Ariel Coremberg - Martín Grandes
Investigadores del Conicet y
profesores de UBA
“Recordemos que Argentina creció un 1 % per
cápita en los últimos cien años, exactamente la mitad de lo que creció
Australia, cuando ambos países compartían similares niveles de vida a comienzos
del siglo pasado.
El caso argentino ha sido citado en la literatura económica
como un ejemplo singular de fracaso de desarrollo económico que no se puede
circunscribir a una simple incidencia de orígenes históricos, religiosos,
geopolíticos y culturales diversos con respecto a los casos exitosos, sino
también, y sin duda, a la persistencia de su sistema de corrupción endémico que
en la década pasada ha llegado a niveles macroeconómicos magnos.”
“Resulta
complejo dimensionar la magnitud de la corrupción en Argentina. Algunas
dimensiones directas e indirectas podrían ser:
·
El sobreprecio en obras públicas. Suponiendo que
las coimas hayan sido de solo el 20º % de la obra pública y suponiendo un
promedio de 3 % del PBI en inversión pública por año, la corrupción habría
costado en una década un 6 % del PBI actual, alrededor de US$ 36 mil millones
de dólares, equivalente al déficit fiscal total de hoy.
·
Ineficiencias y no terminación de obras.
·
Efectos indirectos.
·
La operación y el gerenciamiento de los
servicios públicos.
· Sobreprecio en los contratos del sector público
con proveedores del Estado.
·
Sobrefacturación de importaciones del sector
público.”
“Esos efectos
implican una menor inversión y por lo tanto un menor crecimiento de largo plazo
tanto del PBI como de su productividad. Por lo tanto, los sobreprecios e
ineficiencias detectados en la inversión, gasto y servicios públicos originados
en el sistema de corrupción drenan las posibilidades de desarrollo del país,
explicando en una parte importante nuestra fragilidad y decadencia.”
(Fuente: Perfil, 12-.8-18)