Infobae, 25 de Junio de 2020
Seis meses después de que se
conoció el primer caso de coronavirus en China, en la ciencia comienza a
formarse un consenso sobre cómo se contagian las personas.
Contrario a lo que se creía
en un comienzo, son muchos los investigadores que aseguran que es poco común
contagiarte de coronavirus entrando en contacto con una superficie contaminada,
así como también durante un encuentro fugaz y al aire libre con personas que
estén infectadas. En cambio, una de las circunstancias más comunes para los
contagios serían los encuentros cara a cara y las interacciones entre personas
durante períodos prolongados.
Los escenarios donde el
riesgo de contagio es alto son en eventos masivos, en los espacios mal
ventilados y en los lugares donde la gente habla en voz alta o canta, así lo
determinan un grupo de expertos citados por un artículo de The Wall Street
Journal.
Estos descubrimientos y
acuerdos recientes entre la comunidad científica están ayudando a las empresas
y a los distintos Gobiernos a idear estrategias de reapertura que no pongan en
riesgo la salud pública, mientras las economías vuelven a ponerse en marcha.
Las estrategias incluyen la
instalación de barreras de plexiglás o polimetilmetacrilato, la exigencia y
extensión del uso de máscaras faciales en tiendas y otros espacios de tránsito,
la implementación de buenos sistemas de ventilación y el mantenimiento de las
ventanas abiertas cuando esto sea posible.
Los resultados de las
últimas investigaciones, viendo las medidas que se tomaron en distintas
ciudades, demostraron que las cuarentenas (que incluyen órdenes de quedarse en
casa, prohibiciones de grandes reuniones y cierres de negocios) en efecto
previnieron millones de infecciones y muertes en todo el mundo.
Sin embargo, ahora que se
conoce más acerca del coronavirus, las ciudades pueden implementar distintos
mecanismos para evitar contagios masivos en la población
Eso significa mejorar la
protección en los hogares de ancianos y en las viviendas en la personas vivan
en condiciones de hacinamiento, además de reforzar el llamado a mantener el
distanciamiento físico y el uso de las máscaras faciales, y reducir las
reuniones en espacios cerrados.
“No deberíamos pensar en un
cierre, sino en formas de mantener la distancia física”, dijo Tom Frieden a The
Wall Street Journal, director ejecutivo de Resolve to Save Lives, una
organización de salud pública sin fines de lucro.
“Esto puede incluir las
actividades al aire libre, caminar o andar en bicicleta, hacer las compras en
las tiendas desde la acera y otros métodos innovadores que faciliten la
reanudación de la actividad económica sin reavivar el brote”, añadió.
En todos los casos, las
recomendaciones para llevar adelante una reapertura incluyen los testeos
masivos, el rastreo de contactos y el aislamiento de personas infectadas o
potencialmente expuestas al virus.
Un factor importante sobre
la transmisión del virus es que acciones que pueden ser inofensivas como hablar
y respirar producen partículas respiratorios que pueden dispersarse a lo largo
de las corrientes de aire y potencialmente infectar a las personas cercanas.
Hasta ahora, los autoridades
sanitarias han identificado el contacto de las personas con microgotas
respiratorias como el principal modo de transmisión de COVID-19. Estas pueden
pasar de una persona a otra si caen en los ojos, la nariz o la boca. Pero
generalmente tienden a caer al suelo o sobre otras superficies con bastante
rapidez.
Algunos expertos afirman que
el coronavirus también se puede transmitir a través de gotas aún más minúsculas
que flotan en el aire más tiempo que las grandes y que pueden ser inhalados
directamente.
Es lo que pudo haber
sucedido en un restaurante en Guangzhou, China, donde un comensal infectado que
aún no estaba enfermo transmitió el virus a otras cinco personas sentadas en
mesas adyacentes. La ventilación en el espacio era deficiente, debido a que los
extractores apagados, según un estudio que analizó las condiciones en el
restaurante.
Esas gotas minúsculas
podrían haberse acumulado en el aire, y el fuerte flujo de aire de una unidad
de aire acondicionado pudo haber ayudado a recircular las partículas, según los
autores del estudio.
La ventilación suficiente en
los lugares en los que la gente trabaja o permanece por períodos prolongados es
muy importante, dijo Yuguo Li, uno de los autores del estudio y profesor de
ingeniería de la Universidad de Hong Kong. La ventilación adecuada, en la que
se fuerza el aire hacia el techo y se bombea hacia afuera, o que implica la
entrada de aire fresco a una habitación, diluye la cantidad de virus en un
espacio, reduciendo el riesgo de infección.
Otro factor de contagio para
el coronavirus son las exposiciones prolongadas. Generalmente implica períodos
de más de 15 minutos de contacto desprotegido con alguien a menos de 2 metros
de distancia, dijo John Brooks, director médico de los Centros para el Control
y la Prevención de Enfermedades de EEUU, a cargo de la respuesta al
coronavirus.
Sin embargo, advirtió que se
trata solo de una regla general. Podría tomar mucho menos tiempo con un
estornudo en la cara u otro contacto íntimo donde se emiten muchas gotas
respiratorias, añadió.
Los supercontagiadores
Lea Hamner, epidemióloga
estadounidense y autora de un estudio que advirtió sobre el potencial de los
supercontagiadores en eventos, detalló cómo en en una práctica de coro de una
iglesia del estado de Washington el 87% de los asistentes se infectaron.
Los miembros del coro
cambiaron de lugar cuatro veces durante la práctica de dos horas y media,
estuvieron apretados en un espacio cerrado y eran personas en su mayoría
mayores y, por lo tanto, más vulnerables a las enfermedades, explicó la
especialista. En total, 53 de los 61 asistentes a la práctica se infectaron,
incluida al menos una persona que tenía síntomas. Dos de ellos murieron.
De acuerdo con Hammer, en
ese episodio de supercontagio se mezclaron varios factores. Por un lado, al
cantar, las personas generan muchas partículas respiratorias grandes y
pequeñas. Además, los cantantes también respiran profundamente, lo que aumenta
la posibilidad de inhalar partículas infecciosas.
Una dinámica de transmisión
similar podría darse en otros entornos donde la respiración es agitada y se
habla en voz alta durante períodos prolongados, como pueden ser los gimnasios,
las actuaciones musicales o teatrales, las conferencias, las bodas y las
fiestas de cumpleaños.
De 61 casos de contagio de
grupos en Japón detectados entre el 15 de enero y el 4 de abril, muchos
involucraron respiraciones intensas en cercanía, como fiestas de karaoke,
animaciones en clubes, bares y ejercicio en gimnasios, según un estudio
reciente en la revista Emerging Infectious Diseases.
La llamada tasa de ataque
-esto es, el porcentaje de personas infectadas en un lugar y tiempo específico-
puede ser muy alta en eventos concurridos, hogares y otros espacios donde
muchas personas están en contacto cercano y prolongado.
En efecto, se estima que el
10% de las personas con COVID-19 son responsables de aproximadamente el 80% de
las transmisiones, según un estudio publicado recientemente en Wellcome Open
Research.
Además, algunas personas con
el virus pueden poseer una carga viral más alta, o producir más gotas cuando
respiran o hablan, o pueden haber estado en un espacio confinado con muchas
personas y con mala ventilación cuando se encontraban en el punto más
infeccioso de su enfermedad, dijo Jamie Lloyd-Smith, profesor de la Universidad
de California en Los Ángeles que estudia la ecología de las enfermedades
infecciosas.
Pero, en general, “el riesgo
de que una determinada persona infectada se transmita a las personas es
bastante bajo”, dijo Scott Dowell, subdirector encargado de la supervisión de
la respuesta COVID-19 de la Fundación Bill y Melinda Gates. Y añadió: “Por cada
evento de supercontagio hay muchos eventos en los que nadie se infecta”.
La tasa de contagio del
COVID-19 en los hogares oscila entre el 4,6% y el 19,3%, según varios estudios.
Fue mayor para los cónyuges, con 27,8%, que para otros miembros del hogar, con
17,3%, de acuerdo con un estudio realizado en China.
Rosanna Díaz vive en un
apartamento de tres habitaciones en la ciudad de Nueva York con otros cinco
miembros de su familia. La madre de 37 años fue hospitalizada con un derrame
cerebral el 18 de abril, que sus médicos atribuyeron al COVID-19, y todavía
tosía cuando regresó a su casa dos días después. Ella quería regresar a su
hogar rápidamente, dijo, porque su hijo de 4 años padece autismo y la
necesitaba. Mantuvo distancia de los miembros de la familia, se cubrió la boca
al toser y se lavó las manos con frecuencia. Nadie más en el departamento se ha
enfermado, dijo. “Nadie se acercó a mí mientras estuve enferma”, agregó.
Estar al aire libre es
generalmente más seguro, dicen los expertos, debido a que las partículas virales
se diluyen más rápidamente. Pero las gotas pequeñas y grandes representan un
riesgo incluso al aire libre, cuando las personas están en contacto cercano y
prolongado, dijo Linsey Marr, profesora de ingeniería ambiental de Virginia
Tech, que estudia la transmisión de virus en el aire.
Nadie sabe con certeza
cuánto virus se necesita para que alguien se infecte, pero estudios recientes
ofrecen algunas pistas. En una investigación cuyos resultados fueron publicados
recientemente en la revista Nature, los científicos afirman que no pudieron
cultivar el coronavirus vivo si el hisopo o mililitro de esputo de un paciente
contenía menos de un millón de copias de ARN viral.
“Basados en nuestro
experimento, supondría que se requeriría algo por encima de ese número para la
infectividad”, dijo Clemens Wendtner, uno de los autores principales del
estudio y jefe del departamento de enfermedades infecciosas y medicina tropical
en München Klinik Schwabing, un hospital universitario de Munich.
Él y sus colegas encontraron
muestras de pacientes contagiosos con niveles de virus hasta 1.000 veces más,
lo que podría ayudar a explicar por qué el virus es tan infeccioso en las
condiciones adecuadas: pueden ser necesarios niveles mucho más bajos de virus
que los que se encuentran en un paciente enfermo para infectar a alguien más.
Políticas cambiantes
Con base en lo que ahora se
sabe del virus y cómo se contagia, algunas políticas sanitarias están
cambiando. El protocolo estándar cuando alguien que da positivo es ponerlo en
cuarentena en su casa. Algunas ciudades ofrecen alojamiento temporales gratuito
donde las personas infectadas pueden permanecer de manera voluntaria, para evitar
transmitir el virus a los miembros de la familia.
El Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades en EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) instó
recientemente a los estadounidenses a que sigan usando máscaras y a mantener la
distancia social mientras los estados reabren sus economías.
“Cuanto más se interactúa
con los demás, cuanto más dura la interacción y mayor es el número de personas
involucradas en la interacción, mayor es el riesgo de propagación de COVID-19”,
dijo Jay Butler, funcionario en CDC.
Si el número de casos de
COVID-19 comienza a aumentar dramáticamente a medida que los Estados se vuelven
a abrir, “es posible que se necesiten nuevamente esfuerzos de mitigación más
extensos, como los que se implementaron en marzo”, agregó.
Las pautas de la CDC para
empleadores cuyos trabajadores están regresando a sus puestos de trabajo
incluyen el uso de máscaras, las limitaciones al uso del transporte público y a
los ascensores para reducir la exposición, así también como la prohibición de
abrazos, apretones de manos y golpes de puño. La agencia también sugirió
construir tabiques de plástico entre escritorios a menos de 1,8 metros de
distancia.
Tomar muestras del aire en
lugares donde hay un gran flujo de personas podría ayudar a los empleadores a
determinar quién necesita hacerse la prueba, dijo Donald Milton, profesor de
salud ambiental y ocupacional de la Facultad de Salud Pública de la Universidad
de Maryland.
“Supongamos que detecta el
virus durante el almuerzo del lunes en un comedor”, dijo. “Luego puede
comunicarse con las personas que estuvieron allí durante ese tiempo diciéndoles
que necesitan hacerse la prueba”.