César Lerena
Diario Los Andes (Mendoza),
17.9.20
Días pasados en el Diario
Los Andes de Mendoza se publicó “Malvinas, antes que sea tarde”, de autoría de
un diplomático retirado argentino. Puedo coincidir, que la hipótesis
independentista de Malvinas que formula es una probabilidad, y entiendo, que
-seguramente- está siendo evaluada por la Cancillería Argentina; pero, estoy
sorprendido -tratándose de un exfuncionario argentino- de sus afirmaciones.
Nos dice, que en pocos años
se habrán de “cumplir dos siglos de ejercicio efectivo de soberanía británica
sobre Malvinas” (sic) y, no es así, en 2033 se cumplirán 200 años de la
invasión británica del territorio argentino, en una ocupación y explotación que
mantiene, contrariando varias resoluciones de las Naciones Unidas y, muy
especialmente la Res. 2065 donde se dejó en claro «la existencia de una disputa
entre la Argentina y del Reino Unido (…) acerca de la soberanía sobre dichas
Islas» e invitó a ambos países a negociar y, el propio Acuerdo de Madrid de
1989 que indicó: «Nada (…) será interpretado como: a) Un cambio en la posición
de Argentina acerca de la soberanía o jurisdicción territorial y marítima sobre
las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios
marítimos circundantes (…) Ningún acto o actividad que lleven a cabo la
Argentina, el Reino Unido o terceras partes como consecuencia y en ejecución de
lo convenido podrá constituir fundamento para afirmar, apoyar o denegar la
posición de la Argentina o del Reino Unido acerca de la soberanía o
jurisdicción territorial y marítima sobre las Islas Malvinas (…) y los espacios
marítimos circundantes». Es decir que, de ninguna manera, puede afirmarse, que
el Reino Unido ha cumplido dos siglos de ejercicio efectivo de soberanía sobre
las Islas Malvinas. Por razones de espacio no detallo la larga lista de
derechos soberanos argentinos sobre las Islas, pero, agrego, que el Reino
Unido, contradiciendo la Res. ONU 31/49 avanzó ocupando 1.639.000 Km2 del
Atlántico Sur más que los 11.410 km2 originales del archipiélago en disputa.
Las tropas argentinas, no
“ocuparon las Islas” -como dice- sino que recuperaron el territorio “ocupado”
por el Reino Unido. Y en esa línea, el diplomático, entiende, que «es
imprescindible incorporar a la mesa negociadora (…) a los isleños». Estos, no
son parte, porque son habitantes británicos; no son una población originaria,
sino implantada y, en muchos casos, transitoria. Ello quedó reafirmado por dos
hechos incontrastables: el estatus británico adquirido por los habitantes luego
de 1982 y el referéndum de 2013 donde éstos aprobaron seguir perteneciendo al
Reino Unido. No son un pueblo autónomo. Crear -como propone- una “Casa
Argentina en Malvinas” para mejorar el diálogo, sería inviable (no se permiten
banderas argentinas) y, se daría el absurdo, de tener una “Casa Argentina en
Argentina”.
Amén de ello, en su artículo
el diplomático manifiesta tener conocimiento directo con los habitantes de
Malvinas, quienes le habrían manifestado su deseo de independizare; opinión
-dice-que también estaría instalada en la British Commonwealth of Nations,
pero, de lo que se trata, conforme la Disposición Transitoria primera de la
Constitución Nacional, es que la Argentina ratificó “su legítima e
imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas (…) por ser parte integrante
del territorio nacional” y, que la recuperación de estos territorios y el
ejercicio pleno de la soberanía debe hacerse “respetando el modo de vida de sus
habitantes”, no de su interés o deseo, sino el de la Nación Argentina y de los
argentinos. Por ello -y otras razones que no detallo para no sobreabundar- no
comparto las herramientas que propone; aunque, su hipótesis independentista
está dentro de las probabilidades que debería estar atendiendo la Cancillería.
Vayamos, entonces, al
escenario que vislumbra: «la Corona británica otorgándole la independencia a
Malvinas (refiere a las Falklands Islands) e integrándolos a la Comunidad
Británica de las Naciones». ¿Cómo se compadece frente a la emergencia que
plantea, tener «…mucha paciencia, diplomacia profesional y tiempo»? Les
estaríamos dándole los años necesarios para seguir fortaleciéndose
económicamente, es decir, lo mismo que ha hecho -salvo excepciones- la
Cancillería en los últimos 55 años.
Pero, efectivamente, ¿está
evaluando la Cancillería Argentina esta hipótesis? No quisiera estar en el
pellejo de los funcionarios responsables si esta ocurriese. Me dirán que toda
Latinoamérica nos acompañaría y me pregunto ¿qué fuerza cierta tendría ello?
Nos han acompañado en todos los fueros internacionales respecto a discutir soberanía
y a reconocer nuestros derechos. ¿lo harían frente a una supuesta
autodeterminación, aunque sepamos que esta sería absolutamente amañada? ¿Cómo contrarrestar el apoyo que, esa
hipotética “independencia”, tendría del British Commonwealth of Nations y de
otros países afines? Entiendo que en lugar de llorar sobre la leche derramada
y, lamentarnos por lo que dejamos hacer ¿Por qué no empezamos por conseguir que
Uruguay nos apoye y cierre sus puertos a los buques que operan ilegalmente en
el Atlántico Sur y Malvinas? ¿Cómo acordamos con España para que sus buques
pesqueros no operen en Malvinas, no constituyan joint Venture en las Islas y no
adquieran productos de ese origen? etc.
El Reino Unido -a no ser que
lo coloquemos en el peor escenario- no va a negociar, como no lo ha hecho en
estos casi 200 años. La reciente presentación de Johnson respecto al Brexit,
violando los acuerdos preexistentes con la U.E. (La Nación, 10/9/20) son una
muestra acabada de quienes son.
Teniendo muy en cuenta la
hipótesis que este diplomático retirado enuncia (suelen hacerlo más los
jubilados que los activos, por una cuestión de verticalidad que opera en esos
ámbitos) entiendo, que la Argentina debería crear un Ministerio del Atlántico
Sur; actuar sobre la Unión Europea para que Malvinas quede afuera del libre
comercio post Brexit; dar por finalizadas las “Declaraciones (el Acuerdo) de
Madrid” y el Pacto Foradori-Duncan terminando con la Comisión de Pesca y
cancelando los vuelos a Santiago y San Pablo que facilitan su comercio; reclamar
el lucro cesante por la explotación de los recursos pesqueros (28 mil millones
de dólares); iniciar acciones respecto a los Recursos Migratorios y la pesca
ilegal (INDNR) de las especies originarias de Argentina; llamar a Concurso para
la pesca en la Alta Mar; rechazar el Acuerdo de Nueva York y con ello las
Organizaciones Regionales (OROP) contrarias a la Constitución Nacional y, que
profundizarían la ocupación británica; Sudamericanizar el Atlántico Sur a
través de un Protocolo Adicional al MERCOSUR; revitalizar el Tratado del Río de
la Plata; fortalecer el Tratado con Chile y acordar respecto al corredor
bioceánico; establecer como delito penal la pesca ilegal; declarar zona de
emergencia pesquera y ambiental en el área de Malvinas para impedir la pesca
ilegal de los británicos; pescar con la flota argentina fuera de las 200 millas
y los recursos que migran a Malvinas; dotar a la Armada y a la Prefectura de
los elementos de persuasión; apoyar a la flota mercante y fluvial y la
industria Naval Pesquera; modificar la toponimia en Malvinas, etc. todas
cuestiones que fortalecerían la posición de Argentina.
Dar a los habitantes de
Malvinas el peor escenario para ser independientes y, ayudar al Reino Unido, a
cumplir con la Res. 2065/65: discutir con la Argentina la soberanía de los
Archipiélagos.
Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.