Por Gonzalo Neidal
Alfil, 5-8-16
Hebe Pastor de Bonafini está a punto de lograr un
sueño largamente acariciado: ser detenida, ir presa, dar con su humanidad en
una celda, tras las rejas aunque sea por un par de días. Y lo mejor de todo es
que lo va a lograr bajo un gobierno neoliberal y entreguista. Un gobierno de
gente rica que se levanta a la mañana pensando cómo hacer para perjudicar a los
pobres.
Hebe lo ha intentado muchas veces pero nunca antes ha
logrado su objetivo. Podría decirse que ha hecho de todo para llamar la
atención de la Justicia y que ahora, finalmente, está logrando lo que ha
buscado durante largos años.
Claro que el gobierno de Cristina le facilitó la
tarea. Después de que Hebe adoptó a Sergio Schoklender, Cristina le aportó
cientos de millones de pesos para que hicieran casas para los pobres. Pero
ocurre que una parte importante de los fondos recibidos tuvo un destino
incierto: desaparecieron. Nadie sabe dónde han ido a parar. Y su hijo adoptivo
tampoco logró llevarse bien con su madre postiza. Terminaron con un cruce de
feroces acusaciones e intercambio de epítetos que no suelen ser habituales en
el cariño entre madre e hijo.
En otras palabras: Hebe no es demandada por la
justicia por haber aplaudido el atentado a las Torres Gemelas, ni por
reivindicar la guerrilla, ni por insultar de la peor manera a la Justicia y al
Papa. No. Es requerida por una razón más pedestre: se sospecha que ha
robado. Que ha aplicado a erogaciones de la política o bien a gastos
particulares una cifra incierta pero que oscila en los 700 millones de pesos.
Un monto respetable, ciertamente.
Pero Hebe la tiene clara. Dice que la Justicia la
reclama porque ella continúa la lucha de sus hijos guerrilleros y que ella es
parte del combate que hoy da Cristina para volver al poder y regresarnos al
paraíso nacional y popular. O sea, si va a la cárcel no es por robar sino por
su lucha a favor de los derechos humanos y de los pobres.
Y con ella, disciplinadamente alineados, concurren al
primer silbato personajes que aspiran a recuperar los primeros planos, aunque
sin éxito: Axel Kicillof, Amado Boudou, muchachos de La Cámpora, ex
funcionarios de los gobiernos kirchneristas y militantes rasos, que viven con
la esperanza de un regreso imposible a la Casa Rosada.
Hebe pretende ser Juana de Arco pero somos muchos los
que la vemos más parecida a Bonnie Parker.