una cumbre en Roma lanza un grito de guerra
contra los promotores del terror
Agustina Sucri
La Prensa,
03.10.2021
A diferencia de lo
que se buscó hacer creer desde un principio de la irrupción del covid-19,
existen no uno sino diversos tratamientos capaces de reducir la severidad de la
enfermedad y el riesgo de morir por ella. Existen, incluso, opciones que
permiten prevenir la infección. Si ya no quedan dudas respecto de esta
realidad, es gracias a los médicos y científicos que se animaron a administrar
terapias tempranas a sus pacientes. Los exitosos resultados que obtuvieron
dejaron en evidencia, por contraste, que gran parte de las muertes se debió
entonces a un inédito caso de mala praxis mundial: esto implicó negarle
adecuada atención a los pacientes que contraían el virus para luego internarlos
cuando el cuadro ya se había agravado fatalmente.
A fuerza de
desafiar el consenso establecido por las principales entidades sanitarias
mundiales, soportando la constante desacreditación de los medios, estos médicos
y científicos hoy empiezan a ser reconocidos por su heroicidad. Con más de un
año y medio de experiencia acumulada, acaban de protagonizar además la “Cumbre
Internacional Covid 2021”, celebrada en Roma del 12 al 14 de septiembre último,
para el intercambio de estos conocimientos adquiridos y ponerle punto final a
esta pandemia del terror.
"Finalmente,
el mundo puede escuchar relatos de primera mano y la investigación recopilada
directamente de los médicos que trataron a los pacientes con covid-19. Es hora
de que los expertos unan fuerzas y dejen atrás esta pandemia”, enfatizaron los
organizadores del evento en el que participaron profesionales de distintos
países, incluida la Argentina, y que incluyó una jornada de exposición en el
Senado italiano, cuya anfitriona fue la senadora Roberta Ferrero.
"Tenemos
médicos y científicos que están nadando contra la corriente en el río del
nihilismo. Lo que estamos combatiendo es toda la increíble presión de los
medios, la censura y el control de la información, diciéndole al mundo que
tenga miedo, diciéndole al mundo que tiene mucho que temer de este virus,
diciéndole al mundo que debe acatar, diciéndole al mundo que debe someterse a
estos mandatos que se están promulgando. Pero como médicos y científicos que
estamos activos en este espacio, a diferencia de la prensa, y que estamos
tratando pacientes, todos sabemos que hay esperanza. Que esta enfermedad no es
el monstruo que se ha instalado”, afirmó durante su alocución en Italia el
doctor Robert Malone, virólogo, inmunólogo, biólogo molecular y coautor de los
primeros estudios sobre la tecnología ARNm.
“Las personas
añosas, obesas y aquellas que tienen patologías significativas, están en alto
riesgo de muerte y enfermedad, esto es cierto. Pero lo que hemos aprendido del
doctor Zelenko y de tantos otros líderes que están aquí es que podemos mantener
a casi todos los pacientes fuera del hospital si intervenimos tempranamente,
con una gran variedad de distintos agentes. Estos agentes incluyen la
ivermectina, la hidroxicloroquina y muchos otros de los que se hablará hoy”,
expresó Malone, tras un videomensaje de Zelenko, al iniciar la serie de
ponencias que también incluyeron las del cardiólogo estadounidense Peter
McCullough y Pierre Kory, presidente de la Frontline COVID-19 Critical Care
Alliance (FLCCC Alliance), entre otros.
TRATAMIENTO NEGADO
A su turno, cado
uno de los expositores brindó detalles sobre los tratamientos utilizados y los
resultados obtenidos. El indiscutido denominador común sobre el que
insistieron, por ser de relevancia crucial, fue el comienzo del tratamiento de
forma precoz.
En ese sentido, el
encuentro fue también la oportunidad elegida para dar a conocer una declaración
elaborada por profesionales de la salud en el que denuncian que “miles de
personas han muerto a causa del covid, ya que se les ha negado un tratamiento
precoz que podría salvarles la vida”.
Bautizada como la
“Declaración de Roma”, el documento es un “grito de guerra de los médicos que
luchan a diario por el derecho a tratar a sus pacientes, y el derecho de los
pacientes a recibir esos tratamientos, sin miedo a la interferencia, las
represalias o la censura por parte del gobierno, las farmacias, las
corporaciones farmacéuticas y las grandes tecnológicas”.
”Exigimos que
estos grupos se hagan a un lado y honren la santidad e integridad de la
relación médico-paciente, la máxima fundamental ‘Primero no dañar’, y la
libertad de los pacientes y los médicos para tomar decisiones médicas
informadas. Hay vidas que dependen de ello”, explican los autores del texto que
hasta ayer ya recabó la adhesión de más de 9.100 médicos y científicos de todo
el mundo.
Entre los
considerandos, la declaración pone de manifiesto que los responsables de
políticas públicas han optado por forzar una estrategia de tratamiento de
“talla única”, que resulta en enfermedades y muertes innecesarias, en lugar de
defender los conceptos fundamentales del enfoque individualizado y
personalizado de la atención al paciente, que ha demostrado ser seguro y más
eficaz.
Asimismo, remarcan
que se desalienta cada vez más a los médicos a participar en un discurso
profesional abierto y el intercambio de ideas sobre enfermedades nuevas y
emergentes, no solo poniendo en peligro la esencia de la profesión médica, sino
más importante y más trágicamente, la vida de los pacientes.
”Esto no es
medicina. Esto no es atención médica. Estas políticas pueden constituir
realmente crímenes contra la humanidad”, alertan.
Entre las
resoluciones de la Declaración, los médicos y científicos hacen hincapié en que
debe terminar la intromisión política en la práctica de la medicina y la
relación médico-paciente. “Los médicos y todos los profesionales que brindan
atención médica deben tener la libertad de practicar el arte y la ciencia de la
medicina sin temor a represalias, censura, difamación o acción disciplinaria,
incluida la posible pérdida de matrículas y privilegios hospitalarios, pérdida
de seguros e interferencia de entidades gubernamentales y organizaciones, que
además nos impiden atender a los pacientes que lo necesitan”, remarcan, para
luego añadir: “Más que nunca, se debe proteger el derecho y la capacidad de
intercambiar hallazgos científicos objetivos, que mejoren nuestra comprensión
de las enfermedades”.
Otro de los
aspectos por los que aboga el documento es que los médicos deben defender su
derecho a prescribir un tratamiento, observando el principio de ‘primero no
dañar’. “No se debe restringir a los médicos a prescribir tratamientos seguros
y efectivos. Estas restricciones continúan causando enfermedades y muertes
innecesarias. Los derechos de los pacientes, luego de estar completamente
informados sobre los riesgos y beneficios de cada opción, deben ser restablecidos
para recibir esos tratamientos”, puntualizan.
En la Declaración
se invita a los científicos del mundo, expertos en investigación biomédica y
defensores de los más altos estándares éticos y morales, a insistir en su
capacidad para realizar y publicar investigaciones objetivas y empíricas sin
temor a represalias sobre sus carreras, reputación y medios de vida.
Del mismo modo, se
invita a los pacientes, que creen en la importancia de la relación
médico-paciente y la capacidad de ser participantes activos en su atención, a
exigir el acceso a la atención médica basada en la ciencia.
La labor e
intercambio de experiencias de médicos y científicos que no se dejaron vencer
por la tiranía oficial, junto con iniciativas como esta Declaración, parecen
ser hoy las señales que muestran cuál es el camino de salida para recuperar la
libertad y la vida que teníamos antes de marzo de 2020.