Diego Reynoso
Profesor de la Universidad de San
Andrés
Aunque resten aún las
decisivas elecciones de octubre, las PASO permiten pensar escenarios políticos
futuros. En términos generales, el mapa electoral presenta tres espacios
políticos (agregando afinidades y ponderando dispersión territorial): el Frente
para la Victoria
(FPV), el peronismo disidente y el panradicalismo/socialismo, que suman
aproximadamente más del 80% de las preferencias electorales.
Las opciones de 2015
saldrán de esos espacios. Sintéticamente, el panradicalismo se hace fuerte en 3
de los 7 distritos más grandes y de allí proyecta a sus probables opciones
presidenciables: Julio Cobos en Mendoza y Hermes Binner en Santa Fe. Podría
incluirse a Elisa Carrió, dependiendo de si en octubre derrota a Pro en la Ciudad de Buenos Aires.
El peronismo opositor
se alza victorioso ni más ni menos que en los dos distritos más grandes: Sergio
Massa en Buenos Aires y De la
Sota /Schiaretti en Córdoba. No se puede descartar a Mauricio
Macri, pero el armado político de Pro sugiere que estará obligado a cooperar
con alguno de los anteriores espacios políticos nacionales y no a liderarlos.
De los tres, hoy Massa parece proyectarse como el presidenciable con más
chances. No obstante, el haberse convertido tempranamente en un punto focal lo
expondrá durante dos largos años a una fricción intensa. Si logra sortear eso,
sin duda se convertirá en la alternativa más competitiva.
Ahora bien, con la
imposibilidad de reelegir a Cristina Kirchner, el FPV deberá resolver su
sucesión interna. El primero en la lista desde hace tiempo es Daniel Scioli. Si
bien ha sido derrotado en su propio territorio, y el resultado de octubre puede
ser peor, es el más interesado en sincerar la interna y evitar que finalmente
el peronismo bonaerense termine detrás de Massa. De suceder eso, Scioli se
convertiría en un general sin ejército, dependiente del apoyo de una Presidenta
sin capacidad de bendecir con exclusividad a su sucesor.
Esa situación alienta
la emergencia de otros aspirantes. Un dato a confirmar en octubre es el triunfo
del gobernador de Entre Rios, Sergio Urribarri. Si bien no es nacionalmente
conocido, el entrerriano presenta otros atributos que lo proyectan. Ha
demostrado lealtad hacia la
Presidenta en diferentes coyunturas, lo cual lo hace más
atractivo para los kirchneristas que cuestionan a Scioli. Pero a la vez es un
gobernador que podría construir una alianza con otros gobernadores para frenar
al siempre poderoso gobernador bonaerense, ahora debilitado.
De cara al futuro, el
FPV tiene dos opciones: o institucionaliza el proceso de selección apoyándose
en la reconstrucción del Partido Justicialista, o bien el flujo de lealtades
puede comenzar a cambiar de dirección y reducirse a una fuerza kirchnerista
pura, pero electoralmente no competitiva. El desafío no sólo involucra al PJ,
sino al kirchnerismo que no pertenece al PJ y que se aglutina en Unidos y
Organizados. Hasta ahora, esa incómoda convivencia se resolvía en la conducción
de Cristina Kirchner, y no queda claro si alguna de las opciones podría
garantizar la continuidad de esa misma coalición.
La clave para pensar
prospectivamente el año 2015 es observar la evolución de tres escenarios
posibles. Un "escenario de inercia" que reproduzca la situación
actual de tercios, en el cual el FPV resuelva su interna y retenga el control
del PJ, pero enfrente a un peronismo opositor y a un panradicalismo unificado.
Otro posible, aunque menos probable, "escenario de regeneración
peronista", cuyo candidato sea el único con chances, con un peronismo
reunificado, donde el kichnerismo sea una parte pero no la conducción. Y un
tercer escenario en el cual el FPV se reduzca a ser una fuerza exclusivamente
kirchnerista pero electoralmente reducida, en el cual 2015 se dirima entre el
peronismo opositor y el panradicalismo.
Todavía faltan dos
años, pero ( ceteris paribus ) las opciones se van configurando.