por Guillermo Cherashny
Informador Público, 31-3-17
Los funcionarios y fanáticos del PRO y de Carrió dicen
en las redes sociales que Macri nos salvó de convertirnos en otra Venezuela.
Si bien los análisis contrafácticos son difíciles de
hacer, está claro que, si Daniel Scioli hubiera ganado las presidenciales, la
bomba de tiempo que dejó Kicillof al gobierno de Macri le habría explotado en
las narices al propio Scioli y las multitudes que salieron en el 13s y 8n del
2013 y el 27 del 2013 hubieran salido a la calle con mucha más razón que en los
años anteriores.
Además -y lo más importante-, el cristinismo, con
Zannini y Aníbal Fernández en Buenos Aires, no tendrían un ejército unido y solidificado
y socio en la corrupción generalizada del kirchnerismo como ocurre en
Venezuela.
En efecto, en la República de Bolívar, el ejército
está fuertemente armado y maneja los grandes negocios de la dictadura y dos
carteles de la droga conectados con los narcos mexicanos. Y lo más importante,
tiene centenares de oficiales de inteligencia cubanos que asesoran sobre cómo
reprimir las marchas opositoras sin importarles si hay muertos.
Las movilizaciones del pueblo venezolano fueron mucho
más numerosas y más seguidas que en la Argentina en relación a su población;
sin embargo, no han logrado abrir una grieta hacia dentro de las fuerzas
armadas.
En conclusión, un eventual gobierno de Daniel Scioli
seguramente sufriría un desastre económico que produciría su caída y ningún
cristinista quedaría a salvo de ese naufragio. Y quizás fuera la partida de
defunción del cristinismo, que hoy está vivito y coleando en la provincia de
Buenos Aires.