Por José Luis
Figueroa *
La Prensa,
29.08.2024
En nombre propio y
del Foro de Generales Retirados apreciamos necesario expresar la opinión sobre
un tema de actualidad que afecta a nuestros camaradas detenidos.
Recientemente un
grupo de Diputados Nacionales visitó unos detenidos por su desempeño durante la
guerra contra el terrorismo en los años 70, un acto humano de acompañar y
ocuparse de quienes solo tienen esperanza en Dios. Sin embargo, la actitud de
discriminar y despreciar al sacerdote que, más allá del análisis terreno de
conveniencia y oportunidad, generó actos caritativos con los presos y las
manifestaciones de las autoridades de la Conferencia Episcopal, sorprende y
demuelen los puentes que se tratan tender para superar la tragedia de los 70 y
avanzar hacia un destino de Nación que nos encuentren mancomunados en el
desarrollo de un destino virtuoso y próspero.
Otro tipo de
interpretación sobre lo sucedido puede responder a un pensamiento que podría
reputarse lógico, pero que, en el tema que nos ocupa, importa un prejuzgamiento
desde una óptica política e ideologizada acerca de las intenciones de los
involucrados.
La ideología
supone siempre poner la verdad al servicio de la idea y, cuando la idea vale
más que la verdad, se está en un grave problema. Así parece hacerlo el general
Balza, -implicado en el caso de contrabando de armas del Ejército a la ex
Yugoslavia-, quien aceptara el cargo político de embajador durante los
gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Parece haber perdido la objetividad
del análisis, alineando su discurso con el relato oficial de entonces y sacando
de contexto la realidad de la guerra sucedida.
Sus subordinados
de ayer condenamos la postura de quien fuera un alto oficial durante el proceso
militar y, posteriormente, una suerte de fiscal condenatorio de los mismos
generales a los que sirvió sin queja conocida.
Por otro lado es
menos entendible que un cristiano, menos aún una autoridad eclesial, pueda
juzgar una visita a condenados de por vida en un penal, como una convalidación
de los delitos o validación a los mismos, nada más contrario al Evangelio, ni
más perturbador para las almas de los propios presos, sus familias y amigos, no
es imaginable que el Papa Francisco convalide la violación por visitar
cárceles, ni San Juan Pablo II convalide el terrorismo por visitar a Ali Agca,
su victimario en el famoso atentado.
Muy lejos se está
de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo en el pasaje del “Juicio Final”
de los Santos Evangelios, cuando separa para su ingreso al Reino de Dios a
quienes llama “Benditos de mi Padre…porque estuve encarcelado y fueron a
verme”, ya que “Cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos,
conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 31-46).
FANTASMAS DEL PASADO
No tiene sentido
seguir peleando con los fantasmas del pasado, liberemos a los jóvenes de esos
lastres, dejemos los relatos condicionados sobre la guerra contra el
terrorismo, ni el terrorismo es el camino para alcanzar el poder, ni la
desaparición de personas el método para reprimirlo, dejemos de buscar las
culpas en el otro y asumamos las propias, para que juntos aprendamos las
lecciones de esa historia lacerante.
Nos alegramos
cuando el episcopado a través de la UCA presentó la obra “La verdad nos hará
libre”, creíamos ver allí un punto de partida para el reencuentro entre
argentinos, con espíritu fraterno lo estudiamos para contribuir a su finalidad.
Sin embargo nos llamó la atención que, en esa ardua labor de historiadores y
teólogos, quienes durante 5 años trabajaron en la misma, entrevistando a mas de
2000 protagonistas se excluyó a los militares y solo se consideró a una sola
orilla.
Sin pesar esto un
equipo de este foro, constituido por generales, que por un tema de cronología
no participó de los hechos del 70, acercamos unas ideas con el espíritu de
aportar a la búsqueda de la verdad, solicitando se les haga conocer a la
totalidad de los Obispos. Transcurrido el tiempo no recibimos respuesta y
constatamos que no se lo difundió entre los pastores, aquí lo agregamos para su
conocimiento y ahora para la opinión pública toda (ver aparte).
Al Santo Padre se
lo llama Sumo Pontífice, y Sumo porque no es el único, cada pastor debería ser
un constructor de puentes, vemos los esfuerzos del Papa por crear un ambiente
de encuentro fortaleciendo las orillas, reunirse y alentar a los familiares de
uno y otro lado, exponiéndose a las críticas de ambos, sin embargo las
autoridades de la CEA solo resaltan una parte y desprecian a la otra, en vez de
ser puente de unión, se han convertido en un muelle que solo reciben las barcas
de un solo lado y en algunos casos convalidando relatos que hoy los datos
derrumban y confundiendo sobre los esfuerzos que realiza el Papa Francisco.
El Foro de
Generales Retirados constituidos por miembros de más de 40 promociones de
oficiales, muchos de ellos héroes de guerra, como parte integrante de la
Iglesia, que reconoce sus errores, pedimos, suplicamos que acompañen al Santo
Padre y a nuestro Obispo Castrense y tiendan puentes para que cada una de las
partes, a partir de la reflexión de sus propios errores, asuma sin atenuantes
sus responsabilidades, empezando por el propio clero que desde el púlpito y los
confesionarios alentaban a unos y otros a la lucha armada, la dirigencia, particularmente
la política que pretendieron solucionar en aquella época sus internas por medio
de la violencia y en esta saldar sus culpas condenando a nuestros camaradas y a
la justicia que violó los principios jurídicos básico de toda república.
VULGARIDAD UNIVERSAL
Es momento de
abandonar la vulgaridad universal de condenar “al soldado” de las culpas de la
violencia de los conflictos y recordar la relación condicionante entre
Religión, cultura, política y acción y terminar con la persecución a quienes en
aquellos años eran jovenes oficiales y soboficiales que cumplían su juramento a
la bandera, de acuerdo a la metodología establecida por gobiernos
constitucionales y mantenida por los de facto.
Tomemos el ejemplo
del Siervo de Dios el Cnl. Argentino Del Valle Larrabure, que desde aquella
prisión inhumana y torturado describió el odio que irradiaban sus jóvenes
captores, pero pudo superar su circunstancia y consciente de su fatal destino
se elevó pidiéndonos “no odiar y perdonar así ocurra lo peor” y “al pueblo
argentino dirigentes y dirigidos para que la sangre (de todos) inútilmente
derramada los conmueva a la reflexión , para dilucidar y determinar con
claridad que somos capaces de modelar nuestro destino….”. Queremos ser Nación…
¿Queremos?
* Grl Br (r) Presidente
del Foro de Generales Retirados.
Anexo: