martes, 22 de junio de 2021

SOBRE LA POLÍTICA EN RELACIÓN CON LA PANDEMIA

 

Estimados amigos:

 Una reflexión rápida y sencilla, a partir de datos estadísticos.

 En mi provincia de Córdoba, que tiene 3.500.000 habitantes, se han contado 4.728 muertos como consecuencia de la infección del COVID-19. 

Por otra parte, se informa que en la China (la comunista o más o menos comunista), con una población de 1.500.000.000 de personas, desde que comenzaron los contagios hasta ahora, hubo en total 4.636 muertos por la misma causa. 

Lo cual quiere decir que Córdoba, con una población 428 veces menor que China, ya ha sufrido más fallecimientos que el país asiático, por tal virus. Y sin duda durante un par de meses más morirán muchos más; se estima que unos 260 a 300 por semana, al menos.

 

Hay que añadir, a la comparación mencionada, que el gobierno y pueblo chinos fueron sorprendidos por un virus desconocido por sus organismos de salud pública, por lo cual no pudieron tomar medidas de prevención hasta muchos días después que se propagaron los contagios, y que el fenómeno surgió en una ciudad muy poblada (más de 10.000.000 de habitantes), de intenso tráfico comercial interregional y en una época de grandes migraciones internas, una fecha semejante a nuestra Navidad, en que la gente viaja a localidades más o menos lejanas para visitar a sus familias.

 

Alguno dirá que las estadísticas del gobierno chino serían mentirosas, porque los gobiernos comunistas que han oprimido a los diversos países han usado siempre de la mentira política. Y puede ser. En efecto, suelen mentir, incluso quizás más que los gobiernos estadounidenses, lo cual es mucho decir (aunque éstos últimos no han mentido en lo que concierne a los fallecimientos por la pandemia).  Bueno, consideremos que la estadística china no es veraz. Que en vez de 4.636 haya muerto el doble de gente, o el triplo, o el quíntuplo: 25.000 personas...   Igualmente el contraste que expuse es resaltante. 

 

El luctuoso hecho de nuestro país fue también el de la mayoría de los países europeos y americanos. Y de entre los 80 países más importantes o más poblados del planeta, parece que China fue casi la única excepción. Y no sólo en la cantidad de víctimas fatales, sino en el hecho de que allí prácticamente el problema se habría terminado, hace pocos meses después del comienzo del fenómeno, salvo algún que otro rebrote episódico que allá controlan prontamente y eficazmente.

 

¿Qué puede explicar las diferencias en los resultados? En mi ignorancia de los hechos mismos y sus circunstancias, y sólo con algunas pocas informaciones que podemos ver en los medios comunes de prensa, expreso tan sólo mi conjetura: el éxito de los chinos obedece a que sus gobiernos, nacional y locales, además de dictar medidas de aislamiento, etc., las controló rigurosamente, la gente las habría acatado más que en otros países y se habrían castigado sus violaciones con severidad y mensaje de ejemplaridad.

 

Habría muchas consideraciones para expresar al respecto.  Brevitatis causa, diré: No debe criticarse al gobierno nacional argentino (al Presidente) por las medidas de cuarentena, confinamiento, aislamiento, prohibición de circular y de reunirse, prohibición temporaria de actividades comerciales, deportivas, religiosas, etc. (me refiero a las medidas en general, o sea a la clase e intensidad de ellas, pues siempre en las reglas concretas puede aspectos opinables o incluso manifiestamente erróneos... la diferencia que ya sabemos que hay entre los juicios universales -de la ciencia moral y de la filosofía política- y las decisiones concretas que requieren juicios prudenciales). 

 

Lo criticable del gobierno nacional no es, en general, la índole de las medidas, sino que la observancia de ellas no se haya controlado con el necesario rigor, que no se haya modificado la legislación penal para la emergencia (por ej. suspendiendo la libertad condicional, la suspensión del juicio a prueba, etc.) para la comisión de estos delitos; que los tribunales no hayan aplicado la prisión efectiva (que conmina el art. 203 del C.P.) y no meramente multa para estos ilícitos, y que los fiscales del fuero penal en su mayoría no hayan hecho lo debido...

 

Detrás de los hechos que censuro, conjeturo que están 

1)la lenidad penal (internalizada en los espíritus de jueces, fiscales, empleados del foro, al grado de verdadera corrupción de su inteligencia), 

2)el resguardo de las libertades individuales concebido no como un valioso cometido del Estado, sino como fin máximo del Estado, en lugar del bien común político, que es el principio supremo;

3)el interés electoralista que erige en criterio supremo de las políticas de Estado la atracción de votantes, o sea la demagogia.

 

Afectuoso saludo,

C. T.

 

Profesor de Derecho Civil y de Filosofía del Derecho

Universidad Nacional de Córdoba

Universidad Católica de Cuyo