emprende las Guerras del Opio post modernas
Msia Informa, 1
de noviembre de 2018
El pasado 17 de octubre el gobierno del primer
ministro, Justin Trudeu triunfante anunció haber cumplido su gran promesa de
campaña al conseguir legalizar, el consumo y la producción de marihuana en
Canadá. No obstante de que en el país la marihuana para fines medicinales es
legal desde 2001, permitiendo el crecimiento de grandes compañías, que cotizan
en la bolsa de valores de Toronto –filial de la City de Londres- la liberación
total la suma al menú de las mercancías legales (commodities), lista para
integrarse a la globalización financiera ávida de medios para sobrevivir.
Aunque los productos derivados, como alimentos,
cosméticos o cigarrillos electrónicos, no serán autorizados hasta 2019, la
alucinación del “nuevo dorado” desató la euforia internacional de casas
financieras, y de empresas de medicinas, de alimentos y de bebidas. El mundo de
la especulación financiera respiró aliviado, y ahora se concentra en ganar la
próxima veta: la legalización plena de la marihuana en el estado norteamericano
de California, uno de los grandes centros consumidores del mundo.
La labor de zapa para legalizar las drogas la
iniciaron hace algunas décadas personeros de la talla del economista neo
liberal ortodoxo Milton Friedman premio Nobel de Economía, o el megaespeculador
George Soros, este mecenas financiando costosas campañas de convencimiento
realizadas mediante su red de fundaciones. Desde ese momento se fraguo el ardid
de abogar en conjunto por la legalización del consumo de marihuana para el
placer (le llaman recreativo) y para su uso con fines terapéuticos, como si no
existieran ya a disposición medicinas más efectivas para los fines alegados.
Tal como se demuestra en el proceso de Canadá, aquella segunda demanda fue el
trampolín para la legalización total.
Al final lo que se buscaba era eso, extraer por
doquier ganancias especulativas a costa de la destrucción de las naciones y de
la dignidad del ser humano. De ese aglomerado del poder económico mundial parte
la inmensa presión para que Colombia y México se mantengan atados a las nuevas
reglas del colonialismo y de una vez por todas acepten la condición de países
productores de drogas y nada más. Es de cara el viejo método del colonialismo
británico pionero del negocio de las drogas al lanzar las guerras del opio
contra China (1820-80).
En Colombia, la marihuana para fines terapéuticos fue
legalizada en 2015 por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, y aun sin
salir del atolladero del Acuerdo de Paz, con la narcoguerrilla de las FARC, las
empresas canadienses toman al país debilitado cual conejillo de indias,
tratándolo como fuente de mano de obra y de marihuana baratas para surtir a las
empresas farmacéuticas del país miembro del Commonwealth británico. El impulso
por legalizar consumo y producción de drogas data de 1979, liderada por el que
más tarde fuera Presidente, Ernesto Samper Pizano, quien en ese entonces
dirigía la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), creada por
el banquero Jaime Michelsen, primo del expresidente Alfonso López Michelsen, el
precursor en 1974, de la colonización del narcotráfico en Colombia,
precisamente todos aliados políticos de la familia Santos.
El caso de México es más reciente. Uno de los adeptos
nativos de la legalización fue el ex presidente Vicente Fox y su canciller
Jorge Castañeda, uno de tantos hombres de Soros en el país. Covencido de la
causa Fox es hoy día socio de la Khiron Life Sciences Corp, compañía
farmacéutica de cannabis canadiense que cotiza en la bolsa de valores de
Toronto y tiene actividades en Colombia.
Actualmente en el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador, lo peor es que la presión para legalizar la marihuana, proviene de la
que seguramente será su secretaría de Gobernación, la ex ministra de la Corte
Suprema, Olga Sánchez Cordero, quien gano un curul en el Senado.
Toronto City
Cannabis
En la cadena de Narcotráfico S.A., Canadá fue el lugar
perfecto al reunir dos condicionantes, un primer ministro libertario post
moderno y un sistema financiero espejo de la City de Londres. Sin dejar de
considerar que algunos negocios con marihuana comenzaron a ser intermediados
por Goldman Sachs y Merryl Lynch de Wall Street.
Para la mente macabra de los operadores financieros,
después de Canadá, lo urgente es legalizar otros mercados de marihuana. En los
pasillos del Congreso Mundial de Cannabis, celebrado en los Ángeles el 27 de
septiembre, Sumit Methal narco asesor de negocios con marihuana afirmaba, “las
inversiones de Canadá son la palanca con la que la industria cree que va a
terminar de cambiar la regulación. Con su legalización “vamos a ver juntarse el
mayor mercado de consumidores del mundo (California) con el mayor mercado
financiero de marihuana del mundo (Canadá)”.
Un reportaje publicado en el periódico El País el 28
de septiembre titulado “Wall Street se engancha a la marihuana”, describe
detalles de los negocios financieros en Canadá: “Las tres compañías más grandes
del sector que cotizan en la Bolsa de Toronto ya acumulan más de 30.000
millones de dólares canadienses (unos 23.000 millones de dólares
estadounidenses) de valorización. Se estima que la legalización impulsará la
economía canadiense y generará de 816 millones a 1.100 millones de dólares en
nuevos ingresos en el cuarto trimestre, sin contar el mercado negro, que se
espera que continúe surtiendo una cuarta parte de la marihuana que se fuma en
Canadá”, según el Instituto Canadiense de Estadísticas.
Agrega, “en julio pasado, la canadiense Tilray se
convirtió en la primera empresa cotizada en el Nasdaq que se dedica a producir
marihuana para uso medicinal. Debutó a 17 dólares. Esta semana estaba por
encima de 130 dólares por acción. El pasado agosto, el gigante de las bebidas
Constellation Brands (Corona, Modelo, Pacífico, vodka Svedka, tequila Casa
Noble, vino Meiomi) anunció una inversión de 4.000 millones de dólares en
Canopy Growth, una empresa canadiense de cannabis. Se trata de la mayor apuesta
que ha visto hasta ahora la industria de la marihuana. Por comparar, es la
cantidad por la que Disney compró la marca Star Wars”. El negocio lo intermedio
Goldman Sachs y Merryl Lynch.
“La participación de los dos gigantes de Wall Street
en el negocio “fue una señal al mercado de que las aguas son seguras. Una señal
poderosa para una industria donde “te levantas cada mañana sabiendo que estás
cometiendo un delito federal”, comentó otro alucinado asesor financiero citado
en el reportaje.
El mismo reportaje agrega que “Lo mismos están
pensando otros gigantes de las bebidas. Coca-Cola está oficiosamente hablando
con Aurora Cannabis para estudiar productos con CBD (el componente relajante y
analgésico del cannabis y el cáñamo, que no tiene efectos psicoactivos). La
cervecera Molson Coors ya ha llegado a un acuerdo con la empresa Hexo para
desarrollar este tipo de bebidas. Otra cervecera, Lagunitas, ya ha sacado al
mercado Hi Fi Hops, que viene a ser agua con gas y extractos de cannabis.
Drogar a todo el mundo
El frenesí con el negocio de la marihuana no para,
“Los últimos datos de Arcview, una de las consultoras de referencia, revelan un
gasto global en marihuana legal de 9.500 millones de dólares en 2017 (8.500 en
Estados Unidos, 600 en Canadá y 400 en el resto del mundo). La previsión de
Arcview es que llegue a 12.900 millones este año y siga creciendo a ese ritmo
hasta los 32.000 millones en 2022. En 2018, el número de adultos con acceso a
marihuana legal para uso recreativo pasó de 17 millones (cinco Estados de EE UU
más Uruguay), a 47 millones, con la incorporación de California el pasado 1 de
enero. Este mes de octubre, cuando se sume Canadá, serán 75 millones”. Se
afirma en el País.
Colombia conejillo de indias
El otro filón para los narco financieros es Colombia,
a partir de la legalización de la producción de marihuana para fines
medicinales empresas canadienses desfilan para hacer negocios, aunque con
cierta cautela, pues todo dependerá del camino que tomará el nuevo presidente
Iván Duque; quien insiste en reformular el Acuerdo de Paz en lo tocante a las
concesiones extremas otorgadas a la narcoguerrilla, porque no es convincente
cómo se desbaratará su vinculación con el narcotráfico.
En un amplio reportaje de CBC News de Toronto del 24
de septiembre, se presenta la situación en Colombia.
En reportaje afirma que al menos siete compañías
canadienses se han asentado invirtiendo más 100 millones de dólares,
invirtiendo cerca de 100 millones de dólares. Una de ellas es la Spetrum
Cannabis Colombia, subsidiaria de la Canopy Growth, una de las compañías más
grandes de Canadá en el comercio de la marihuana e invertirá 60 millones de
dólares en medios de producción e investigación, preparándose para ganar el
lugar de principal exportadora de productos de cannabis para América Latina.
Otra es la PharmaCielo que dice tener la más grande
capacidad de producción en Colombia, sus principales operaciones se localizan
cerca de Medellín y un proyecto piloto en el Valle del Cauca. Y claro con la
mayor alevosía, la empresa se compromete a respetar los “derechos de los
indígenas”.
Los financistas-empresarios ven el negocio a la manera
clásica de un estricto trato neocolonial de libre mercado, meras y oportunas
¡ventajas comparativas! Así resaltan que producir un gramo de cannabis en
Colombia cuesta cinco centavos de dólar, en Canadá 1,50 dólar. El salario
mínimo en Colombia es de $1,64 dólar por hora y en Canadá 14 dólares.