sábado, 24 de febrero de 2018

MOVIMIENTO DE SOLIDARIDAD IBEROAMERICANA




Quiénes Somos

El Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIa) es una asociación no-partidista, fundado en 1992 en Tlaxcala, México y Anápolis, Brasil, con la propuesta de contribuir a la reestructuración de la actividad política, entendida ésta como la forma más elevada del ejercicio del Bien Común. 

Por tanto, nos comprometemos con la defensa del Estado nacional soberano,  de aquel que, fundado en valores humanistas esenciales, lo capacitan para ser el guardián del bienestar moral y material de la sociedad. Valores, estos, de importancia transcendente que se encuentran, hoy, amenazados por varios lados. En el ámbito nacional, por camarillas corruptas que se apoderan de los gobiernos, y, en el internacional, por la ambición de grupos oligárquicos transnacionales empeñados en preservar su hegemonía global mediante la imposición arbitraria, aunque algunas veces sutil, de mecanismos de un auténtico “gobierno mundial”, ambición desmedida de la cual se alimenta la crisis global de Civilización que ha asolado a la humanidad durante las últimas décadas.

Una parte fundamental de este proyecto oligárquico ha sido una acometida para forzar un “cambio de paradigma cultural”, contra la matriz cultural cristiana de la Civilización Occidental,  puesta en marcha desde la  década de los1960s por estos intereses hegemónicos internacionales. La ideología del género, la inducción de divisiones étnicas o raciales en las sociedades y la idolatría de la naturaleza, contrapuesta a la promoción de pleno desarrollo de la humanidad, han ocasionado una degradación de las familias y de los derechos inalienables de la persona humana, distorsionados por un positivismo jurídico radical, en el cual la conceptualización de los legítimos derechos humanos es alterada a cada instante, pasando a depender del “espíritu” de cada época.

En el campo económico, defendemos la reforma del actual sistema financiero internacional, convertido en un fin en sí mismo y casi totalmente desvinculado de su función primaria de apoyar las actividades productivas de la economía real. En su lugar, se necesita instalar un sistema justo y equitativo, compatible con la dignidad del ser humano y que pueda, efectivamente, proporcionar las herramientas para la reconstrucción de la economía mundial sobre tales bases, dejando de lado un sistema de idolatría del dinero, para usar las palabras del papa Francisco.

No por coincidencia, los drásticos cambios efectuados en la orientación de la economía mundial, después de tres décadas de la reconstrucción de pos-guerra, ocurrieron de manera simultánea con el surgimiento del “cambio de paradigma cultural”.

El parteaguas del proceso fue la ruptura de los acuerdos monetarios de Bretton Woods, en agosto de 1971, que abrió la vía para un salvaje proceso de especulación y usura financiera, comparable a periodos semejantes de enajenación donde varios imperios y sociedades del pasado encontraron su ruina. Uno de los resultados del proceso fue la popularización de conceptos falaces como el de la “sociedad post-industrial”, para justificar la transformación de una sociedad productiva en una “sociedad de consumo” parasitaria, crecientemente olvidada de los fundamentos económicos de la vida civilizada y cada vez más enviciada en actividades financieras especulativas, ajenas a los principios del bien común y del bienestar general de la población humana.

Vale la pena registrar que estos drásticos cambios no habrían sido posibles sin una igualmente determinante intervención en los sistemas educativos. Así, la adopción generalizada de reformas educativas que a la vez que, incentivaron las actividades  de la “profesionalización”, privilegiando la parcialidad, retiraron de los currículos escolares lo que les quedaba de contenido clásico; de manera que dejaron en el vacio la formación de ciudadanos conscientes y preparados para asumir plenamente su papel moral en la sociedad.

De la “generación rebelde” de los año60, transformada por la “contracultura” en una masa de conformistas y existencialistas, preocupados por el “aquí y el ahora”, se pasó, ahora, a una “generación sin futuro”, una multitud de individuos arrastrados río abajo por el retroceso civilizatorio en curso. Mediante métodos de “ingeniería social” empleados por los poderes hegemónicos internacionales, esta masa de desesperanzados está siendo inducida a formar “multitudes” jacobinas insurgentes contra los Estados nacionales soberanos.

Por esto, el camino para el establecimiento de un sistema económico mundial justo y de nuevos sistemas políticos, que cada nación deberá elegir como el apropiado, es provocar una revolución de las conciencias o, dicho de otra forma, generar nuevas convicciones, fuera de la contaminación que permea los valores pregonados por el paradigma cultural vigente.

En Iberoamérica, a pesar de mejoras significativas en las condiciones de vida de sus poblaciones, ocurridas en la última década, las mejores perspectivas para que la región pueda enfrentar los desafíos y transformaciones impuestas por los cambios globales en curso son ofrecidos por la profundización del proceso de integración física y económica ya iniciado en América del Sur. Siempre reconociendo el pasado común que nos identifica como integrantes de un continente culturalmente homogéneo y, por esto, con una vocación integracionista.

En especial, es fundamental que la región, en particular, América del Sur, intensifique la construcción de una red continental de infraestructura vial, energética y de comunicaciones, además de la cooperación en investigación y desarrollo y en la capacitación de recursos humanos, elementos imprescindibles para la promoción del desarrollo socioeconómico y para que la región pueda actuar como protagonista de peso en el nuevo escenario global, contribuyendo para forjar y construir un mundo más justo. Esta es la bandera que el MSIa ha empuñado desde su fundación.

En octubre de 2012, el MSIA patrocinó la creación del Foro de Guadalajara, cuyo lema sintetiza sus objetivos: por la Unión de los Estados Nacionales, la Justicia Social y el Bien Común.

En Brasil, el MSIa publica desde 1993 el periódico quincenal Solidariedade Ibero-americana y, por intermedio de Capax Dei Editora (www.capaxdei.com.br), ha publicado una serie de libros acerca de los temas antes mencionados. En México, desde 2003, publicamos el periódico mensual Página Iberoamericana