jueves, 5 de febrero de 2015

"LA CRUZADA DEL OCÉANO", UN NUEVO LIBRO DE JOSÉ JAVIER ESPARZA



Los derechos humanos nacen en Valladolid

Leddys Valdés

El Manifiesto, 5 de febrero de 2015



La historia, que tiene una base científica y es la única materia cuyo conocimiento esencial puede hacernos libres, es, sin embargo, en estos tiempos una asignatura muy devaluada. Por lo tanto, todo enfoque histórico que nos acerque a nuestro pasado con una visión menos maniquea o simplona de la existencia debería ser acogido con alborozo. Recientemente ha sido publicado en España un libro de lectura obligada para todo aquel que sea hispanoamericano o español. Es un ensayo que nos habla de nosotros, que nos evoca nuestra propia historia, ya sea en la memoria colectiva, la genética o la individual, si es que contamos con un mínimo de perspectiva histórica. O lo que es lo mismo, si no nos consideramos entes individuales que vamos trampeando el temporal de la vida según se pueda. Es un libro que aclara o reafirma y, más aún calma y alivia, cuando somos americanos de piel clara.

La Cruzada del Océano, de José Javier Esparza, es este libro. En él la gran gesta que fue la conquista de América llevada a cabo por España, es relatada en toda su crudeza y también en sus muchas grandezas. Esta obra no es una historia rosa sobre los tainos, los incas o los europeos. Relata la gesta y la tragedia de los hombres en el momento más crucial de su paso por el planeta. Ese encuentro es El Momento clave que conduce a nuestra especie a un mismo punto de convergencia y convivencia irreversible: nunca antes consumado hasta ese instante, hasta aquella noche de 1492
Durante toda la obra se va contando la historia de la conquista americana en cada palmo, en cada uno de sus tramos, con un lenguaje serio, literariamente emotivo, pero con la elegante contención que caracteriza la escritura de José Javier Esparza. Es a su vez una lectura que se facilita por ágil y amena, sin caer en la pedantería academicista o intentando parecer profunda a base de confusionismo erudito. En una palabra, como lo hacen los buenos escritores.

Me tocaron de cerca varios capítulos, pero como cada uno de nosotros tiene una historia personal y genética de acuerdo a la familia en la que le toca nacer, hubo uno en particular que me removió hasta la conciencia, y a ello quiero referirme. Recuerdo desde mi temprana infancia oír comentar a mi abuelo que Bartolomé de las Casas había sido bastante mentiroso. No obstante, era mejor no entrar en disquisiciones y callar, puesto que ya nada de lo sucedido hacia siglos podía alterar el curso de la malhadada historia de una isla que legítimamente perteneció a la corona española. De adulta  me dediqué a indagar para comprender las razones, verdaderas o falsas, de mi abuelo para efectuar tales afirmaciones, pero nunca me quedaron tan claras como con la lectura de este libro, que además me reconcilió con el Padre de las Casas y un poco más con mi perdida fe en los cacareados derechos humanos, ya que tal como hoy los conocemos para mi no son derechos sino despropósitos.
A gusto me quedé al leer una vez más y tan claramente que los derechos humanos no amanecieron bajo el tajo cortante de ninguna guillotina revolucionaria, sino que amanecieron entre mis antepasados y en un debate de profundo calado donde el poder se somete a la filosofía moral, y no la filosofía moral al poder de ningún gobernante, grupo financiero o deseo individual. Me pregunto si alguna vez ha vuelto a suceder, pero eso es ya entrar en otra cuestión. Lo importante es que en Valladolid, en agosto de 1550, por primera vez “los reyes y los teólogos se plantearon la cuestión de los derechos fundamentales de los hombres por el simple hecho de ser hombres, derechos anteriores a cualquier ley positiva. […] Si la gesta de la conquista hizo grande a aquella España porque nunca se había hecho nada igual, el debate sobre su justicia la agiganta, porque es un rasgo elevadísimo de civilización”, dice José Javier Esparza. ¿Lo había yo olvidado, o es que hemos olvidado lo qué es civilización? ¿Qué es lo que hace grande o superior a una civilizaron o a un ser humano? ¿Será quizás que hoy hayan logrado que la palabra “superior” nos asuste? Leer a Esparza es reflexionar una vez más sobre todos estos temas.


Y he aquí ese diálogo de alto calado filosófico entre el humanista Juan Ginés de Sepúlveda, a quien con la venia de Esparza, me atrevo a llamar el facha” y Fray Bartolomé de Las Casas, a quien llamaré “el progre”, según la jerga de nuestros tiempos y que tanto me ha impactado. ¿Quién ganó, el facha o el progre?  Dice el autor de esta magnifica obra que el progre será visto hoy con más simpatías, pero que no hay vencidos ni vencedores ante lo evidente… Les invito a leer el libro para sacar sus propias conclusiones después de reflexionar sin prejuicios ni falsos presupuestos, como yo los he tenido siempre sobre Bartolomé de las Casas. La obra de Esparza, en general, puede esclarecernos sobre las dos grandes visiones imperantes, en distintas épocas, acerca de la conquista americana. Por un lado, el sentido común siempre nos decía que no todo podía haber sido rosa y paradisíaco entre los conquistados, ni tampoco todo podía haber sido, o bien negro, o bien altruista, por parte de los conquistadores. Son éstas dos visiones distorsionadas según los intereses políticos dominantes en cada etapa y que fueron conformando entre los herederos de la gesta, que somos todos nosotros en ambas orillas del charco, la historia de la gran cruzada del océano.