El secretario general de la Organización de los
Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, entregó ayer al presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, el “Informe sobre el problema de las drogas en
las Américas”, que los mandatarios del continente le habían encargado en la
cumbre de abril de 2012, y que será base para un futuro diálogo sobre el tema.
En lo central, el
informe de exhorta a considerar a las drogas como “un problema de salud
pública” y juzga clave avanzar en la “despenalización del consumo” como parte
de una estrategia para el área.
El documento, de
cerca de 400 páginas, establece que “no existe un sólo problema de drogas en la
región, sino que los problemas son múltiples”, en relación a las partes que son
posibles distinguir en el proceso asociado a las drogas controladas (cultivo,
producción, tránsito, venta, consumo) y a la manera en que esas diferentes
partes afectan a los países.
Así, mientras el
problema de la salud asociado al consumo de sustancias está presente en todos
los países del hemisferio, “el impacto en la economía, las relaciones sociales,
la seguridad y la gobernabilidad democrática es mayor en los países de América
del Sur, Central, el Caribe y México”.
A su vez, el informe
sostiene que “la despenalización del consumo de drogas debe ser considerada en
la base de cualquier estrategia de salud pública”, estableciendo que “un adicto
es un enfermo crónico que no debe ser castigado por su adicción sino tratado
adecuadamente”.
Bajo esa visión, el
problema de las drogas “requiere de un enfoque múltiple, de una gran
flexibilidad, de comprensión por realidades diferentes y, por sobre todo, del
convencimiento de que para ser exitosos, se debe mantener la unidad de nuestros
países admitiendo la diversidad de sus situaciones particulares”, señala el
texto.
Una mayor
flexibilidad “podría llevar a aceptar la posibilidad de transformaciones de las
legislaciones nacionales o de impulsar cambios en la legislación
internacional”, agrega el estudio que recibió Santos, anfitrión de la VI Cumbre de las
Américas que se hizo en Cartagena, donde 34 presidentes pidieron el informe.
El “cambio
fundamental en esta materia radica en la consideración del usuario como una
víctima, un adicto crónico y no como un delincuente o un cómplice del
narcotráfico”, indica el estudio, y concluye: “La despenalización del consumo
de drogas debe ser considerada en la base de cualquier estrategia de salud
pública”.
Según Insulza, el
informe es “un llamado al diálogo” continental sobre este problema.
Crítica de EE.UU.
“Minará la
cooperación”. Washington reaccionó con rapidez y criticó el informe de la OEA sobre las drogas.
“Desafortunadamente, en términos prácticos, este informe no es más que un caro
ejercicio académico que minará la cooperación antidrogas en el hemisferio al
recomendar acciones que contravienen el derecho internacional”, expresó ayer un
funcionario de alto rango del gobierno estadounidense, que pidió el anonimato.