y menos diversidad
Por Javier Boher
Alfil, 21 junio,
2022
¡Feliz inverno,
amigo lector! Supongo que alguien tan leído como usted sabe bien porqué hoy
empieza el invierno. No es nada más ni nada menos que la noche más larga del
año, así que a partir de mañana falta cada vez menos para que el sol vuelva a
brillar en abundancia. No lo había pensado así, pero casi que es una metáfora
del gobierno.
Seguramente usted
no se lo toma en esos términos, así que no nos vamos a poner quisquillosos al
respecto. Lo que sí es seguro es que, aunque el futuro depare días más largos y
no necesariamente brillantes, la larga noche se está empezando a terminar.
Eso se nota
especialmente en los detalles. ¿Vio cómo los policías que hacen interrogatorios
en las series yanquis se dan cuenta de quién es el asesino porque pestañó de
más, porque retorció la comisura de los labios o se abotonó la camisa? Bueno,
acá es más o menos lo mismo. Nos podemos dar cuenta de que el gobierno se está
desintegrando porque saltan los kioskitos por todos lados: todos tratan de
escaparse de un barco que se hunde manoteando lo que tienen más o menos cerca.
La última son dos
proyectos de ley que se presentaron la semana pasada y que pasaron
desapercibidos en la consideración de la gente. Se trata de más perspectiva de
género en ámbitos en los que no parece tener nada que ver.
Ojo, que yo no
digo que no haya que tener la mente abierta en las cuestiones de sexualidad o
que haya que pedirle a las mujeres que se tapen todas con una sábana cosa de
parecer un arbolito invernal tapado con tela antihelada. Simplemente que se
ponen como requisitos cosas que no son fundamentales para desarrollar las
capacidades de las tareas que se van a desempeñar, como esa idea de poner
cursos de género para sacar el carnet de conducir. Sería útil para gritar
“¡gorriade!” al que cruza el semáforo en rojo, pero no para mucho más.
Resulta que en
esos nuevos proyectos se propone ampliar los alcances de la Ley Micaela a la
dirigencia del fútbol de AFA y a los cursos de ingreso universitario. Me parece
fantástico que todos entendamos la importancia de la igualdad entre hombres y
mujeres, pero que sea un requisito fundamental para poder estudiar una carrera
o para decidir los destinos de un club de fútbol me parece un poco exagerado.
Ya me quiero
imaginar los cantos no binarios y deconstruidx de las hinchadas:
“Oh le le / oh la
la / acá si se la comen / es siempre a voluntad”;
“Borombombón /
borombombón / acá la ESI / les funcionó”;
“ooohhh / son los
comegatos / homoamantes / de Rosario”;
“escuchen, corran
la bola / tan deconstruidos todos los hincha ‘e la Gloria / qué lindo es,
cuando se ve / a las mujeres que fútbol vienen a ver / esto es para la familia
/ no para discriminar / canta hasta el no binario / con respeto hay que
alentar”.
No estoy diciendo
que no sea deseable tratar con respeto a los otros, pero pedirle a
organizaciones civiles como los clubes -cuyas barras bravas están más metidas
en el negocio de la droga que Pablo Escobar y que son mano de obra tercerizada
para los partidos políticos- que se capaciten en temas de género es medio que
al vicio. Quizás es para que les bajen línea a los barras para que recluten
“niñes soldades” en las villas, con paridad de género, porque a qué niña no le
gustaría ser acribillada en una interna narco en las mismas condiciones que un
varoncito.
La otra es la de
capacitar en género a los ingresantes universitarios. A ver: si ya a los 18
años, después de jardín, primaria y secundaria con ESI todavía hay que seguir
explicándoles los mismo, tenemos un problemón más grande que si se lesiona
Messi antes del mundial (toque madera, por favor). ¿Doce años de escolaridad
obligatoria y hay que seguir metiéndole con el mismo discurso porque no lo
entienden? Con razón las pruebas PISA dan peor que los exámenes médicos de
Alféretro.
De nuevo: no
quiere decir que no tengan que ser iguales los derechos de hombres y mujeres,
pero esta insistencia en los cursitos de género tiene menos que ver con la
causa que dice defender que con las necesidades pecuniarias de una agenda
minoritaria que se empieza a diluir en un gobierno al que no le queda otra que
sobreactuar este tipo de correcciones políticas porque no tienen ningún otro
logro para mostrar, considerando que este tipo de cosas sean logros.
La agenda
progresista de facultad de Ciencias Sociales, de clase media urbana y de nivel
socioeconómico medio y alto esta en franco retroceso. No lo celebro, estimado,
pero lo describo. Si hasta te sacan la negra del paquete de harina para que no
se ofenda alguien que quiere pegar un currito por ser afrodescendiente, podemos
esperar cualquier cosa cuando se venga la reacción.
El otro día estaba
leyendo una nota y me encontré un error de tipeo. Decía “continuida”, así, sin
la D al final. Al leerlo no lo acentué como si hubiese estado bien escrito,
sino como si fuese “continhuida”, con la H al medio, por lo que me pareció una
buena palabra para describir esta fase del patetismo kirchnerista en la que
intentan resolver los problemas huyendo hacia adelante; creen que de continuar
con las mismas políticas en algún momento las cosas se van a terminar
arreglando y van a poder salir de la trampa.
No creo tener un
genio literario como el de Sarmiento y su verbo “atalivar”, pero creo que ese
error que compuso esa “continhuida” refleja acabadamente cómo quieren manotear
lo que tienen al lado para pegar un negocito con el Estado, sabiendo que lo que
les queda hacia adelante es el final de esa larga noche en la que los vampiros
presupuestófagos aprovecharon para alimentarse.
No sé si van a
prosperar ese tipo de cosas, estimado, pero si consiguen que los dirigentes de
fútbol se presten a tal cosa no falta mucho para que nos convoquen a todos los
demás y que cada vez haya opiniones menos diversas. Así, reculando, tratan de
meter un bocadito como para quedar parados cuando vuelvan al llano.
Tenga buena
semana.