«Su fragmentación, que lo dificulta todo»
Religión en Libertad, 28 marzo 2017
Josep Miró i Ardèvol, antiguo conseller de la
Generalitat y concejal en Barcelona, fundó la asociación E-Cristians en el año
2000, después de un proceso personal en el que vio avivarse su fe cristiana.
Pocos años después dejó por completo la política de partido y se dedicó a
animar a los católicos a participar en la vida pública, pero en estos 17 años ha
visto como los partidos despreciaban cada vez más la propuesta cristiana y como
a nivel social la fe se hacía más y más irrelevante.
Miembro del Pontificio Consejo de Laicos desde 2008
por designación de Benedicto XVI, explica a ReL la campaña “Católicos pero no
mucho” (aquí en Facebook) y su visión de la política en una España en la que
ningún partido defiende mínimamente los valores cristianos.
- Las calles de Barcelona se han llenado de carteles
en los que se lee “Soy católico pero no mucho porque...” ¿Qué pretende esta
campaña de E-Cristians?
- Por un lado,
hemos de admitir que cada vez hay menos católicos. Por otro, el grupo
mayoritario en la sociedad es el de los que no van nunca o casi nunca a la
iglesia, pero en las estadísticas declaran ser católicos, a pesar de que se les
da la opción de declararse no creyentes o indiferentes. Es gente que se declara
católica pero con reservas hacia la Iglesia, la Iglesia es como una barrera
para ellos. Tienen una identidad católica débil, igual que muchas otras
identidades débiles que hay en nuestra sociedad.
»Queremos llegar a esos “católicos pero no mucho”. Los
carteles en la calle son baratos y eficaces y en internet remiten al sitio
Facebook de “Catòlics pero no massa”. Algunos gestores que llevan el espacio en
Facebook también se declaran así, católicos poco o nada practicantes, pero que
se hacen preguntas. Hay que llegar a estos bautizados y superar la mala prensa
que tiene la Iglesia. No es exactamente evangelización, es más bien
pre-evangelización, suscitar preguntas. Pensamos también en los “católicos
culturales”, que a lo mejor no tienen mucha fe pero sí creen en el matrimonio
cristiano, aunque no saben cómo defenderlo ni como explicarse. Esperamos que
eventualmente algunos den el paso, a base de hacerse preguntas, de ir
personalmente a la parroquia, conocer más cristianos y explorar la fe.
- Llevan ya unas semanas con esta campaña. ¿Cómo miden
la eficacia de esta iniciativa?
- Estamos aprendiendo sobre la marcha, el método irá
mejorando con la práctica, pero ya vemos confirmada nuestra intuición básica.
Esperamos llegar a conectar a 30.000 o 40.000 seguidores de Cataluña en
Facebook. Ya son muchos miles.
»Lo que es evidente es que ahora mismo la Iglesia
Católica no tiene nada pensado para que su voz llegue a los católicos no
practicantes. Y no hablamos de evangelizarles, sino de, simplemente,
informarles, de darles razones, argumentos, propuestas, etc…
-E-Cristians nació en el año 2000. ¿Cuál era su
objetivo y qué han aprendido en este tiempo?
- E-Cristians nació para llevar la concepción
cristiana a la vida pública y dar voz de manera razonada a la doctrina social
de la Iglesia en el debate social. La Iglesia tiene muchos expertos en Doctrina
Social, pero por desgracia no consiguen llegar al debate público, y mucho menos
aplicarlo en políticas. Nadie dice en el debate político, por ejemplo, “este
sistema fiscal plantea inconvenientes desde el punto de vista de la doctrina
social católica”. La doctrina social no es un programa, pero sí puede inspirar
muchas aplicaciones.
»En 17 años hemos aprendido que los católicos y la
Iglesia tenemos gravísimas deficiencias, y también hemos visto que las visiones
contrarias al Evangelio han logrado enormes avances. La Iglesia está fuera del
debate cultural. Y la Iglesia, en el debate político, sólo se mueve para
defender algún interés institucional, no incide en lo político.
»Los indicadores para la Iglesia son malos. Las cifras
de matrimonios religiosos en quince años se han hundido. ¡También las de
matrimonios civiles! Si hace 15 años nos dicen que la ideología hegemónica
sería la ideología de género y LGBTI, habríamos puesto cara de extrañeza. Pero
eso es lo que ha pasado.
- ¿Cómo ha logrado esa sorprendente hegemonía algo tan
absurdo como la ideología de género?
- Es que la han asumido tres corrientes que antes la
ignoraban: los antiguos socialdemócratas, los liberales (que, juntos, hoy son
social-liberales a efectos prácticos) e incluso la izquierda postmarxista.
»La antigua socialdemocracia asume la ideología de
género como una enseña social, de transformación. Como los socialistas son
incapaces de hacer cambios eficaces de verdad en la economía, ya ni lo
intentan. ¿Cómo piensan entonces distinguirse de la derecha, si en economía
hacen los mismo? Pues marcando mucho la ideología de género.
»La izquierda postmarxista también asume las doctrinas
“gender” porque les parece que es una variante del marxismo: en vez de la lucha
de clases, de obreros contra capitalistas, es ahora lucha de clases entre el
patriarcado-heterosexual contra los oprimidos que son las mujeres y las
identidades de género, los gays, los transexuales...
»Y para los liberales es ontológico: ellos propugnan
que la naturaleza humana depende del deseo de cada uno, de la mente. Eso es
liberal. Un marxista de los de antes no podría asumir eso, porque sería
contrario al materialismo marxista. Pero ya no hay marxistas de los de antes.
Así que ya todos juntos, social-liberales e izquierda postmarxista propugnan la
ideología de género.
El Ayuntamiento
de Madrid y la sede de la comunidad autónoma madrileña ostentan la bandera de
una ideología particular, propia de unos pocos...
- ¿Y en el caso de España?
- Todos los partidos en España sirven a la ideología
de género. El PP, que antiguamente tenía
una vertiente conservadora y cristiana, hace tiempo que se convirtió,
meramente, en una máquina de obtener el poder, sin valores. Las leyes radicales
de Zapatero, que en su momento eran únicas e insólitas en Europa, han sido
todas ellas, todas, asentadas por el PP. Fue Rajoy quien dio solidez a las
leyes de Zapatero. Cuando la alternativa política consolida a las leyes del
Gobierno precedente es cuando se solidifican.
»El caso es que todos los partidos comparten la misma
ideología y eso es malo para una democracia madura. Porque esa ideología no
respeta el sentir de toda la sociedad. Las recientes leyes LGBT presentan la
ideología de género como una ideología de estado. Esto deforma la democracia.
- ¿Y qué alternativas habría en España?
- Hoy por hoy estamos sin alternativas. Las
alternativas que se presentan son solo o frikis o meros activistas. No analizan
la perspectiva de género en una concepción política global.
»En Francia e Italia es distinto. Allí sí hay un
centroderecha que aún planta cara. O los partidos minoritarios democristianos
en países nórdicos, la democracia cristiana en Alemania o Austria. Allí al
menos plantean un debate. España es excepcional en que el centro derecho no ha
hecho nada. Ya no hay conservadurismo español.
- En una entrevista con ReL, hace unos años, usted
planteaba que del PSOE al menos se fue la senadora católica Mercedes Aroz, pero
que del PP no se iba nadie. Ahora se han ido algunos políticos, como la
diputada Gari Durán... pero pocos.
- Poca gente se va del PP. ¿Por qué? Entre los
votantes, porque dice ofrecer “orden y estabilidad”. Ante la supuesta amenaza
de Podemos (amenaza con las comillas que se quiera) el PP dice que nos dará
seguridad. Y ante la amenaza (más comillas) del separatismo, el PP dice que da garantías.
Eso se lo creen muchos electores.
»¿Y los políticos cristianos por qué no se van del PP?
Porque no tienen base cultural. Hacia 2002, hablé con José María Michavila, que
era ministro de Justicia con Aznar, para animar a que el PP reforzase su presencia
cristiana. Él me dijo: “Nosotros nos hemos esforzado en agrupar todo el
centro-derecha. Cuando la gente de Iglesia tengáis una organización que
represente a la mayoría, venís y nos contáis los que planteáis”.
»Entre los cristianos hoy hay una fragmentación que lo
dificulta todo. Si no se construye un movimiento social cristiano grande, que
desde la Doctrina Social ofrezca sus planteamientos en lo cultural, los
partidos no querrán representarlo.
»El feminismo de género, por ejemplo, exige muchas
cosas, siempre va con exigencias. ¿Y qué exigen los cristianos, sus votantes y
líderes? Parece que solo piden un poco de orden y frenar a Podemos o los
separatistas. Unos grupos cristianos meten etiquetas a otros y ya no trabajan
juntos. Hace falta un ecumenismo católico.
- Pero usted mismo ha visto que las asociaciones
cristianas se han unido en grandes plataformas y han sacado cientos de miles de
personas a las calles varias veces...
- Sí, en España ha habido muchas manifestaciones con
60 u 80 asociaciones cristianas o de la familia, con cientos de miles de
personas... pero a la mañana siguiente no queda nada, no cristaliza en ninguna
plataforma estable, constante, y que haga política.
»En Francia hacen manifestaciones potentes, también,
la Manif Pour Tous... pero de allí salió un movimiento político, que casi llevó
a su candidato, Fillon, a la presidencia. Fracasó por un fallo personal del
candidato. Pero casi lo consiguen en la laica Francia, mientras que España, luz
de Trento, martillo de herejes, todo eso que se decía antes...es la capital
mundial de la ideología de género.
- Benigno Blanco, que durante años ha presidido el
Foro de la Familia, insiste en que hay un hueco en el centro derecha que pronto
se llenará, de forma natural, inevitable...
- Sí, y también en Cataluña se dice que con CiU
destruida y su sustituto, el PdCat, que no convence a nadie, también hay un
hueco y que otra cosa saldrá... Ahora en Cataluña hay gente buscando el centro
perdido.
»Pero lo cierto es que un partido nunca nace, primero,
como partido. Siempre surge de una cultura previa. Los comunistas salieron de
organizaciones obreras politizadas. Ciutadans nace de asociaciones que
reaccionaban al nacionalismo catalán. CiU surgió de una corriente catalanista
que no quería ser representada por la izquierda. Podemos sale del 15-M.
»Hay que tener una estructura social, antes del
partido. Sin batalla cultural y sin organizarse socialmente, no hay posibilidad
de partido. Se necesitaría al menos un entorno de 40.000 personas conectadas,
con cuadros, liderazgos y dinero, que les financien. Ese es el planteamiento
realista.
- ¿Y los obispos?
-Recordemos que la democracia cristiana española en su
momento fue bloqueada por la jerarquía eclesial. La democracia cristiana en
Cataluña y en el País Vasco, en época de
Gil Robles. Y en la Transición fue frustrada porque el cardenal Tarancón dijo
que no debía existir una democracia cristiana tras el franquismo.
»Desde entonces, los obispos en su mayoría siguen
igual. Creen que no pasa nada si la Iglesia carece de un interlocutor fiable,
no les importa. Pensaban que el PP o Convergencia bastarían. La Iglesia debería
haber animado durante años una corriente cultural cristiana más fuerte en el
PP, y no solo en Madrid, en toda España, y nunca lo hizo. La jerarquía tiene
graves carencias de lectura política, históricamente: no saben leer la política,
con alguna excepción honrosísima.