Quién ha sido y
por qué
Cristina Martín
Jiménez
23-8-21
Acaba de aparecer
su libro en Argentina, La verdad de la pandemia. Quién ha sido y por qué, que
es un fenómeno de ventas en España y el libro de no ficción más vendido del
Grupo Planeta. ¿Podría hacernos algún comentario al respecto?
Realmente estoy
muy feliz de que llegue a Argentina. Hace diez años, cuando investigaba para mi
libro Los amos del mundo están al acecho, descubrí que habían diseñado un nuevo
mecanismo para alcanzar sus fines. Lo llamé la “táctica de la pandemia”, al
analizar la mentira de la Gripe A. Advertí que, a pesar de que no les había
funcionado bien, volverían a recurrir a ella y aquí estamos con la COVID19.
Esta arma de guerra de las elites ya es casi una guerra civil que está
enfrentando a miembros de la misma familia. Ahora, en vez de balas, se lanzan
datos falsos, es decir, mentiras proyectadas sobre el eje del miedo a la
muerte. En mitad de este caos, son los valientes los que abren los ojos a la
verdad y los que no tienen miedo a enfrentar estas mentiras terroríficas que,
sin embargo, está causando una acción inesperada: ha dado sentido a la lucha de
millones de personas en todo el mundo porque es una causa que verdaderamente
merece la pena: la libertad. Considero que una mujer esclava es una subhumana y
yo no pienso entregar mi alma al diablo a cambio de “bienestar”.
En su libro habla
de “plandemia”, un arma de guerra psicológica diseñada en los laboratorios
sociales para implantar un orden mundial totalitario.
Sí, llevo años
afirmando que el globalismo es el nuevo totalitarismo y creo que con este
último plan está quedando en evidencia. La “plandemia”, como arma de guerra,
tiene distintos niveles de acción, desde el geopolítico al hegemónico, desde lo
económico a lo social. Todas estas tramas de fondo las analizo en mi libro.
Pero el trasfondo es más profundo. Se trata de un crimen de lesa humanidad
contra la vida. Y no sólo contra la vida física sino que el ataque es aún más
feroz contra la esfera espiritual del ser humano. Esta categoría metafísica es
la más difícil de captar, sobre todo, en las sociedades materialistas sin
raíces ni tradiciones. Con sus nuevos métodos de guerra silenciosa, basados en
la ingeniería social de la Cultura y la Comunicación, los planificadores están
traspasando la línea del terrorismo emocional con el fin de conquistar, ahora,
las fronteras del terrorismo sentimental. Es decir, han diseñado un proceso
para que nos destruyamos mediante el odio de los unos contra los otros. Yo lo
llamo el “sentimiento único”, que es ir un paso más allá del pensamiento único.
Mientras nosotros nos dividimos y nos enfrentamos, ellos observan ufanos
creyéndose victoriosos. Es obvio que si nos peleamos, nos debilitamos y ellos se
hacen más fuertes. Ese es su plan, por ello, tenemos el deber moral de
rebelarnos ante su guerra no declarada.
¿Considera que las
personas advierten esto?
Que mi libro sea
número uno significa que las personas quieren conocer la verdad, que no se
resignan a la mentira. Esto es una gran lección para todos y una fuente de
esperanza porque también nos mienten cuando afirman que la gente prefiere no
saber nada y huir del conocimiento. Las personas están demostrando su voluntad
de verdad y, por lo tanto, de libertad. Es cierto que entre la población hay
muchos miedosos, cobardes, acomodados y corruptos, pero no todos aceptamos la
esclavitud de la mentira. Esta guerra no va de derechas y de izquierdas. La
“plandemia” es el chantaje de las élites para que todos aceptemos un nuevo
orden mundial, un sistema bárbaro y deshumanizado que, si todos lo conocieran,
tal vez, jamás aceptarían.
Ud. mencionó un
nuevo orden mundial ¿cómo funcionaría?
Es la nueva
normalidad en la que una nueva clase, la
de los megarricos globalistas, pretende dominarlo todo y apropiarse de todos
los bienes de la Tierra. Planean acabar con la propiedad privada en 2050,
reducir drásticamente la población, prohibirnos bañarnos en el mar, en los ríos
y acceder a los bosques y los montes porque, según ellos, somos el peor virus
del planeta, atentamos contra la salud ecológica de una tierra que consideran
suya. Creen que ellos la merecen y nosotros, no. En su utopía, han planeado
reservarse este planeta como residencia privada y enviarnos a Marte, donde ya
han diseñado las nuevas colonias y donde ya han atraído a muchos con el ardid
de participar en un Gran Hermano allí. Suena a ciencia ficción, ¿verdad? Pero
mire a su alrededor, observe a las gentes caminando con las mascarillas-bozales
que registran su nivel de domesticación o encerradas en sus casas. Lo llaman
“laboratorio viviente”, tiene una cronología de implantación y las respuestas
que damos a sus órdenes ya son big data en fase de análisis.
¿Cuáles serían los
objetivos de este nuevo orden?
Imponer un único
mercado, una religión global, un único ejército y un gobierno mundial, donde
todas las normas y leyes son diseñadas por la súper-elite globalista. Este es
su proyecto desde hace cien años, que se acelera después de la Segunda Guerra
Mundial y que precipitan aún más con la “táctica de la pandemia”. Este proyecto
es así porque estos individuos, que tienen una psique distinta al resto,
comprenden las relaciones sociales en términos de dominadores y dominados.
Quieren demoler la
civilización occidental, cuyos valores o ideales provienen de la cultura
griega, romana y judeocristiana. Me refiero a los ideales de Justicia, Verdad,
Belleza, Bondad, Sabiduría, Familia, Esfuerzo, Sacrificio. En su nuevo mundo
feliz estos paradigmas no son válidos. Y lo están haciendo desde dentro, están
detonando el sistema.
De acuerdo a lo
que ha estudiado, ¿cómo se ha previsto conseguir esas metas?
Han diseñado
muchos y variados mecanismos, que expongo en mis libros. Entre otros, para
conseguir su objetivo, logran controlar mediante hombres de paja no sólo los
gobiernos nacionales sino las instituciones supranacionales fundadas después de
la Segunda Guerra Mundial. No es casualidad que los directivos del Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OTAN, la Unión Europea, la ONU y
sus agencias, como la OMS, OMC, FAO, UNICEF, ACNUR u ONU Mujeres son designados
por esta súper-elite, que los invita a las reuniones anuales del Club
Bilderberg para que aprendan lo que Kissinger llama “real politik”. Vienen
trabajando para que su anhelado gobierno mundial sea establecido en la ONU.
Pero es obvio que, entonces, ese organismo se convertiría definitivamente en un
gobierno pantalla del poder privado. Y, de ese modo, la Organización Mundial de
la Salud, del Comercio o del Turismo funcionarían como sus ministerios
globales. Serían la autoridad única global que imparta las mismas leyes para
todos los ciudadanos y regiones del planeta. para ello han diseñado, además,
los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU.
Entonces, ¿la
pandemia sería un ensayo para avanzar en sus propósitos?
Podemos comprobar
que durante esta plandemia, los gobiernos alineados a las elites globócratas,
como el de Argentina, han pedido a los ciudadanos que obedezcan ciegamente los
dictados de la OMS y nos han perseguido, calumniado y censurado a los
periodistas y ciudadanos que presentábamos una postura crítica. Pero, ¿qué es
la OMS? Las grandes industrias farmacéuticas que la financian, integradas en
conglomerados que, a su vez, son propietarios de la industria de la
comunicación y el entretenimiento, de las energías y la alimentación, de la
construcción, el sector automovilístico y el armamento. Es decir, esa
súper-elite que se oculta en los llamados fondos buitres. La pandemia ha dejado
su juego al descubierto. Es un caso paradigmático que revela los mecanismos de
conquista de las elites.
Usted realizó su
tesis doctoral sobre el Club Bilderberg ¿qué hay detrás de estas reuniones?
El Club Bilderberg
es un fenómeno histórico complejo, lo que lo hace muy interesante para una
periodista de investigación y académica como yo. El éxito de Bilderberg
consistió en tener la suficiente sagacidad para integrar estructuras que ya
estaban creadas en la macro estructura en la que se ha convertido. De este
modo, en sus listas de asistentes vemos a miembros de la masonería, la realeza
europea, los servicios secretos, la OTAN, la ONU, los sindicatos, los
banqueros, los propietarios de medios de comunicación… Y lo más interesante y
sorprendente para aquellos que no acceden a las profundidades: en las últimas
décadas, logra absorber a los partidos políticos de izquierdas y de derechas.
Ahora están integrados en su red global y todos tienen como objetivo implantar
ese gobierno global. Quien lo dirija, finalmente, es otra cuestión. Por ello
inventaron el término “consenso”, que consiste en un reparto de poderes entre
aquellos que tienen un fragmento del poder. Este fenómeno se afianza en Europa
con la Unión Europea, donde encontramos políticos interesados y cobardes que
temen contrariar al gran poder del dinero. Pero no solo están los partidos
políticos de todas las ideologías, sino que encontramos en esta red globalista
a los nuevos teólogos de la Liberación y otros infiltrados en la Iglesia
Católica.
¿Hay países que se
rebelaron?
Ellos se han
introducido en las arterias culturales de todo el mundo. Están dentro de todos
los países a través de ONG, departamentos de Universidades, medios de
comunicación, el mundo de la cultura, el arte y el entretenimiento. Pero, por
ejemplo, en Hungría expulsaron a la Universidad Central Europea (CEU) de George
Soros, en 2018. En EEUU, frente a esta estructura globalista, este
establishment tradicional, surgió una nueva estructura de poder liderada por
Donald Trump. En Brasil, Bolsonaro; en Hungría, Viktor Orbán; en Polonia,
Andrzej Duda. Y también hay un movimiento muy interesante de gobernantes en
África que se enfrentan a las imposiciones de las instituciones supranacionales
como la ONU y su OMS. ¿A dónde conducirán las vías iniciadas por estos
gobernantes? Está por ver. Pero, sin duda, algo nuevo está pasando.
Y, por otra parte,
están las manifestaciones multitudinarias ciudadanas en Alemania contra las
mentiras de la pandemia, en Londres, en Polonia… Y en España ha surgido el
movimiento Médicos por la Verdad. Ante estas rebeliones, el Poder ha
contraatacado, insultando a los ciudadanos y calificándolos hasta de nazis. Lo
que nos enseña una gran lección: que el poder tiene miedo, mucho miedo de la
verdad y de las protestas espontáneas de la ciudadanía, aquellas que no están
manejadas por sus ONGs y otras plataformas civiles que subvencionan, como el
Black Lives Matter.
El aborto, la
eutanasia, las drogas, la homosexualización, el ataque a la familia, pestes,
vacunas, el ataque a la Iglesia Católica etc. ¿son también promovidos por este
nuevo orden?
Efectivamente. Eso
es lo que he encontrado durante estas décadas de investigación. Son tácticas de
la gran estrategia de las elites, de su guerra contra la población para
debilitarla, confundirla, bestializarla y así aniquilar su mente y su visión de
la realidad. Es la Tercera Guerra Mundial y sus tres fases, que explico en el
libro.
Según su criterio
¿Que debería hacer la Argentina?
Lo mismo que el
resto de países: no tener miedo, abrir los ojos y enfrentar la mentira. Es un
proceso lento que comienza siempre en pequeños grupos, que acaban, con el
tiempo, arrastrando a la mayoría. Argentina es un caso paradigmático que nos
enseña que para ganar las guerras contemporáneas el poder no necesita desplegar
tanques en las calles. Si controlas la información y controlas la cultura,
matas el pensamiento, la acción crítica y generas una ciudadanía domesticada.
Si a esta batalla cultural le sumas un ataque económico tras otro, así como la
compra de votos mediante una red clientelar o una paga estatal obtienes una
sociedad amancebada. El pan y circo romano. En Argentina, el poder no está en
el Parlamento sino en los propietarios de los grandes fondos financieros que
manejan a los políticos como títeres mientras esquilman las riquezas materiales
y humanas del país. La corrupción endémica de sus políticos favorece la
división social en bandos y al debilitar la unión de las personas te aseguras
el poder década tras década.
Los argentinos,
como el resto de las personas de todo el mundo, deben comprender que hay una
guerra diseñada por las elites para mantenerse en el poder. El multimillonario
Warren Buffet, socio principal del matrimonio Gates, lo dejó muy claro en una
conferencia en Davos, donde afirmó lo siguiente: “Sí, hay una guerra de clases,
pero es mi clase, la de los ricos, la que la está haciendo… y la estamos
ganando”. Ahora mismo asistimos a una guerra entre las elites, pero todos sus
miembros están de acuerdo en no detonar la naturaleza de su estructura de
poder. ¿Quién se proclamará como el dios de dioses? Esa es una de las batallas
que se está dirimiendo en esta lucha.
¿Visualiza alguna
posibilidad de cambio a nivel mundial?
Creo que la
Historia nos sitúa en este justo momento ante un reto apasionante y aquellos
que sean capaces de verlo y hacerlo suyo, crecerán como personas y harán
avanzar a las familias y comunidades de todo el planeta. Cada vez hay más
personas conscientes de la acción de los dominadores que, desde hace un siglo,
han ido mejorando sus tácticas de
manipulación social. Ahora, observamos su creación y vemos que su obra
son sociedades enfermas, distopías inhumanas. Hay una variable que no debemos
obviar: podemos señalar a los ideólogos y reconocer sus planes y técnicas, pero
las sociedades las construimos entre todos. ¿Qué pasa con quienes asisten
impasibles a este esperpento? ¿Acaso no tenemos responsabilidad de lo que nos
está ocurriendo si nos mantenemos impertérritos? Cuando alguien responde “es
que no podemos hacer nada”, sólo observo miedo, rendición y comodidad. Su
postura es una gran mentira, pues ahora tenemos acceso al conocimiento y
podemos cambiar el futuro. Si creemos que podemos hacerlo, lo haremos. Algunos
son débiles, pero yo siento una gran esperanza porque cada vez hay más jóvenes
interesados en descifrar qué se oculta tras eso que llamamos el Poder. Están
ilusionados ante este reto y quienes ya llevamos un largo tiempo en esto hemos
de ayudarles.
¿Por qué los
jóvenes?
Los jóvenes son
las primeras víctimas de la mentira, se han dado cuenta de que quieren
arruinarles no solo el presente sino el futuro. Y quieren combatirla con
verdad. Y la verdad es que los jóvenes también se están dando cuenta de que
otro gran objetivo de esta “plandemia” es aniquilar el amor. Esa es la causa de
que hayan decretado “el distanciamiento social”, como pruebo en el libro. El
amor es un gran misterio para estos individuos que carecen de él y, como no lo
conocen, no saben cómo destruirlo. Así que, aunque lo parezca, no tienen
ninguna posibilidad de ganar.
Yo sabía que, en
algún momento, nos rebelaríamos y nos enfrentaríamos a tanta injusticia,
infamia y depravación que nos rodea, ante la que muchos han estado ciegos y en
silencio. Llevo más de veinte años esperando pacientemente. Ha llegado el
momento. Ahora ya es imparable. Ellos se van a resistir, pero tengamos la
fortaleza de perseverar.