Por Carlos Álvarez
Cozzi (•)
El
Senado uruguayo aprobó el 2 de abril del corriente año, con 23 votos a favor y
ocho en contra, un proyecto de ley de “Matrimonio Igualitario”, que legaliza el
casamiento entre personas del mismo sexo.
La normativa,
presentada por el gobierno del presidente José Mujica, pero elaborada por el
colectivo local LGTB “Ovejas Negras”, deberá volver ahora a la Cámara de Representantes,
de donde proviene, para que se pronuncie sobre las últimas modificaciones que
el Senado le introdujo.
La bancada de
diputados del oficialista Frente Amplio (FA), en su totalidad, acompañó la
propuesta, porque el senador Baraibar que argumentó en contra se retiró de sala
a fin que entrara el suplente para que diera el voto, mientras que votaron en
contra siete senadores del Partido Nacional y uno del Partido Colorado, ambos
de oposición.
La ley quedará
sancionada en definitiva a partir del próximo día 10 de abril, cuando la
revisará la Cámara
de Representantes, en la cual los diputados deberán pronunciarse a favor o en
contra de los cambios impuestos por los senadores al texto original.
Cumplido ese trámite,
el proyecto se convertirá en ley y pasará al Poder Ejecutivo para su
promulgación.
La semana pasada, el
proyecto generó fuertes críticas de la Iglesia Católica
porque varios obispos y algunos laicos relevantes identificados públicamente
con la doctrina cristiana lo rechazaron y polemizaron con legisladores
Es una expresión más
del relativismo que asola la cultura y la legislación de nuestros países, con
el agravante que además trastoca el Derecho de Familia, el Derecho Sucesorio,
la adopción de menores y hasta la propia identificación de las personas,
causante de los problemas en las antedichas ramas del Derecho.
No es cierto el
argumento manejado por los legisladores que votaron a favor el proyecto que la
relación entre dos personas es privada porque el matrimonio es un vínculo
público!!!
Bajo la bandera de la
“no discriminación” se termina discriminando al verdadero matrimonio
constituido entre mujer y varón porque no se debe tratar igual a lo diverso.
Resulta paradójico que quienes toda la vida se consideraron “diversos” como los
homosexuales, varones y mujeres, los transexuales, etc., reivindiquen acceder a
una institución como el matrimonio que no es creación del Derecho ni del
Estado, que es una institución natural ancestral, tanto en su versión
monogámica occidental como en la poligámica del Islam, siempre formada entre
varón y mujer. Y que por ello el Derecho y el Estado lo reconocen pero no lo
crean. Y también paradójico es que además sea en su versión monogámica, cuando
toda la vida el colectivo LGTB y la izquierda despreciaron tal vínculo como
conservador y burgués!!!
Querer, siendo
diverso, usar un “traje legal” pensado y reconocido para personas de distinto
sexo es una contradicción en sí misma. Es pretender negar lo diverso utilizando
un instituto a la medida de los heterosexuales. Es querer uniformizar lo diverso!!!.Si
realmente su diversidad quisiera ser preservada, no querrían jamás utilizar un
instituto típico de los heterosexuales.
Es evidente, -y lo
han reconocido incluso conocidos homosexuales uruguayos- que esta es una
reivindicación de los militantes gays y no de todo el colectivo, a quienes la
enorme mayoría no le interesa ni el “matrimonio” gay ni siquiera la unión
concubinaria entre personas del mismo sexo, legislada hace algunos años en
Uruguay. Porque está demostrado que la unión homosexual es por definición mucho
más inestable que la heterosexual.
Como sucedió con la
ley de uniones concubinarias en Uruguay, el tiempo demostrará que serán
contados con los dedos de las manos, si este proyecto se convierte finalmente
en ley, los casamientos gays que se concretarán.
La finalidad ya la
conocemos, es la de la agenda de la ideología de género defendida por la
izquierda: atacar a la familia y sus valores para ir hacia una desintegración
social.
Si la normativa
vigente no hubiera sido suficiente para proteger derechos, el instituto de la
unión civil hubiera bastado. Claro, los activistas gays no hubieran logrado su
objetivo.
Se dirá que cuando se
aprobó la ley de divorcio luego no paso tanto, pero esta ley es mucho más
nociva que la del divorcio, porque mientras la segunda facilita disolver la
unión entre hombre y mujer, la del “matrimonio igualitario” socaba las bases de
la familia constituida por varón y mujer porque si cualquier relación es
familia finalmente ninguna lo será!!! Y además conlleva naturalmente cambios en
el Derecho de Familia, en la identificación de los hijos, en el Derecho
Sucesorio, etc.
Y por tanto, además,
con el efecto pedagógico que tiene toda norma, se deberán cambiar los programas
de estudios de educación primaria y secundaria para enseñar a los educandos las
“bondades” de las uniones homosexuales.
Panorama sombrío que
obliga a las personas de recta razón a continuar batallando por el respeto de
la verdadera dignidad de la persona humana, afectada por las leyes del aborto y
por toda otra norma que ataque la familia constituida por varón y mujer así
como la adopción de niños, que deben ser protegidos en el interés superior
(Convención de los Derechos del Niño y Código de la Niñez y la Adolescencia ) de
tener un padre y una madre y no cualquier cosa.
(•) Abogado,
Catedrático universitario de Derecho y dirigente político socialcristiano en
Uruguay