“Instaurar un
sistema totalitario implica promocionar el odio al enemigo del momento y
promover la mediocridad”. (George Orwell)
POR JUAN ALBERTO
YARÍA
26.11.2023
La realidad de la
clínica contrasta con el relato ideológico que parece reinar. Jóvenes dañados
por un consumo que comienza a los 11 años, familias desesperadas que buscan
ayuda, adultos liquidados en sus estructuras cerebrales y con daños metabólicos
graves (diabetes, por ejemplo) con un consumo pertinaz y con deudas millonarias
por deudas a los dealers.
El pensamiento
políticamente correcto se opone a expresar esta realidad mientras muchos vagan
por las calles como ‘zombies’ buscando una limosna para poder consumir porque
la abstinencia los consume. Así recibimos a muchos pacientes.
Las claves para
comprender el imperio de la corrección política se pueden encontrar
perfectamente en George Orwell en su maravillosa obra ‘1984’ que parece ser una
pintura de lo actual. Nos muestra la tentación totalitaria que, como sombra,
nos persigue y nos lleva a sustituir la realidad en aras de un relato
ideológico en donde debemos pensar que “2 mas dos es igual a cinco” sin
inmutarnos.
Así, las drogas se
banalizan en su uso y se niegan el daño a la salud individual y pública que
generan, aunque los servicios de atención están repletos de pacientes y muchos
de ellos basan sin atención ni prevención.
La prevención
primaria (desde los primeros años) y la detección precoz valen para todo menos
para el consumo de drogas. Valen para el cáncer de mama, de próstata, la
hipertensión, etc, pero hasta ahí.
Así, los números
de consumo año a año aumentan y en los registros oficiales del Censo Nacional
(habitualmente con subregistros porque la población habitualmente oculta datos
en este tema) reconoce un 66 por ciento de consumo de alcohol; un 27 por ciento
de tabaco; un 31,3 por ciento de tranquilizantes; un 5,5 ´por ciento de cocaína
y 5 por ciento de marihuana; marihuana y alcohol, 60,8 por ciento de la población.
El imperio de la
corrección politica y la cancelación se notan claramente desde el pensamiento
de Orwell. De esto no se habla, salvo cuando exista un hecho trágico ligado al
consumo: choques, violencias, muertes de personajes conocidos, etc. Así, parece
ser en el tema drogas y alcohol.
Así, se instaura
la mentira institucionalizada al decir de Orwell. El totalitarismo del
pensamiento genera un mundo invertido paralelo en donde el cambio del sentido
común es clave como dice Gramsci (filósofo marxista).
Mientras el gran
G. Marcel dice que la sabiduría es solo “sentido común” en su obra ‘La
decadencia de la sabiduría’. Del otro lado del mostrador nos insisten que la
verdadera revolución es lograr cambiar en la mente del pueblo el sentido común.
Todas estas
estadísticas muestran un aspecto de la realidad, ya que están unidas a un
imperio del narcomenudeo en los barrios con mano de obra esclava que hacen fila
para entrar a repartir lo que el negocio de la droga ofrece.
Son los menores
sueltos y abandonados de una sociedad desfamiliarizada que produce en masa
esclavos en busca de un amo que los domina y los dirige a falta de un padre o
con una familia monoparental muy disfuncional.
Hoy hay nueve mil
chicos que buscan ser adoptados en familias y solo 1874 que los quieren
adoptar. En Argentina el 60 por ciento de los chicos son pobres. El 40 por
ciento de la población también es pobres y hay 5 millones de indigentes con un
proceso grave de desfamiliarización.
La infantilización
de la pobreza nos muestra que los menores son más pobres que el resto de la
población. Los adolescentes son los más vulnerables junto a niños de hogares
monoparentales. Incluso hay niños no registrados, sin documentos; “son nadies
entre los nadies”. ¿Qué es un padre?¿Qué es una madre?
Datos del primer
semestre de 2023 muestran que el 57 por cientp de los niños de 0 a 17 años de
nuestro país son pobres, o sea casi 7 millones y medio. El 14,3 por ciento vive
en pobreza extrema (1,8 millones) que no cuentan con recursos suficientes para
acceder a una alimentación básica. La pobreza infantil alcanzó su punto máximo
en la segunda parte del 2020 con un 58 por ciento. Todos estos datos surgen del
Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
La pobreza crece a
medida que crecen los niños. Entre los 0 y 3 años, el porcentaje de niños que
viven en pobreza extrema es del 10,4 por ciento; se eleva al 12,5 por ciento
entre los 4 y 9 años; y luego aumenta al 15 por ciento entre los 10 y 17 años.
La
monoparentalidad está comprobado: es una vulnerabilidad muy importante. La
figura del padre luce ausente, desconocida, adicta, abandonador, rechazante; o
sea una sociedad sin función paterna transmisora. También hay madres que venden
drogas con sus hijos (empresa familiar que los sucumbe en la marginalidad y la
enfermedad). Hoy tener una familia y máxime ampliada (con abuelos y tíos
presentes) es un indicador de salida de la pobreza. La solidaridad de la
familia es clave.
EL NARCO-MARKETING
Sobre esta
estructura de desvalimiento y de intemperie afectiva e incluso alimenticia se
monta un narco-marketing de banalización de los daños que sirve a la vez para
zurcir daños y traumas, pero solo anestesiándolos por un breve tiempo mientras
crece el resentimiento y se van así configurando personalidades antisociales y
con daños cerebrales por el consumo precoz.
Este
narco-marketing tiene una financiación de un Estado supranacional productor de
drogas en América latina cada vez más fuerte que transforma a los Estados
nacionales en meras marionetas.
Este consumo
precoz daña porque el cerebro esta inmaduro para resistir el embate de los
daños que genera el proceso adictivo (pensemos que la maduración recién termina
a los 25 años) y además no hay reserva cognitiva.
La reserva
cognitiva es nuestra salvación en la vida: educación, escuela, valores
familiares y sociales, lectura, deporte, amor y ternura familiar. El cerebro
para configurarse necesita de Letras y Amor. Esto constituye una reserva
cognitiva para superar traumas tóxicos y psíquicos.
MENTIRAS
INSTITUCIONALIZADAS
Se va creando una
neolengua diría Orwell en donde la cancelación de muchas palabras es
fundamental: daños causados por las drogas, prevención, política
antinstitucional asistencial, libertad para consumir que no lleva a la
esclavitud, etc. Los grupos que salgan de esta neolengua deben ser cancelados y
son considerados disidentes. Surgirá la policía del lenguaje. No se podrá
expresar las propias ideas porque esto lo lleva a la disidencia. La destrucción
de la posibilidad de pensar está ahí.
Nuevos textos se
agregan a la pobre y deficitaria formación escolar porque habrá que “reescribir
la historia”. Surge un “Gran Hermano” ideológico que todo lo controla. ¿Para
que leer a los clásicos como Shakespeare, Cervantes?
Adoctrinar es la
clave. Las palabras familia, hijos, papel sagrado la niñez, el nacimiento
tienen menos valor que la promoción del aborto, etc. Surgira así un sistema de
corrección politica que genera desde el Gran Hermano ideológico una vigilancia
permanente.
No importan los
datos de la pandemia de consumo ni las consecuencias a la salud publica, ya que
se crea la interiorización de la coacción ideológica con la
institucionalización de la mentira y el imperio del pensamiento políticamente
correcto.
Juan Alberto Yaría
* Director general
de Gradiva - Rehabilitación en adicciones