sábado, 17 de mayo de 2025

NO LA LLAMES DERECHA

 

llámala alternativa soberanista

 

Adelante España, mayo 17, 2025

 

Para que una verdadera alternativa soberanista en España recupere el terreno perdido en los ámbitos cultural y político, es imprescindible desarrollar una estrategia integral que trascienda la mera oposición. La carencia de una narrativa propositiva y de un plan a largo plazo ha debilitado su posición en la sociedad, permitiendo que los globalistas monopolizen el discurso social en torno a sus ideas. Existen dos cuestiones fundamentales —aunque no las únicas— que debemos abordar como punto de partida en nuestra lucha: abandonar la dicotomía derecha-izquierda y dejar de ser reactivos para convertirnos en proactivos.

 

La batalla de la terminología

El lenguaje importa. Las palabras configuran la realidad y, en política, se convierten en herramientas poderosas. No es lo mismo hablar de «divorcio» —percibido como una conquista social— que de «ruptura familiar» —entendida como un fracaso—. De igual modo, no es lo mismo referirse a un «embarazo no deseado» —algo que se rechaza— que a un «aborto» — es un asesinato—. Las expresiones promovidas por el sistema buscan legitimar conceptos que socavan los valores fundamentales. El primer paso consiste en vaciar el contenido de esas palabras para luego prostituir su significado. Por esta razón, debemos cuestionar la validez de la dicotomía derecha-izquierda.

 

«Derecha»: Una etiqueta impuesta por el sistema

Nos encontramos en un momento histórico en el que la lucha política ya no se define exclusivamente entre izquierda y derecha. El sistema ha impuesto estos conceptos, herencia de la Revolución francesa (1789), para dividirnos entre nosotros. Utilizar esta terminología significa aceptar sus reglas del juego y, por lo tanto, perder antes de empezar. Es tiempo de redefinirnos.

 

La historia misma nos muestra que esta distinción surge de una convención circunstancial durante la Revolución francesa: quienes apoyaban el poder real —el rey Luis XVI de Francia— se sentaban a la derecha del presidente de la Asamblea Nacional, mientras que los reformistas radicales ocupaban la izquierda. Hoy en día, esta clasificación sigue vigente como un recurso ideológico para dividirnos.

 

Seguir identificándonos bajo estas etiquetas significa aceptar el discurso impuesto por el globalismo y el sistema que restringe cualquier salida de las reglas establecidas. Es aceptar el régimen bipartidista. Nos asignan términos como «derecha», «derecha conservadora» o «extrema derecha», posicionándonos en su tablero. No debemos caer en esa trampa. Nuestra lucha va mucho más allá de una oposición política tradicional; se trata de la defensa de la soberanía nacional, de nuestra Patria y de los valores que le son propios.

 

Proyecto proactivo: Soberanismo frente a globalismo

La alternativa soberanista se caracteriza por su defensa de la nación y su independencia, así como por el rechazo a la sumisión a intereses externos. Frente a la agenda globalista, el soberanismo representa la opción que reivindica la unidad nacional, la familia, la vida, la justicia y la libertad educativa y religiosa. Ser soberanista implica ser dueño de nuestro destino, sin ceder el futuro a organismos supranacionales o a otros países.

 

Uno de los errores más graves en nuestra lucha ha sido adoptar un discurso exclusivamente reactivo. Para conectar con la sociedad, es vital articular una narrativa que inspire, que ofrezca una visión clara de lo que queremos construir y de cómo puede mejorar la vida de los ciudadanos. Hay que dejar atrás el discurso meramente “anti” y apostar por una comunicación “pro”. Aunque ambas perspectivas son complementarias, el mensaje positivo debe prevalecer.

 

El uso de un lenguaje accesible y cercano es fundamental. Términos como “unidad”, “familia”, “futuro” y “dignidad” deben ser centrales en el mensaje. La sociedad necesita comprender no solo contra qué se lucha, sino también qué se defiende y cómo eso puede influir positivamente en sus vidas.

 

Valores compartidos en la alternativa soberanista

El segundo paso en esta estrategia es consolidar unos valores compartidos dentro del movimiento soberanista. No todo vale en esta lucha. La defensa de la vida, la familia y la libertad no puede estar sujeta a modas ideológicas impulsadas por agendas globales. Son principios firmes e innegociables. La alternativa soberanista debe permanecer fiel a estos valores, sin ceder ante la corrección política o el relativismo moral.

 

Es momento de romper con las etiquetas impuestas. No somos «derecha»; somos la alternativa soberanista. La lucha no consiste únicamente en ganar elecciones, sino en recuperar la soberanía que el globalismo pretende arrebatarnos. Consiste en transformar la sociedad. Cambiar el lenguaje y adoptar una actitud proactiva es el primer paso hacia la victoria. No juegues bajo sus reglas; redefine el debate y defiende la libertad nacional. No le llames derecha, llámale alternativa soberanista.