del intervencionismo ambientalista
Claudio Gianni
Infobae, 28 de julio de 2024
El cuidado del ambiente es una tarea vital, imprescindible, obligada. Pero otra cosa es aprovechar esta necesidad para complicarle la vida a la competencia que genera productos agrícolas con una eficiencia superior a la del mundo desarrollado. Por eso está muy cuestionada la disposición de la Unión Europea que prohíbe importar alimentos cuya producción contribuya supuestamente a la deforestación; la metodología pensada para alcanzar este objetivo ha despertado rechazo en buena parte del planeta.
Muchos productores tienen serias dificultades para cumplir estas exigencias. En casos como el de las pampas argentinas resulta ridículo, aquí no había arboles cuando el hombre empezó a cultivar y criar hacienda. Se obliga a pagar al vendedor una certificación que no tiene sentido.
Ahora la novedad es que los ganaderos europeos temen quedarse sin la soja necesaria para alimentar sus aves y cerdos, porque la medida comentada tiene impacto sobre la oferta de países que pueden ser ampliamente alcanzadas por esta limitación. Brasil es el principal proveedor del poroto, y la inflexibilidad de la medida plantea problemas organizativos para las plantas de fabricación de alimentos balanceados en el Viejo Continente, al tiempo que crea riesgos de interrupciones en el suministro y de aranceles más altos.
Los detalles de cómo se aplicará la norma aún no están claros, en particular de qué manera se certificará que la soja importada no contribuye a la deforestación, señala el sindicato francés de la industria de la nutrición animal. “La consecuencia es que “la mayoría de los importadores y proveedores han suspendido sus cotizaciones, mientras que sus clientes, los fabricantes de forrajes para animales, solo tienen información muy parcial e insuficiente sobre las cantidades disponibles”, apunta la organización.
Francia sigue importando más del 90% de la soja que consume para la alimentación animal, principalmente de Brasil, según una cooperativa agrícola. La misma preocupación empieza a recorrer las zonas agropecuarias de España, un gran productor de carne de cerdo.
Si no cumplen con las nuevas reglas, las empresas pueden ser sancionadas hasta con un 4% de su facturación o incluso se les puede prohibir el acceso al mercado, dicen desde la Federación de Productores de Semillas Oleaginosas y Proteínas de Francia. Por eso no quieren correr ningún riesgo.
El ambientalismo mal entendido fue objeto de rechazo por parte del ministro de Agricultura y Ganadería de Uruguay, Fernando Mattos, en el tercer Foro de Ministros de Agricultura China-CELAC. “No somos el problema que causa el cambio climático, somos las víctimas que debemos trabajar conjuntamente para que los grandes emisores tomen conciencia de cómo descarbonizar sus economías”.
América Latina es responsable de casi un tercio de la oferta global de alimentos y productos agropecuarios. “Las tendencias proteccionistas crecen de la mano de los aspectos geopolíticos y los problemas logísticos; las cuestiones ambientales se introducen como un nuevo factor de protección al comercio agrícola”, afirmó.
El ministro hizo un llamado a la complementariedad en la producción y en la lucha contra el cambio climático, y pidió enfrentar conjuntamente las tendencias proteccionistas en los foros internacionales. Destacó la importancia de evitar que las tareas impulsadas por factores ambientales, se convertirán en una excusa para dificultar el libre comercio.
“Nadie defiende más el tema del ambiente que los productores rurales de América Latina, quienes son grandes proveedores de alimentos al mundo y tienen una enorme incidencia en el negocio global”, expresó el funcionario. Subrayó asimismo que los países desarrollados deben asumir su responsabilidad en la descarbonización de sus economías y colaborar para mitigar los efectos del cambio climático, que impactan negativamente en el sector agropecuario.
Respecto de este tema, la Bolsa de Comercio de Rosario considera que entre los principales exportadores globales del Complejo Soja, la Argentina es la más expuesta a las regulaciones mencionadas. La Unión Europea (UE) es la principal importadora global de harina de soja, producto del cual Argentina es el primer exportador mundial.
Tanto en volumen como en valor exportado, la Argentina es el país que más orientado tiene su complejo soja al mercado de la UE. En este sentido, el 21% del volumen exportado de poroto, harina y aceite de soja en 2022 se embarcó con este destino.
Esta participación se encuentra por encima de los otros grandes exportadores del Complejo Soja del mundo. En este sentido, cerca del 15% del poroto, harina y aceite de soja exportados por Brasil van a la UE, una participación que desciende al 11% en el caso de Paraguay y al 7% para Estados Unidos.
Nuestra elevada participación en la demanda del bloque europeo se explica principalmente por las exportaciones nacionales de harina de soja. La Argentina responde por casi un tercio de las compras de este derivado por parte de la UE. El punto es que a partir de la nueva normativa, la geolocalización y la trazabilidad de la producción emergen como insumos esenciales para el acceso al mercado estratégico europeo.
La UE es además el principal destino de exportación del biodiesel argentino, producto actualmente excluido de las medidas europeas ligadas a la deforestación. No obstante, la norma dispone que no más allá de junio de 2025 se hará una revisión de impacto, prestando especial atención a la posible inclusión de biocarburantes.