Historias mínimas de amor
por Flavio
Rodríguez
Hoy quería
relatarles algo, un poco desde la bronca.
No por Uds, por
supuesto, que sería imposible, sino desde las cosas que uno a veces ve, y
también escucha.
El domingo
presencié (encima en un ámbito supuestamente “culto”) un debate que dio por
resultado lo siguiente:
La inexistencia
del concepto de soberanía. La soberanía, entendida así, como ciudadanos dueños
del suelo bajo nuestros pies, no existe. Y no podemos reclamarla. Y que parece
ser (entre otras cuestiones) que parte de la “culpa” es que Argentina no generó
próceres durante el siglo XX.
Es por eso
solamente, entiendo que no hay gobiernos a los que se les pueda achacar
nada….Poncio Pilatos estaría feliz.
Un pseudo debate,
en realidad, ya que no se aceptaron indignadas preguntas, que surgieron a
borbotones. No voy a entrar en detalles.
Iba a escribir
sobre otro tema, en verdad, pero lo dejaré para el finde largo. Es que me
gustaría recordar ahora a una persona, que se la recordó hace unos días, pero
de la que en verdad se habla poco.
Perdón por el
relato atropellado y seguramente mal escrito, solo por hoy, lo prometo. Tampoco
es un relato del estilo que traigo a estas páginas, pero es que a veces (no sé
si estará bien) me permito un poco de catarsis. Que vamos que vivimos en
Argentina…
Porteño NyC,
podríamos decir o sea nacido y criado en la ciudad de Buenos Aires.
Aclaro esto porque
la más de las veces se piensa que las figuras importantes nunca nacieron por
estos pagos...
Hoy vamos a ser,
es verdad, más unitarios que federales, aunque sin dudas también más
nacionales.
Nació el 21 de
febrero de 1877, y su padre (el tano Enrico) se dedicaba básicamente al tendido
de vías férreas.
Atención, este
punto es importante para entender sus orígenes.
Su madre se
llamaba María Juana Canavery, argentina descendiente de irlandeses y cuyo tío
(Ángel) había participado en la Conquista del Desierto.
O sea que por las
venas de este niño, corría sin dudas sangre ardiente.
Ojo, no estoy
diciendo que reivindico la Campaña del Desierto (aunque podríamos debatirlo
ampliamente más luego) sino más bien exponiendo que los genes de semejante niño
ya venían imbuidos por antepasados, unos que ya consideraban el seguir un
modelo de país de características grandiosas.
Sin embargo cuando
el niño tenía recién escasos dos años (y tal vez acuciados por el todavía poco
trabajo y mal pago), la familia se fue del país rumbo a Italia.
En Italia (es
verdad) había más trabajo pero tuvieron la mala suerte de qué dos años después
María Juana falleciera. El niño contaba recién con 4 años, y desde por lo menos
lo práctico era complicado el faltante primordial de una madre.
Enrico (el padre)
toma entonces una decisión qué determinaría el futuro: la familia que quedaba
debía volver a Argentina. Y así lo hicieron.
Una vez llegados
acá, y pasado varios años, un día al viudo Enrico, qué había decidido nunca
volver a casarse, le agarró como una profunda angustia por la ausencia de su
mujer, y así es que decidió honrar la última voluntad de ella: que su hijo
fuera militar.
Y así fue.
Cumplidos 12 jóvenes años, el niño fue enviado a estudiar al Colegio Militar de
la Nación de dónde egreso a sus 17 años, convertido en subteniente de
infantería.
Por ende y de
manera automática, el niño pasó a ser una figura militar, ya que esa fue su
formación primaria.
Enseguida y muy
joven la institución lo envía a Córdoba, para hacerse cargo del Regimiento 7mo.
de Infantería.
No solo que lo
dirige de maravillas sino que ahí también da forma a su primer libro:
"Reglamento para la infantería en campaña", que versaba tanto sobre
la construcción de puentes como sobre el uso de explosivos.
El tipo ya había
dejado de ser un niño pero seguía siendo joven: escasos 18 años. Sin embargo ya
tenía en la cabeza qué no solo quería ser militar conscripto, o sea solo
cumplir e irse a su casa.
No. Su idea era
crear ciencia, registrar todos los fenómenos que descubriera, producir
conocimiento y (en la medida de lo posible) dejar un legado.
Por supuesto
gracias a este ímpetu, su carrera no se detuvo allí así que fue ascendido
rápidamente y destinado otra vez a la Ciudad de Buenos Aires.
Como su idea era
seguir creciendo, se decidió a estudiar ingeniería en la UBA. O sea, en una
época en la que estamos muy acostumbrados a denostar militares, este era un
militar que se había recibido con diploma de honor en la Facultad de Ingeniería
de la UBA.
O sea que podemos
decir que incluso hasta los ingenieros podrían tomarlo como estandarte...
Qué es lo que pasa
ahora? Bueno, el tipo dedica esta etapa de su vida a la máxima inversión que
imagina: la profundización de su conocimiento.
La determinación
que toma en su cabeza fue clara y contundente: -"quiero construir
ciencia"-, dicen que dijo.
Y es así que
entonces diagramó exhaustivos planos con la división topológica de la totalidad
de la Cordillera de los Andes, investigo en profundidad el tendido de redes
ferroviarias en la Patagonia, y la tesis de grado por la que se recibió fue:
"Instalación de una represa hidroeléctrica sobre el lago Nahuel
Huapi".
Finalmente se
recibió como ingeniero civil pero (claro) más que rápidamente lo trasladaron a
la división de ingeniería del ejército.
O sea nunca voy a
comprender el porqué su figura no fue (ni es) lo suficientemente valorada
porque si bien el tipo era militar, también tenía una propensión profundísima
hacia la ciencia, y una extrema pasión para lograr aplicarla.
El crecimiento del
país, su soberanía y su potencial solo puede estar asociado a personas
apasionadas por destrabar nuevas técnicas, nuevas ciencias de verdad.
Y no a quiénes
solo pelean cómo gallinas (con el debido respeto y perdón a estas aves por la
injusta comparación) por un triste escaño político qué solo les permita seguir
enriqueciéndose a costas del erario público.
O sea, más allá de
las bromas, un tipo que descubre las maneras de hacer las cosas de una forma
eficiente y aplicadas al desarrollo del país, debería considerarse (por la
Nación toda) directamente no solo una persona, sino ya una patente Argentina.
Se preparó para
eso (dirán algunos) y no les faltará verdad. Pero también el país mismo era su
pasión.
Un científico, más
bien un militar científico, cómo en las películas de súper acción de las
antiguas tardes del sábado. Entrenamiento militar y conocimiento científico.
Cómo Batman.
Incorporado a las
tropas de ingeniería del Reichswehr (en alemán, literalmente: «defensa
imperial») , se dedicó a viajar por Alemania, Italia, España, Bélgica y otros,
tomando cabal conocimiento sobre el manejo técnico-administrativo y militar de
la mayoría de los ejércitos europeos. O sea formación y más formación.
Por último (por lo
menos en su periplo europeo) sumó asimismo un posgrado en la Escuela Técnica
Superior de Artillería e Ingeniería de Charlottenburg, donde se especializó en
el tendido de vías férreas.
Fíjense ustedes
como en este punto es que el tipo logra el perfecto cierre del círculo de la
vida: no solamente era militar como el sueño de su madre, sino que se termina
especializando en ferrocarriles tal cómo había sido la pasión profesional de su
padre: el tendido de vías férreas.
Los ingleses
dirían "full circle".
El tipo suma ambos
conocimientos y (de a poco) siente no solo que se va encontrando a sí mismo,
sino también que descubre cuál es su objetivo en esta vida.
"Quién
soy?" -habrá gritado-. Tal vez -"Un científico militar
poderoso"- se habrá respondido? Qué vamos que lo era, después de todo.
Ya a esta altura
era tal su poder, conocimientos y capacidad qué pasa dirigir la División de
Aeronáutica allá por 1920.
Estos son detalles
que no se suelen contar sobre la vida del tipo pero (si se fijan en la sección que dirigía y el año), podríamos
tranquilamente decir que también fue un pionero de la aeronáutica en nuestro
país.
Por supuesto que
todos lo saben a esta altura (pero vale la pena recordar) que en 1982 la
Aeronáutica Argentina tuvo un brillante desempeño en la Guerra de Malvinas y
esto fue gracias también a la calificada base técnica y profesional establecida
por este tipo, allá por la década del 20.
Personas que
honran el cargo. No un cargo que las honre a ellas, cómo lamentablemente
acostumbramos ver: a cualquier mafioso (encima de baja estofa) le dan un título
político que encima pagamos todos nosotros y ya pasa a ser automáticamente un
señor.
Vuelvo a insistir:
personas que honran el cargo.
O sea, un tipo al
que le das la dirección de una división aeronáutica y que no solo la hace
avanzar mil años, sino que la hace competir con la NASA y la coloca a tope de
gama de la competencia mundial. No sé si lo dije, Uds perdonen: solo un tipo
que honra el cargo.
Para 1922 (presten
atención a este disparador), resulta que un día se encontró con la novedad –e
indignada sorpresa- de que la petrolera Standard Oil del estadounidense John D.
Rockefeller, le exigía a la República Argentina el pago por adelantado de toda
la dotación de combustible de aviación disponible (unos 180 millones de
litros), para así proceder a su posterior entrega.
Quiere esto decir
que, de la nada, la Stándard Oil le dijo al tipo algo así como: "Bueno,
está todo bien, pero envíame la plata y te envío el combustible..."
"Que
quéeeeeee???" - digo yo que habrá gritado el tipo…
El tipo ni corto
ni perezoso le respondió a la petrolera: "Advierta que el servicio
aeronáutico del ejército no debe un centavo a su compañía. Se trata de una
división militar solvente y dependiente del Ministerio de Guerra de nuestro
país, así que por lo tanto no solamente me sorprende en sus manifestaciones y
demás exigencias sino que las considero impertinentes y por supuesto no las
acepto...".
Es así que en ese
mismo instante (y sobre su mismo escritorio) se juramentó consigo mismo a
cooperar con todos los medios legales, para romper con los "trusts".
Y es así como
comenzó él solo una batalla casi espiritual contra las empresas petroleras
internacionales.
El tipo dijo
textualmente: "estos malnacidos son unos h.d.p.", aunque por supuesto
ustedes comprenderán, no lo dijo exactamente con estas siglas...
Y yo me detengo en
esta frase, no solamente como chimento barato, sino porque creo de verdad qué a
veces la dimensión de una idea verdadera y operativamente soberana comienza en
los pequeños detalles, en las broncas repentinas, en un puño golpeando furioso
contra el escritorio...
A veces decimos
"la Soberanía", como si de una cascara vacía habláramos. De hecho hay
personas que piensan que no significa nada, qué es una entelequia inexistente.
La respuesta de mi
abuelo hubiera sido "las de Mahoma", sí por favor se me permite.
Aunque tampoco mi abuelo lo hubiera expresado exactamente con esta frase, debo
decirlo.
La Soberanía
precisamente está manifestada (para mí) en estos tipos que ante la imposición
de exigencias agravantes para el País, dicen "las de Mahoma" y
responden: "NO, voy a imponer los intereses argentinos, o por lo menos fomentar
las condiciones para recibir un trato igualitario", o me imagino algo así.
La Soberanía para
mí, entonces, está hecha de personas. De ciudadanos que en un punto "se
paran de manos" y gritan: "No, Argentina primero"
Y es así también
que comenzó la obsesión del tipo por el petróleo.
Tal fue la
obsesión manifiesta, que ya el 3 de abril de ese 1922 un impactado Marcelo
Torcuato de Alvear lo nombra director de una joven empresita: YPF.
La primera empresa
estatal del mundo. Antes que los rusos. La primera. Argentina first.
Le asignaron
$8.000.000. E inmediatamente el tipo dijo: - “okay, me dás ocho palos? Los
agarro y arranco a explorar, extraer,
industrializar, almacenar y distribuir todos los pasos del proceso distributivo
del petróleo en términos autónomos”-.
Solo dos meses
después (reitero, solo dos meses después) logra ser autosustentable. Es decir,
desde esa inversión inicial no volvió a recibir financiamiento estatal, y
rápidamente comenzó a sustentarse con la propia venta del petróleo nacional.
O sea, seguro se
habrán dado cuenta, fue este el origen conceptual de la asociación entre
público y privado, que tomaron cómo modelo muchos gobiernos y empresas en el
mundo.
A ver, el tipo
dijo algo simple y coherente: que la clave para que algo funcione mezclando lo
público con lo privado es solo la rentabilidad. Claramente, que funcione bien y
sea eficiente. Que ingrese dinero, bah.
El tipo casi
enloquecido y obnubilado repetía la clave a quién quisiera escucharlo, que
simplemente era lograr la "independencia integral". Es decir no
depender de los "trust". Reventarlos, bah.
Trust a los que
(no sin razón) denominaba "organizaciones insaciables”, difíciles de
dominar una vez que se apropian de las tierras y se les otorgan facultades y
derechos. Grandes depredadores de nuestro suelo y de nuestros beneficios"
De nuestra Soberanía,
en síntesis.
Enfrentándose
abiertamente a los monstruos de la Royal Dutch británico/holandesa y a la
Standard Oil americana, impulsa la Alianza Continental Latinoamericana contra
los intereses yanquis y europeos.
Piensa:
-"propondré la explotación soberana de la región”-.
El tipo construye
así (porque le conviene a Argentina pero no impulsado por la depredación y la
competencia por sobre nuestros vecinos latinoamericanos) un bloque continental
monumental, que excluye a los EEUU
Y es así que
comienza lo que yo llamo "la larga marcha y travesía del tipo"
Porque uno
pensaría “claro, quiere colocar una filial de YPF en cada país y qué las
explote Argentina”.
Pero no.
El tipo empieza
por México va y les dice “hermanos mexicanos, ustedes tienen que explotar su
propio petróleo. Tienen que explotar sus recursos. Y vamos a negociar mejor si
nos plantamos en la defensa de nuestras soberanías ante los americanos y los
europeos”.
Se entiende? El
tipo no es que va a México y dice “che, voy a poner una filial acá, dame este
porcentaje y listo...”. Propone juntar y compartir las tecnologías ante los
intereses voraces externos. Y negociar. En síntesis una asociación cooperativa
regional: te conviene a vos y me conviene a mí.
Y así como
Bouchard hizo nacer y aparecer decenas de banderas argentinas por Latinoamérica
en su expedición libertadora y antiesclavista, lo mismo hizo este tipo con YPF:
comenzó su larga peregrinación, podríamos llamarla, petrolera.
Insto a todos los
países a tener su propia YPF nacional y por eso mismo tampoco es de extrañar
que la mayoría de las petroleras estatales latinoamericanas posean un logo muy
similar al de YPF Argentina, en homenaje al tipo.
"Si nosotros
pudimos hacerlo, ustedes lo pueden hacer, y los vamos a apoyar en eso". Y
quedan, como diría algún sobrino que tengo, re manijas.
La producción de
petróleo se regionaliza de norte a sur, por la obstinada, potente y
obsesionante prédica del tipo. Muchos países no tenían idea ni de la cantidad
de petróleo que poseían (Venezuela, dixit).
Y otro ni siquiera
pensaban que lo tenían, hasta el día que el tipo llegó y les dijo "excaven
y excaven y excaven acá, día y noche"…
Se crearon así
también pueblos petroleros, se crearon asimismo clases sociales, nuevas y
pujantes comunidades alrededor de un objetivo único: la extracción de ese oro
negro.
Así que sábelo: si
tu familia es ferroviaria o es petrolera, si la cultura de tus antepasados está
marcada por estas actividades, ha sido sin duda por obra y gracia de este tipo.
Incluso cuando YPF
Argentina logró octanajes altísimos al mismo nivel que el obtenido por las
petroleras americanas y europeas, el tipo se acercó con esa fórmulas a los
países regionales solo para actualizarlos técnicamente sin pedirles un solo
peso a cambio para el país. Solidaridad estratégica pura y adelantada cincuenta
años.
Propuso para todos
la nacionalización de los yacimientos, mientras los países del orbe latino lo
escuchaban boquiabiertos y emocionados.
Y no solo eso sino
también el control estatal sobre la exploración, el monopolio estatal sobre la
explotación, el monopolio estatal sobre el transporte y la distribución, la
autonomía de YPF y la absoluta prohibición de vender activos, acciones o
transferir concesiones. Un solo tipo. EL tipo.
El golpe del ´30
que termina bajando a Irigoyen, tuvo un tufillo golpista relacionado con el
espanto que estas propuestas le generaban a las petroleras extranjeras. De
hecho se lo llama el "golpe del petróleo" y (saben qué?) casi todo lo
logrado vuelve para atrás.
El tipo al que
mientras duro su peregrinación por los países latinoamericanos se le había
suspendido el sueldo por "no estar prestando servicio" en el país,
debido a este golpe termina renunciando bajo presión a YPF.
Lo borran del mapa
y termina sus días en la mayor de las miserias. Los últimos tres meses de su
vida come solamente un pan duro por día como único almuerzo. Lo encuentran tres
días luego de fallecido.
Pero sus ideas
persisten hasta hoy, a la espera de un país que las contenga.
Era un superhéroe,
un militar científico e inapelable. Era como Batman, como Thor, Hulk o IronMan.
Pero era en realidad más poderoso que todos ellos.
Aplicaba las
ciencias. Creaba Soberanía. Su espíritu era nacional.
Fue el sueño de
mamá María y de papá Enrico.
Se llamaba Enrique Mosconi.
Y hubiera merecido
largamente una estatua.
Que el Siglo XX no
nos dio próceres? Por favor….
Nos hacen falta
más Mosconis.
Pd: gracias a las
desgraciadas e incompetentes políticas aplicadas en esta materia por diversas y
sucesivas administraciones, (y abandonados nosotros en favor de intereses que
nunca son nuestros), es que hoy pagamos un combustible tan caro y de igual
manera soportamos el oprobio del faltante de gasoil en distintas provincias.
Aquí el link de
Cafecito, para quienes siguen apoyando estas quijotadas que aspiro a que se
reúnan en un libro, en tiempos no muy lejanos. Nunca viene mal una
colaboración, aunque sea para reconocernos en una juntada…
https://cafecito.app/historiasminimas
Sigo anotando
colaboradores para la caminata presencial “Las Novias de Barracas” (actividad
filantrópica, sin cargo). La hemos pasado a los primeros días de Julio. A los
nuevos amigos que les interese esta salida, consultas por privado.
Gracias! Y MIL
gracias más por leer!