enfermedad senil de la revolución sudamericana
Marinellys
Tremamunno
Brújula cotidiana,
03-06-2023
¿Un
narcotraficante puede apoderarse de una nación entera? Sí, en Latinoamérica
(pero no sólo) abundan los ejemplos desde los años 70. Irónicamente, los
Estados más coludidos con el narcotráfico son precisamente los más
revolucionarios, como Cuba y Venezuela. Italia está involucrada en la red.
Recientemente, el
gobierno venezolano otorgó un pasaporte diplomático a la italiana Camilla
Fabri, una romana de veintisiete años, exmodelo, prófuga desde 2019, cuando la
Guardia di Finanza de Roma secuestró un apartamento que poseía en via Condotti
(una de las avenidas más costosas de la capital italiana), valorado en de 4.7
millones de euros; además de 1 millón 800 mil euros de una cuenta corriente
italiana. Logró refugiarse primero en Rusia y luego se trasladó a Venezuela, en
donde se hace pasar por una “Defensora de DD.HH. y de la verdad de Venezuela”,
según su Twitter.
La investigación
en torno a Camilla Fabri llevó a la Guardia di Finanza italiana a identificar
más de 50 millones de euros provenientes de Venezuela, a través de 26 empresas
con sede en Italia, Rusia, Inglaterra y Emiratos Árabes Unidos, así como 20
kilos de oro depositados en Suiza. Todo ello “fruto de la corrupción y
apropiación indebida de fondos públicos y blanqueo de capitales”, según el
informe de la jueza italiana Francesca Ciranna.
Pero ¿quién es
realmente Camilla Fabri? Es la esposa de Alex Nain Saab Moran, un colombiano de
origen libanés, hombre de confianza del dictador venezolano Nicolás Maduro,
detenido en la isla de Cabo Verde en octubre de 2021 tras una orden de captura
internacional de Estados Unidos, mientras hacía una escala de reabastecimiento
de combustible de su avión privado en un vuelo con destino a Irán; tal vez en
un intento de cambiar el oro de Venezuela por el petróleo de Teherán. Según la
DEA estadounidense, administraba activos por un valor aproximado de 350
millones de dólares.
El caso de Camilla
Fabri y Alex Saab demuestra cómo la corrupción de los narcoestados puede
infiltrar sus tentáculos en Europa, y peor aún (para nosotros) incluso en
Italia. ¿Por qué? Su esposo, Alex Nain Saab Moran, no solo es un pez gordo del
régimen venezolano, sino que también es miembro de una densa red internacional
de tráfico de drogas que involucra a varios países latinoamericanos, no por
casualidad bajo el liderazgo de gobiernos socialistas y miembros del Foro de
San Pablo.
Basta leer las
noticias en español para confirmarlo. Por ejemplo, el canal de televisión
colombiano Caracol reveló que el FBI está realizando una investigación que
confirma que presuntamente Alex Saab ha realizado operaciones multimillonarias
de narcotráfico a través del programa gubernamental conocido como CLAP (Comités
Locales de Abastecimiento y Producción), que servía de fachada para enviar
cocaína de Venezuela a México utilizando aviones de la Fuerza Aérea Militar
Bolivariana, que partían hacia Veracruz cargados de droga y regresaban a
Venezuela con alimentos para el programa.
El término
narcoestados o narco-economías tradicionalmente se utiliza para denominar
países donde todas las instituciones estatales están penetradas por el poder y
la riqueza derivada del tráfico ilegal de drogas. Se utilizó por primera vez
para describir a Bolivia después del golpe de Estado de 1980 del general Luis
García Meza, quien, siendo jefe de las fuerzas armadas bolivianas, había
derrocado a la entonces presidenta (Lidia Gueiler Tejada), gracias al
financiamiento del narcotraficante Roberto Suárez Gómez. Es conocido en la
historia como el “golpe de la cocaína”.
Además, existen
diferentes tipos de narcoestados. El término originalmente se refería a
aquellos países donde las organizaciones ilegales que producen, distribuyen o
venden drogas controlan las instituciones a través de la fuerza, el soborno o
el chantaje. Un gran ejemplo lo es Colombia, en donde Pablo Escobar (conocido
por su reinado del terror) dirigió el cártel de Medellín durante la mayor parte
de las décadas de 1970 y 1980, logrando tomar el control de la mayoría de las
fuerzas policiales en Medellín y sus alrededores gracias a la corrupción y las
amenazas. Escobar también ocupó un escaño en el Congreso entre 1982 y 1983.
Pero los
narcoestados no se encuentran solo en América Latina. En África, el primer país
en ser considerado narcoestado fue Guinea-Bissau en 2005, ya que era utilizado
por los traficantes colombianos para enviar cocaína a Europa. Luego, en el
continente europeo, tenemos Albania; y en Asia, tradicionalmente se señala
Afganistán, que suministra el 90% de la heroína que se consume en el mundo y
más del 90% de la que se consume en Europa (2021). Se sabe que el comercio de
opio financió las actividades militares y la insurgencia de los talibanes.
Sin embargo,
América Latina merece ser mirada con atención porque es un hecho objetivo que
los movimientos guerrilleros de izquierda han encontrado en el narcotráfico una
fuente de financiamiento muy lucrativa. Y algunos incluso han logrado llegar al
poder, para luego consolidarse como narcoestados: Cuba, Nicaragua y Venezuela
son grandes ejemplos.
En 1989, siete
altos militares cubanos fueron acusados de traficar cocaína junto con el
cartel de Medellín. Y no solo eso, más atrás, en la década de 1970, altos
mandos militares fueron acusados de tráfico de cocaína en Chile; en la década
de 1980 en Bolivia, Paraguay y Panamá; y en la década de 1990 en Surinam. Hoy
lo mismo ocurre con Venezuela con el llamado “Cartel de los Soles”, dirigido
por oficiales del ejército venezolano, quienes tienen el control del tráfico de
cocaína en el país.
Así volvemos a
enfocar la mirada en Venezuela: es donde es Perogrullo que los funcionarios del
gobierno están directamente vinculados a los cárteles de la droga y a las redes
criminales que operan en toda América Latina. Por ejemplo, Tareck el Aissami,
exvicepresidente de Venezuela y expresidente de la petrolera estatal PDVSA,
está sancionado por Estados Unidos desde 2017 por sus vínculos con el
narcotráfico.
También es
conocido el caso de los narcos sobrinos: los dos nietos de Cilia Flores, esposa
del dictador Nicolás Maduro, que fueron detenidos en 2015 por la DEA en Haití
cuando intentaban transportar 800 kg de cocaína a Estados Unidos. Y a pesar de
haber sido condenados por la justicia estadounidense, fueron liberados en
octubre de 2022 por la administración Biden.
En fin, todo el
continente corre el riesgo de vivir el mismo proceso político y social que
convirtió a Venezuela en un narcoestado: el fenómeno ya está en marcha en
México, Argentina, Chile y más recientemente en Colombia, en donde los acuerdos
de paz han dado espacio político a los guerrilleros de las Farc, permitiendo su
llegada al Parlamento. A muestra un botón: el actual presidente colombiano,
Gustavo Petro, es un ex guerrillero del movimiento M-19.
Y Camilla Fabri y
Alex Saab nos confirman que Italia está en la mira de esta gran red de
corrupción.