La Nación, 22-8-17
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El sábado por la tarde, al bajar la marea en la
confluencia de los ríos Paraná Guazú y Barca Grande, uno de los aviones que
participaban en el operativo de búsqueda encontró los restos de la aeronave
Mitsubishi MU-2 matrícula LV-MCV, que había desaparecido el 24 del mes pasado,
minutos después de despegar.
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Camila, la perra que los halló
El lugar donde cayó el avión es un pantano difícil de
penetrar. Los investigadores se desplazan en barcazas, cortando cañas para
avanzar. Una persona no puede pararse sobre la turba que flota en el río y que
rodea lo que queda del avión. Por eso se decidió usar drones y perros. Así fue
como se convocó a la Brigada Canina K-9 de los Bomberos Voluntarios de San
Antonio de Areco, que funciona a unos 80 kilómetros del lugar del impacto.
Camila es una perra negra de patitas blancas que llegó
a la brigada en 2000, con el falso pedigrí de labradora, pero que resultó ser
una perra callejera con grandes dotes para la investigación. De hecho, es la
única perra de rastreo del país certificada en Estados Unidos y con premios
internacionales. El sábado último iba a ser su "ceremonia de
jubilación" para agradecerle sus servicios en el cuartel de bomberos
voluntarios de Exaltación de la Cruz.
Hacía un año había tenido cáncer y, después de hacer
quimioterapia, quedó algo débil. Ya era bastante mayor como para seguir en
funciones. El mismo día que iba a recibir una condecoración y el pase a retiro,
Testoni, el jefe del cuartel de Areco, recibió la llamada de que necesitaban
los servicios de la brigada. Y si alguien estaba en condiciones de encontrar a
los ocupantes de ese avión desaparecido era Camila.
"Se los entrena para que puedan determinar en qué
área hay restos humanos. Si hay personas con vida, etcétera. Cuando la llevamos
al lugar, Camila ladró y se sentó en la zona del cráter de la caída del avión.
Ese ladrido significa presencia de restos humanos. Después la alejamos para ver
si había más rastros en otra zona cercana, pero permanentemente Camila volvía
al lugar de la cola del avión, que era lo único que sobresalía. No había dudas
de que estaban allí adentro", explicó Testoni.
Los investigadores siguieron esas pistas y poco
después encontraron los cuerpos de Aristi y los pilotos. Así fue el último día
de esta perra de rastreo antes de jubilarse.
El día de su retiro, resolvió el misterio del avión
desaparecido que mantuvo en vilo al país durante casi todo un mes.