relación a las monedas
locales pero sí sobre los efectos que identifican la existencia de dicho
retraso, entre las cuales pueden mencionarse las principales consecuencias que
se citan a continuación.
a) Pérdida
de competitividad de las Exportaciones y, en cambio, estímulo o ventaja para el
ingreso de Importaciones, con la consiguiente tendencia al desequilibrio
negativo de la Balanza Comercial.[3]
b) Aumento
de la participación de bienes importados en el mercado nacional, con sus
secuelas de desplazamiento de productos locales por insumos o productos
extranjeros y sus efectos sobre los niveles de actividad económica vía aumento
de la recesión y el desempleo.
c) Engañosa
percepción de mejora en los salarios reales formales expresados en dólares
frente a la realidad de caída de esos mismos salarios reales en pesos, carcomidos
en su valor como producto de una inflación interna superior a la devaluación
cambiaria.
d) Des-estímulo
a las Inversiones Extranjeras Productivas o Directas (IED) y, por el contrario,
atracción de capitales especulativos o golondrina dado las extraordinarias
ganancias financieras que se ofrecen por arbitraje entre tipo de cambio estable
y retrasado combinado con tasas de interés locales que son un múltiplo de las
internacionales. Con el agravante que representa la reciente eliminación del
período de entrada y salida de tales capitales frente a cualquier proyecto de
inversión física.
e) Incentivo
al turismo emisor masivo de argentinos hacia el exterior y paralela retracción
o desincentivo del turismo receptivo.
Hasta aquí los
principales factores que explican empíricamente el actual problema de atraso
cambiario que sufre la Argentina y que convierte en insostenible negar que una
nueva Política de Dólar Barato está hoy vigente en nuestro país.
Como tampoco puede
soslayarse el hecho que el mantenimiento de altas tasas de interés domésticas
por parte del Banco Central (BCRA) actúa como instrumento de atracción de
capitales financieros que contribuyen a acentuar ese atraso cambiario al incrementar
el stock de reserva de divisas y, por ende, a dar una artificial paridad teórica
de referencia, que actualmente es de 16.10 $/US$ (según datos al 28.2 pasado),
producto del cociente entre 814.700 M$-Millones de Pesos de Base Monetaria y 50.600 MD-Millones de Dólares de Reservas
Internacionales; siendo además que la mayoría de estas reservas no son propias
del BCRA sino sostenidas con su deuda cuasi-fiscal (encajes bancarios en moneda
extranjera, Lebac y Otros Pasivos).
Nivel de reservas
éste que, a su vez, se utiliza para compensar mayores salidas por pagos al
exterior y fuga creciente de capitales (que es un síntoma característico de las
expectativas vigentes sobre mayor riesgo cambiario futuro).
Notablemente, hoy el
gobierno Macri utiliza así el atraso cambiario como otrora la administración
Kirchner, y lo hace con la misma finalidad: servir como ancla o instrumento de su inoperante política anti-inflacionaria.
Desde el punto de
vista de la Teoría Económica un Tipo de Cambio normal estable debiera estar
dado por el Punto de Equilibrio entre Exportaciones e Importaciones, pero las
realidades comerciales, económicas y financieras hacen mucho más complejo el
problema como para poder resumirlas en una fórmula o esquema de interpretación
fijo.
Estos factores
complican lógicamente la cuantificación del problema del retraso cambiario y el
uso de una metodología uniforme para ello.
Tales son las
principales aclaraciones y/o explicaciones personales adicionales relacionadas
con el tema de referencia.
A los fines de esta
respuesta técnica no se considera pertinente responder a las expresiones muy
subjetivas del Lector.
[1] Los datos están tomados de fuentes oficiales
– básicamente BCRA e INDEC - y de los Informes analíticos de la Fundación
Buenos Aires XXI (FBA XXI).
[2] Ciertamente estas variaciones no son
uniformes sino que varían, en más o en menos, por sectores de la economía (básicamente
Agro versus Industria).
[3] Estrictamente
hablando, no debiera tomarse como referencia sólo la Balanza Comercial sino la
Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, que es mucho más comprensiva.