Los Principios, 24 de Mayo
de 2020
Autor: Pbro. FERNANDO MARTIN
Han
pasado ya más de dos meses desde que en nuestra querida Argentinase decretara
la cuarentena obligatoria, y para algunos como yo, fue una oportunidad para
reflexionar y poner en oración lo que a todas luces aparecía como por demás
extraño. La declaración de una pandemia mundial que lentamente cubría el
planeta y que llegaba a nuestras tierras, no se trataba evidentemente de una
situación ordinaria.
El paso de los días,
semanas, y ya meses, me permitió indagar con el mayor rigor a mi alcance sobre
las causas y previsibles consecuencias de semejante acontecimiento histórico,
de la mano de investigaciones que la moderna red de comunicación global hoy nos
facilita, a la vez que contactos de primera mano con personas también inquietas
por entender semejante prodigio: personas sanas en cuarentena y con barbijos,
centros asistenciales con muy pocos enfermos, miles de respiradores preparados
pero sin uso, alumnos obviamente fuera de las aulas, miles y miles de personas
sin trabajar, el transporte público en el mínimo de su funcionamiento,
fronteras cerradas, incluso internas, con personas varadas lejos de sus
hogares, los poderes del estado casi paralizados, excepto el ejecutivo que en
la emergencia asume la totalidad del poder, iglesias cerradas, etc., etc.
“Algo huele mal”, pensé.
Evidentemente esto no es normal. No hay posible comparación con ninguna peste,
ni tragedia mundial precedente. Por más comparaciones que queramos hacer, nunca
se paralizó el planeta de esta manera, y mucho menos protagonizar una pandemia
en la era del desarrollo científico por excelencia, que enorgullece a los más
fervientes defensores del progreso de la civilización.
Hablando la semana pasada
con Máxima, destacada miembro de nuestra comunidad, que participa de nuestro
comedor y vive en La Lonja , muy preocupada por la presente circunstancia, y
también con amigos con vasta trayectoria en tratativas cercanas con la bella
dama Sofía, más algunas navegaciones cibernéticas, pude atar algunos cabos para
intentar desenredar la madeja, al menos en parte, de lo que está aconteciendo.
Les digo que me iluminó
muchísimo escuchar hace pocos días al Sr. Presidente de la Nación y al Sr.
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires cuando prácticamente con las mismas
palabras dijeron que “hay que acostumbrarse a una nueva normalidad, ya que la
anterior era algo así como una fantasía”.
Al escucharlos hablar así a
coro, caí en la cuenta de que también venía escuchando a coro otras expresiones
como: pandemia, protocolo, tests, teletrabajo, plataforma Zoom, cuarentena,
distanciamiento social, tele-localización, vacunas…
En definitiva, lo que hoy
deseo plantearles es mi evaluación general de lo que percibo está pasando con
todos nosotros. Lo voy a hacer lo más gráficamente posible describiendo tres
niveles de análisis: 1. Fenómeno sanitario, 2. Matriz Geopolítica Global y
Nacional, y 3. Perspectiva Teológica.
En relación al fenómeno de
la crisis sanitaria, lo que más me perturba es la falta de claridad sobre lo
que se llama el coronavirus COVID-19. Sinceramente a esta altura de la película
al menos en lo que a los grandes medios de comunicación y de las autoridades
mundiales y nacionales respecta, incluyendo los peritos, se perciben más los
interrogantes que las certezas.
Propongamos algunas
preguntas claves que nunca se terminan de aclarar: ¿Cuál es el origen del
virus? ¿Proviene directamente de la naturaleza? ¿Se produjo artificialmente en
uno de los laboratorios que se sabe existen en algunos países poderosos, para
luego escaparse o inocularse en personas que a su vez lo diseminaron? ¿Cuán
contagioso o letal es, puesto que no aparece aún como más cruento que una gripe
estacional? ¿Cómo se combate eficazmente? ¿A través de medicamentos,
antiinflamatorios, usando respiradores? ¿Es indispensable utilizar una vacuna?
¿Por qué tantos tests son imprecisos? ¿Por qué la OMS se enteró tarde? ¿Con qué
autoridad, luego de semejante omisión, dicta minuciosamente los protocolosde
acción que deben utilizar todos los países? ¿Cómo no ven las autoridades
argentinas que la metodología que se está utilizando está deteriorando
severamente, como efecto secundario, la vida de los ciudadanos sanitaria,
laboral, educativa y económicamente? Ustedes agreguen las suyas.
A la hora de obtener
respuestas a estas preguntas, deseo proporcionarles algunos nombres de referentes
idóneos que desde sus especialidades iluminan la situación. Algunos son
argentinos y otros extranjeros. Desentrañar la madeja no es tarea fácil, ya que
la situación es tan compleja como la mente humana y la historia de la lucha
entre el bien y el mal, y a pesar de que posee una matriz similar, reviste
características diversas según el país, y la región del planeta.
Creo que sería útil escuchar
entre otros, a las siguientes personas: Dra. Chinda Brandolino (Argentina), Dr.
Andreas Skalke, Dr. Luc Montagnier, Dra. María Eugenia Barrientos, Dra. Judy
Mikovich… En cuanto a la trama geopolítico-ideológica, legisladores italianos
como Sara Cunial y Vittorio Sgarbi, Gustavo Segré, periodista china Liwei Fu,
espacios de Internet tales como PANCo. Life o Noticias Rafapal., o el video del
médico del Sanatorio Allende que apareció esta semana.
Desde distintos enfoques,
éstas y muchas otras personas, llegan a la conclusión de que lo que está
aconteciendo en el planeta responde a fuertes intereses ideológicos, geopolíticos
y económicos, que obviamente no voy yo a explicar en detalle, pero que he
intentado mostrar en previos mensajes, al menos en el aspecto de las ideas que
permean la cultura contemporánea. Para entenderlo con mayor precisión, debemos
escucharlos a ellos, y luego sacar nuestras propias conclusiones.
Creo que se trata de un paso
más en lo que se llama el Nuevo Orden Mundial, que los más poderosos del
planeta quieren imponer por muchas razones, que yo a esta altura del partido
pienso que más que por ganar dinero, es por ser víctima de la psicopatía del
poder.
A la hora de investigar esta
trama, debemos encontrarnos con personas como George Soros, Bill Gates,
miembros del Club Bilderberg, Rockefeller, Elon Musk, Ted Turner… Son dueños o
están vinculados a fundaciones u organismos internacionales de relevancia, a
quienes financian, tales como la fundación Open Society de Soros o la fundación
Bill y Melinda Gates, o la Organización Mundial de la Salud , cuyo principal
sponsor después de USA que está pensando en retirarle los fondos, es Bill
Gates, la ONU, la IPPF, la Universidad Johns Hopkins, el American College,
Hollywood… Muchos pertenecen a lo que se llama “Deep State” (Estado Profundo),
que incluye figuras como los Clinton o Barak Obama, que tienen mucho interés en
desplazar al actual presidente de los Estados Unidos, que no comulga con sus
ideas.
Muchos de ellos son magnates
de de las comunicacionesy están relacionados con la industria farmacológica, y
poseen un pensamiento maltusianista, que cree en la reducción de la población,
y por ello, fervientemente en el control de la natalidad. Ellos hacen las
vacunas, cuya fabricación, dicho sea de paso, hace ya muchos años está
prohibida en nuestra patria. Sabemos bien que la OMS , por ejemplo, promociona
el aborto, el control de la natalidad, y todo lo que tenga que ver con las
políticas de género.
La “Open Society” (Sociedad
Abierta) de Soros se dedica explícitamente a destruir la familia tradicional, y
promueve la ideología de la identidad de género en el mundo junto con el
aborto. A propósito de esto, los vínculos con la Argentina y con el gobierno
actual son estrechos, ya que los titulares de esta fundación se reunieron con
el ministro de educación de la Nación par hacer acuerdos pedagógicos. Por otro
lado Soros invirtió muchos millones de dólares en la campaña a favor del aborto
en Argentina, y obviamente no le gustó perder.
La influencia que estos
varias veces “multimillonarios” ejercen en el planeta, llega a cada nación de
diferente forma, según su ubicación geográfica, historia, desarrollo material,
cultura, tradiciones, o momento histórico. En relación a la pandemia, es
diferente el caso de Italia, de España, USA, Brasil, etc. Investiguen para ver
que no todo es como los medios masivos lo muestran.
En nuestro caso, somos un
país bendecido por su ubicación geográfica, recursos naturales y poca
población, que a su vez traviesa por una endémica crisis cultual y económica.
Esto no facilita las cosas para poder enfrentar semejante situación con
autonomía, en defensa de nuestra soberanía. La dependencia del crédito
internacional, obviamente nos hace sumamente vulnerables ante las fuertes
presiones externas.
El actual gobierno de corte
socialista, está dando muestras de un cumplimiento a raja tabla de los
protocolos de la OMS , que personalmente no me deja muy tranquilo, ya que
considero debería ver que la iniciativa privada está colapsando, lo que daría
espacio para que el estado se hiciera cargo de toda la vida pública,
privilegiando a una reducida elite gobernante. ¿Será esa su intención? ¿Será
eso lo que proponen algunos legisladores o militantes oficialistas? También la
fe católica argentina, y nuestro aprecio por la familia y toda vida, serían
víctimas apetecibles de semejante tendencia ideológica.
Es verdad que en tiempos de
guerra la primera víctima es la verdad. Por ello, disculpen la crudeza del
planteo, pero sinceramente esto es lo que yo veo, sabiendo que muchos se
resisten a hacerlo. Se los digo convencido de que la verdad, por más dura que
sea, libera, y genera espacio para resolver problemas. Lamentablemente mientras
algunos nos desvivimos pensando cómo hacer el bien, otros se la pasan
planificando minuciosamente cómo hacer el mal.
En esa dirección:
¡Bienvenidos al mundo de la fe en Jesucristo, Redentor del Hombre! Él nos
regala como hace XX siglos la posibilidad de vivir en la siempre nueva
normalidad del Evangelio de la vida, de la familia, de la verdad, de la
justicia, de la misericordia, de la opción por los pobres débiles y sufrientes,
del sufrimiento aceptado por amor, de la oración y la contemplación, de la
esperanza….
Todo lo que vengo diciendo,
debe ser iluminado por esta “Luz de las naciones” que es más fuerte y poderosa
que las tinieblas del pecado de soberbia, egoísmo e idolatría.
Nosotros los católicos
miramos todo desde la fe, y sabemos que Dios no abandona a sus hijos, y que
siempre nos envía su Espíritu Santo para abrir los caminos de la historia del
hombre, en la que florece su Reino Celestial. La pregunta es si nosotros lo
dejamos entrar.
Lamentablemente la Argentina
en su conjunto no está haciendo espacio para Dios. Ha renegado en gran medida
de su tradición católica en los últimos años, coqueteando con la primer
tendencia cultural de moda. Dios fue sacado de la cultura nacional. Sí aparece
en un Te Deum, o en una fiesta patronal, pero el divorcio fe- vida y fe-cultura
es manifiesto. En esto debemos hacer un gran examen de consciencia todos los
miembros de la Iglesia , empezando por los pastores, que hemos descuidado el
mundo de la educación de las nuevas generaciones, la defensa de la vida y la
familia, el diálogo con la cultura, e inclusive la práctica religiosa.
Sería bueno que esta
coyuntura histórica nos conmoviera, para que nos diéramos cuenta de que el hombre
solo no puede hacerse cargo de sus problemas más hondos, y de que una sociedad
sin Dios se extingue en el escepticismo, el relativismo moral y el nihilismo.
Recordemos que a lo largo de
la historia, la Iglesia Católica , a través de su predicación exquisitamente
humanista, y de la vida de sus más insignes hijos se transformó en freno y
escudo ante los ataques de toda “normalidad”ajena a la naturaleza humana,
creada y redimida por Dios. ¿Dónde están hoy esos buenos hijos de tan buena
Madre y Maestra de la humanidad?
Para ir finalizando, los
invito a esperar Pentecostés haciendo un verdadero examen de consciencia sobre
nuestro compromiso con la fe, con el silencio, la oración, la caridad, la
justicia, la verdad…
Sólo unidos como Iglesia y
como nación, no exentos de sufrimiento, podremos enfrentar la presente crisis.
Se trata de la decisión de cada uno y de todos en conjunto. Encerrados en casa
no será posible. ¿Qué hacer entonces? Espero haberlo respondido en todos los
mensajes que últimamente les envié. Yo por mi parte rezo, pienso, hablo,
escribo, celebro la Misa , y trato de estar disponible para atender las
necesidades de quienes golpean a mi puerta, según las posibilidades que están a
mi alcance.
Deseo terminar hoy con el
Himno de la caridad (1 Cor 13, 1-13), que me parece sintetiza lo que deberíamos
hacer, y la Secuencia del Espíritu Santo a quien imploramos consuelo y
esperanza, que ciertamente necesitamos.
"Aunque yo hablara
todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como
una campana que resuena o un platillo que retiñe. 2.Aunque tuviera el don de la
profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda
la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
3.Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi
cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. 4.El amor es
paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
5.no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en
cuenta el mal recibido, 6.no se alegra de la injusticia, sino que se regocija
con la verdad. 7.El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. 8.El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de
lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; 9. porque nuestra ciencia es
imperfecta y nuestras profecías, limitadas. 10.Cuando llegue lo que es
perfecto, cesará lo que es imperfecto. 11.Mientras yo era niño, hablaba como un
niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, 12. pero cuando me hice
hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo,
confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente;
después conoceré como Dios me conoce a mí. 13. En una palabra, ahora existen
tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el
amor.”
Ven Espíritu divino, manda
tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don
en tus dones espléndido.
Luz que penetras las almas,
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestros esfuerzos.
Tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego.
Gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del
alma, divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si Tú
le falta s por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo.
Lava las manchas. Infunde
calor de vida en el hielo.
Doma el espíritu indómito.
Guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito.
Salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.