SIONISMO Y ANTIJUDAISMO RACIAL
Se publica el
fragmento de una carta que sobre este asunto escribiera en 2019 el destacado
pensador católico y nacionalista argentino Don Enrique Díaz Araujo
(recientemente fallecido).
“Yo no soy
antisemita o anti-sionista. Trato de
distinguir el tema del pueblo judío de orden religioso, de la cuestión
política del Estado de Israel o su
población. No quiero confundir a Tel Aviv con el Apocalipsis. Claro que tampoco
soy pro-semita o pro-sionista. Solo soy
pro-argentino. Aunque no ignoro el factor decisivo que ha sido el judaísmo
internacional junto a la masonería con vistas a
desencadenar la Revolución Anticristiana de los Tiempos Modernos (…) que,
tras la Ilustración, la Revolución Francesa y el bolchevismo, ha desembocado en
la nefasta Globalización actual. Asimismo, tengo presente que los judíos
ganaron su guerra contra la Alemania racista, y que su Estado, asociado a los
Estados Unidos, ha tenido fuerte incidencia en las relaciones internacionales.
Esa es una visión real, inocultable. Sin embargo, a partir de esas realidades
políticas se construye una ideología cuasi-religiosa, excluyente y obsesiva.
Tal el monoideísmo
de aquellos para los cuales el Estado de Israel es la encarnación del Anticristo, por el cual
consideran demoníaco cualquier trato con sus gobernantes. Yo no participo de
esa visión. Cierto es que el gobierno de Benjamín Netanyahu, corrido a la
derecha en su país, se ha conectado con los movimientos (derechistas) afines
europeos. También es verdad que el ex director estratégico del gobierno de
Donald Trump, Steve Bannon, instalado en Europa, se ha dedicado a coordinar
dichas derechas contra el Mundialismo
globalista del judío izquierdista y millonario Georg Soros. La revista
(Patria Argentina) descree que ese enfrentamiento sea real y afirma que se
trataría de una falsedad dialéctica entre dos ramas del imperialismo. Hipótesis
sugestiva, pero que para pasar a ser una tesis requeriría de mayores pruebas.
Nosotros no tenemos
opinión fundada al respecto. No obstante, en principio, pareciera que Marine Le
Pen, Matteo Salvini, Viktor Orban, o Jair Bolsonaro, no se muestran como niños
de pecho dispuestos a comulgar con ruedas de molino. Todos ellos disponen de
una militancia muy anterior a la presencia de Bannon en Europa. Esos partidos
(Front National, Liga, Fidesz, etc.), como tantos otros euroescépticos, han
reaccionado contra el alud musulmán que cruza el Mediterráneo, postergando
otros conflictos. Porque lo cierto es que en Europa se están edificando muchas más mezquitas que
sinagogas, y que los alcaldes de Londres y
Rotterdam son mahometanos, no israelíes. Quizás se les aplique el dicho de que los enemigos de mis enemigos son
mis amigos. Pudiera ser nada más que una alianza táctica, no estratégica (…)
Desde el punto de
vista de los intereses argentinos, que es el que adoptamos los nacionalistas,
no tenemos por qué expedirnos sobre cuestiones del universo mundo que no nos
rozan ni de cerca. Ni, por lo común, los asuntos de Palestina tienen un ardite
que ver con los intereses de la Patria. Más me suena a una imputación del tipo
de las obsesiones ideológicas pseudo-religiosas anti-judías, tan difíciles de
erradicar (…)
En un plano más
general indico que siguiendo el consejo de don Ramiro de Maeztu a las derechas
españolas de los años treinta, cumplo con el “quinto voto”. Es decir, que cada
vez que se me presenta una ocasión de disputar con un camarada de derecha, me
aguanto y transfiero el ánimo belicoso hacia un enemigo (…)
Enrique Díaz
Araujo, La Plata, 30 de junio de 2019
(Fuente: blog
Nueva Derecha Argentina)