DE MALVINAS A CÓRDOBA
Dr. César Augusto Lerena
28-11-18
No imaginamos que la Cancillería haya consultado a los
técnicos de Aerolíneas Argentinas a la hora de promover un nuevo vuelo a
Malvinas dentro del Acuerdo “Foradori-Duncan” de «remover todos los obstáculos
que impiden el desarrollo de Malvinas». Seguramente les habrían comentado, que
a la par de no ser económicamente rentable, es muy poco probable, que en una
actitud integración regional, un isleño británico se baje en Córdoba a recorrer
esa hermosa ciudad o sus sierras.
Si nos guiamos por la ruta actual semanal de LAN entre
Punta Arenas de Chile y Malvinas veremos, que una vez por mes este vuelo hace
una escala en Río Gallegos, con un regreso desde Malvinas siete días después.
Es obvio que este vuelo está diseñado para favorecer el traslado e intercambio
comercial de los isleños con Chile y muy accesoriamente para atender el turismo
a las Islas, ya que no es de imaginar que quienes pudiesen dirigirse desde el
continente argentino a Malvinas por negocios, deban permanecer allí siete días.
Esta nueva propuesta británica de hacer vuelos a San
Pablo, a la que la Cancillería le habría agregado una escala mensual en
Córdoba, tampoco se basa en ningún espíritu integrador, sino a la necesidad de
las Islas de abrir nuevos negocios en américa -pero no con Argentina- con
motivo del Brexit, es decir la salida del Reino Unido de la Unión Europea,
donde Malvinas perderá su condición de Territorio de Ultramar de Europa y, con
ello, todas las ventajas arancelarias y de libre comercio en ese bloque.
El vuelo mensual San Pablo, Córdoba, Malvinas y
viceversa es sencillamente un disparate para los argentinos y de muchísima
utilidad para los isleños. Carísimo para algunos cordobeses que podrían hacer
turismo en Malvinas (¿?) y aún más caro y lento para quienes desde otras
provincias pudieran trasladarse a Córdoba a este efecto. Y ¿para los isleños?
Un importantísimo pie en San Pablo y el gran San Pablo, con treinta millones de
consumidores y, la puerta de acceso al resto de Brasil y el mundo; del mismo
modo, que el vuelo a Córdoba les permitiría a los malvinenses hacer trasbordo a
Lima, Santiago de Chile, Asunción, Santa Cruz de la Sierra, Panamá y Miami.
¿Sabe la Cancillería que Argentina le vende anualmente
a Brasil 106 millones de dólares en productos pesqueros, a Perú 45 millones y a
Bolivia 11 millones y, que el 75% de los ingresos de Malvinas provienen de la
explotación pesquera de los recursos de Argentina? ¿Dónde se supone que ante el
Brexit se direccionarán las 200 mil toneladas anuales que bajo licencia
británica se pesca en el mar argentino circundante a Malvinas y que ahora
deberán pagar aranceles para ingresar a la UE?
Si Argentina autoriza estos vuelos habrá fortalecido
la situación económica de las Islas y, me animo a decir, que su situación será
más sólida que antes del Brexit, ya que hasta el momento sus ingresos están
mayoritariamente atados a los importadores europeos y, ahora se distribuirán,
además de a los países asiáticos, a nuestros socios políticos de América. Esta
apertura les permitirá acceder a una diversidad de intercambios comerciales
mucho más rica, pero, lo que es más grave, debilitará nuestra posición
latinoamericana en los organismos internacionales del acordado aislamiento de
Malvinas hasta la negociación de la soberanía.
Cuando, primero Malcorra y ahora Faurie dan ejecución
al Acuerdo “Foradori-Duncan” habrán comenzado a “remover los obstáculos” ya que
estos vuelos permitirán, como dije, optimizar el comercio, pero también hacer
el transporte de tropas y tripulantes de los buques pesqueros, traslados de
insumos y mercaderías, promover el turismo y con ello su segundo recurso
económico y, más importante aún, favorecer la inversión en la industria
pesquera, que en actualidad se encuentra limitada a la extracción, pero podría
crecer en forma exponencial de haber una comunicación más fluida con el
continente.
Que los vuelos los realice LATAM Brasil y no
Aerolíneas Argentinas, dice a las claras, de nuestra política de sumisión y, la
Cancillería, en lugar de monopolizar la conducción del conflicto con el apoyo
internacional, está perdiendo todo el control estratégico de la disputa, en una
sospechosa y complaciente política favorable a los intereses británicos en
Malvinas.
Y así podemos ver, que el Acuerdo de Madrid y la
“fórmula británica del paraguas” están siendo ejecutados por el Reino Unido con
la precisión de un cirujano cardiovascular:
La ocupación marítima
En 1982 las islas de 11.410 km2 y tres millas marinas
alrededor eran ocupadas por los británicos, hoy nos ocupan y explotan 1.639.000
Km2 de mar argentino, reclaman nuestra plataforma continental, denominan
“Territorio Antártico Británico” a nuestra Antártida Argentina y nos explotan
los recursos pesqueros y petrolíferos.
El vuelo a San Pablo y Córdoba
En la actualidad el gobierno nacional está invirtiendo
6.000 millones de pesos en el Aeropuerto Talavella de Córdoba, que seguramente
facilitarán las operaciones previstas, mientras que los isleños recibirán, como
ocurre en la actualidad, a los argentinos Base Aérea Militar de Monte
Agradable, ubicada 40 kilómetros al sudoeste de Puerto Argentino, para
mostrarnos qué tan bien protegidos están.
La investigación
Para garantizarles a los habitantes de Malvinas la
disponibilidad de la pesca a perpetuidad, el Canciller Faurie ha reflotado la
Comisión conjunta de investigación argentino-británica sobre la “Conservación
de los Recursos Pesqueros” creada en tiempos de Menem, que evaluará nuevamente
el estado de las especies más significativas en el espacio marítimo comprendido
entre las latitudes de 45 grados Sur (aprox. Camarones, Chubut) y de 60 grados
Sur (Océano Antártico Argentino) del Atlántico Sur, es decir que no hará otra
cosa que aportarles a los isleños la capacidad técnico-científica y el
conocimiento argentino sobre los recursos en la Zona Económica Exclusiva
Argentina, superando los espacios ocupados en forma prepotente por el Reino
Unido. En aguas argentinas frente a Chubut y Santa Cruz de gran riqueza ictícola,
pero que tan bien podrían ser las provincias, porque no hay límite para ello y
también en el océano antártico argentino. Sería ingenuo asignarles una voluntad
conservacionista a los ingleses cuando en 2005 otorgaron en forma irresponsable
licencias pesqueras por 25 años.
La actitud de la Cancillería Argentina es un absurdo
biológico, ya que, un secreto estratégico, como lo es la información de la
biomasa y el stock pesquero, en atención a como dijimos el 70% de los recursos
económicos de las Islas son la pesca, no puede facilitarse esta información a
los británicos. Imaginémonos si los franceses en 1940, bajo pretexto de cuidar
el patrimonio, hubiesen mantenido los puentes intactos a los alemanes para que
sus tropas ingresaran fácilmente a París y desfilaran cantando la marcha de San
Lorenzo -como finalmente lo hicieron- por la avenida de los Campos Elíseos
pasando por debajo del Arco del Triunfo. A la Argentina le bastaría capturar
todo el Atlántico Sur -por si o a través de terceros- para poner en
dificultades la economía de las islas. Cavallo entonces y ahora Faurie, hacen
todo lo contrario, facilitar su estada.
El apoyo portuario a las operaciones de Malvinas
La Argentina consiguió el apoyo unánime de los países
de Latinoamérica y el Caribe para no apoyar el comercio con Malvinas, en
especial los buques que pescaban en el Atlántico Sur y, en 2010 por Decreto 256
el gobierno nacional estableció la obligatoriedad a los buques que hacen
tránsito con Malvinas de solicitar permiso a las autoridades nacionales; medida
que fue apoyada retóricamente por América latina; y tan es así, que en los
puertos de Uruguay pueden verse cientos de buques con licencia de la
gobernación británica en las Islas o barcos que capturan especies migratorias o
asociadas de la ZEE Argentina, a punto tal, que en 2015 operaron en Montevideo
359 buques extranjeros y este país se ha constituido en el apoyo logístico más
importante del atlántico sur de los buques que depredan el mar argentino,
representando, para ese país un ingreso de 300 millones dólares anuales.
El abastecimiento marítimo
Las Islas Malvinas están abastecidas y realizan su
logística en la actualidad a través de fletes marítimos a Montevideo y Punta
Arenas; servicio que realiza la línea marítima de la naviera inglesa South
American Atlantic Service (SAAS), con oficinas en Malvinas desde 2005, que
dispone de un buque portacontenedores “ANJA” de 106 metros de eslora, con
capacidad de 505 TEUS y 125 contenedores aptos para el mantenimiento de
alimentos refrigerados y congelados, que hace esa ruta cada catorce días. Por
cierto, que nuevas líneas áreas que promueve nuestra Cancillería a instancia
del Reino Unido le facilitarían a las Islas el acceso a las hortalizas frescas
con atmósfera modificada, frutas, mercaderías envasadas al vacío, etc.
Este servicio vinculado con otras navieras que hacen
tráfico con Europa lo debemos considerar estratégico ya que evita el tránsito
por el canal de Panamá -y sus costos- y es una demostración de la incapacidad
de Argentina de establecer acuerdos con nuestros vecinos, en compensación a los
aportes que la Argentina les realiza, tal como la provisión de gas, etc.
Los Puertos en Malvinas
Técnicos de Empresas de Vigo (España) -uno de los
puertos más importantes de ingreso a Europa de productos pesqueros- están
trabajando para la instalación de un nuevo puerto en Malvinas, que facilitaría
las operaciones de captura como mercantes. Por cierto, eso contrasta con la
falta de políticas portuarias en la Argentina, donde su principal puerto pesquero,
en el que desembarcan más del 50% de las capturas nacionales se mantiene con
las mismas condiciones estructurales y operativas de hace un siglo.
La incapacidad o voluntad manifiesta de ceder nuestra
soberanía ha sido una constante desde 1990 -al menos- y, el otorgamiento de
nuevos vuelos a Malvinas es una verdadera política de ignorancia supina o de
intencional entrega nacional, que se inscribe en una hoja de ruta trazada por
el gobierno inglés desde el Acuerdo de Madrid y «la fórmula del paraguas».
Dr. César Augusto Lerena
Experto en Atlántico Sur y Pesca, ex Secretario de
Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Ctes) ex Profesor Titular
Universidad UNNE y FASTA, Asesor del Senado de la Nación, Doctor en Ciencias,
Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos Malvinas. Biografía de
Entrega, 2009) y cientos de artículos de la especialidad.
25 de noviembre de 2018