José Manuel Ugarte
Clarín, 24-8-16
La defensa de Argentina está en una situación grave.
El diagnóstico indica la obsolescencia del material bélico, la insuficiencia de
los fondos de funcionamiento, que se refleja en la falta de un adecuado
mantenimiento del material y en un adiestramiento insuficiente del personal, el
número insuficiente del personal de tropa, significativamente inferior al personal
de suboficiales, la desproporción entre el personal de diversos grados,
particularmente con una hipertrofia en los grados superiores, que incrementa
significativamente el gasto en personal.
Hay, además, unidades militares con una dotación
insuficiente, personal con un promedio de edad elevado, inexistencia de
capacidad propia de producción de armamento básico y munición, y
sobredimensionamiento del personal civil y de las estructuras burocráticas.
Se trata de una situación en cuya producción han participado
la totalidad de los gobiernos que ha tenido el país. No habrá de creerse que
estamos revelando secretos.
Se trata de una situación absolutamente pública. En
sus ediciones correspondiente a 2014 y 2015, la publicación Military Balance
señala que el equipamiento de las fuerzas armadas argentinas es antiguo y
crecientemente difícil y caro para mantener, con resultados de baja
disponibilidad y niveles bajos de alistamiento operacional.
Más terminante, George Allison señaló en la revista UK
Defense Journal (20 de agosto de 2015) que ... las fuerzas armadas argentinas
han dejado de ser una fuerza de combate capaz.
Desde la restauración de la democracia en Argentina,
en diciembre de 1983, no ha existido plan de reequipamiento de las Fuerzas
Armadas, sino algunas adquisiciones de material usado, como los 4-4AR
Fightinghawk, de la década de los ‘70s y modernizados.
Con un presupuesto de defensa de alrededor del 1% del
PBI, y un gasto en personal del 80%, es imposible proveer a un reequipamiento a
fuerzas armadas, y tampoco puede obtenerse un adecuado adiestramiento.
Existe una urgencia prioritaria, consistente en
determinar cuáles son los objetivos de nuestra defensa, renovar el material de
guerra obsoleto y realizar una reestructuración en las Fuerzas Armadas,
destinada a recomponer la pirámide de personal.
La real independencia de un país resulta de la
posesión de capacidades para una defensa eficaz.
Dado que a la situación actual han contribuido todos
los sectores políticos que gobernaron el país, su superación también podría y
debería surgir del consenso de todos.
Preservar de peligros la existencia de laNación, bien
podría ser una tarea para unir a los argentinos. Como escribiera el gran Jorge
Luis Borges: “Nadie es la Patria. Todos lo somos”.
José Manuel Ugarte es abogado, especialista en temas
de Defensa. Co-redactor de las Leyes de Defensa y Seguridad Interior.