Giulio
Andreotti, siete veces primer ministro de Italia
"Hay dos tipos
de locos: los que se creen Napoleón y aquellos que se creen capaces de sanear
la red de ferrocarriles del Estado".
Se trata de una de
las frases antológicas de Giulio Andreotti, un hombre que hizo de la ironía y
de la causticidad una de las claves de su éxito político. Y qué éxito: fue
siete veces primer ministro, ocho veces ministro de Defensa, cinco veces
ministro de Exteriores, tres veces ministro de Administraciones Públicas, dos
veces ministro de Finanzas, de Industria, una vez ministro de Economía, de
Interior, de Cultura y de Políticas Comunitarias y senador vitalicio.
Sin ninguna duda
dominó la política italiana de la última mitad del siglo XX, hasta el punto de
convertirse en toda una leyenda. "El poder desgasta sólo a quien no lo
tiene", reza otro de sus célebres aforismos.
Ese señor bajito y
tan pragmático como profundamente religioso -que durante años solía ir a oír
misa a las 7.00 horas a la
Iglesia de Jesús en Roma-, a quien sus enemigos siempre han
dibujado como la quintaesencia del maquiavelismo y el cinismo (Craxi le bautizó
"Belcebú" antes de acabar convirtiéndose en su aliado político) y
que, según estableció el Tribunal Supremo italiano, hasta los años 80 mantuvo
una relación "concreta de colaboración" con exponentes de Cosa Nostra
(el delito había sido prescrito, así que no tuvo que rendir cuentas a la Justicia ) ha muerto hoy a
los 94 años en su casa de Roma a causa de una crisis respiratoria.
Se quedó huérfano de
padre siendo niño, y junto con su madre y sus hermanos se fue a vivir a casa de
una vieja tía viuda. Su ingreso en política fue fruto de la casualidad. Tenía
19 años, estudiaba Derecho y se encontraba en la Biblioteca Vaticana ,
trabajando en una sesuda investigación sobre la Marina Pontificia ,
cuando De Gasperi, el fundador de Democracia Cristiana, reparó en él. "¿Es
que no tiene nada mejor qué hacer?", le preguntó a través de una nota. No
mucho después Andreotti se convertía en su 'brazo derecho'. Hasta el punto de
que cuando De Gasperi fue elegido primer ministro en 1945, nombró Andreotti
'número dos' del Gobierno.
Puntos oscuros
A partir de ahí,
vendría todo lo demás. Porque lo de Andreotti fue un carrerón salpicado sin embargo
de varios puntos oscuros. No es sólo que se negara a negociar con el grupo
terrorista de extrema izquierda Brigadas Rojas cuando éstas secuestraron a Aldo
Moro, a lo que el grupo terrorista respondió asesinando al político
democristiano. Sobre todo Andreotti encarnaba el lado más oscuro de la
política, de la mano de las sombrías relaciones que mantuvo con grupos de poder
como la logia masónica P2, la organización mafiosa Cosa Nostra y el Banco
Vaticano.
De hecho, fue juzgado
dos veces: por asociación mafiosa y por su posible implicación en el asesinato
del periodista Mino Pecorelli. Del primero de los cargos se libró sólo porque
había prescrito el delito, ya que según la sentencia emitida en 2003 por el
Tribunal de Apelaciones de Palermo (y confirmada luego por el Tribunal Supremo)
Giulio Andreotti mantuvo "una auténtica, estable y amigable disponibilidad
hacia los mafiosos hasta la primavera de 1980". Respecto al cargo de
complicidad en el asesinato del periodista Mimo Pecorelli, Andreotti fue
absuelto en primera instancia, condenado a 24 años de cárcel en segunda
instancia y absuelto en la tercera y definitiva sentencia.
"No me
arrepiento de nada de lo que hecho", aseguraba en una de las varias
entrevistas que concedió al cumplir 90 años. "Errores muy graves creo que
no he cometido. Curvas y giros bruscos no he dado. Quizás lo único es que como
soy un poco vago y bastante meditativo, algunas cosas las podría haber hecho
mejor".
ELMUNDO.es, 6-5-13