En la campaña más cara de EE.UU., el poder del dinero es relativo
La campaña electoral que comenzó en enero y concluirá en noviembre, se sabe, será la más cara de la historia de Estados Unidos.
Costará más de 1000 millones de dólares, según las proyecciones oficiales. Y aún así, como dice la publicidad y quedó plasmado en las primarias celebradas hasta ahora, hay ciertas cosas que el dinero todavía no puede comprar.
Hillary Rodham Clinton marcha segunda según la cantidad de delegados obtenidos desde enero. Pero es la candidata que recaudó más fondos, más de 118 millones de dólares hasta fines de 2007. Y ya ha gastado más 77,7 millones de dólares.
Segundo en la lista de recaudación aparece Barack Obama. Paradójicamente, es el primero en el conteo de delegados demócratas. Hasta fines de año acumuló más de 103 millones de dólares, de los que lleva gastados más de 83,5 millones.
Y otro dato: apenas el 3 % de las donaciones individuales recibidas en el sitio de Internet www.barackobama.com superaron los 100 cada una. La mayoría son por entre 10 y 25 dólares.
La interna republicana ofrece un contraste más evidente aún entre la abundancia bancaria y la sequía electoral.
Si no, que lo digan el senador John McCain, el multimillonario mormón Mitt Romney, el legislador Ron Paul y el gobernador de Arkansas y pastor bautista Mike Huckabee.
Romney combinó la ayuda ofrecida por grupos ultraconservadores con 40 millones de dólares propios -el 10 % de su patrimonio personal- para armar la campaña más costosa del partido.
Contó con 88,4 millones de dólares y gasto 86 millones. Es decir, más del doble de lo que recaudó (41,1 millones) y desembolsó (38,1 millones) McCain, quien debió sacar un préstamo por tres millones de dólares en noviembre, cuando nadie daba un centavo por él. Un crédito que debió cubrir con un seguro de vida.
La diferencia entre ambos, sin embargo se plasmó en las urnas. McCain ganó las importantes (las primarias de New Hampshire, Carolina del Sur y Florida, por ejemplo) y Romney, las anecdóticas.
En el “supermartes”, el veterano de Vietnam cosechó los votos de los republicanos moderados y de los independientes hasta barrer a su rival, que se bajó de la contienda y, una semana más tarde, mostró su apoyo por el senador de Arizona.
Allí no se acaban los contrastes. Paul aparece tercero entre los republicanos por recaudación (28 millones de dólares). Pero su mensaje no convence y no ganó un solo Estado.
Lo notable es que al cuarto en discordia por su chequera, Huckabee, le fue mucho mejor. Con sus invocaciones religiosas no sólo ganó Iowa, sino que domina el sur del país, aún cuando sólo juntó 8,9 millones de dólares y gastó 7 millones.
(Fuente: La Nación, 18-2-08)
La campaña electoral que comenzó en enero y concluirá en noviembre, se sabe, será la más cara de la historia de Estados Unidos.
Costará más de 1000 millones de dólares, según las proyecciones oficiales. Y aún así, como dice la publicidad y quedó plasmado en las primarias celebradas hasta ahora, hay ciertas cosas que el dinero todavía no puede comprar.
Hillary Rodham Clinton marcha segunda según la cantidad de delegados obtenidos desde enero. Pero es la candidata que recaudó más fondos, más de 118 millones de dólares hasta fines de 2007. Y ya ha gastado más 77,7 millones de dólares.
Segundo en la lista de recaudación aparece Barack Obama. Paradójicamente, es el primero en el conteo de delegados demócratas. Hasta fines de año acumuló más de 103 millones de dólares, de los que lleva gastados más de 83,5 millones.
Y otro dato: apenas el 3 % de las donaciones individuales recibidas en el sitio de Internet www.barackobama.com superaron los 100 cada una. La mayoría son por entre 10 y 25 dólares.
La interna republicana ofrece un contraste más evidente aún entre la abundancia bancaria y la sequía electoral.
Si no, que lo digan el senador John McCain, el multimillonario mormón Mitt Romney, el legislador Ron Paul y el gobernador de Arkansas y pastor bautista Mike Huckabee.
Romney combinó la ayuda ofrecida por grupos ultraconservadores con 40 millones de dólares propios -el 10 % de su patrimonio personal- para armar la campaña más costosa del partido.
Contó con 88,4 millones de dólares y gasto 86 millones. Es decir, más del doble de lo que recaudó (41,1 millones) y desembolsó (38,1 millones) McCain, quien debió sacar un préstamo por tres millones de dólares en noviembre, cuando nadie daba un centavo por él. Un crédito que debió cubrir con un seguro de vida.
La diferencia entre ambos, sin embargo se plasmó en las urnas. McCain ganó las importantes (las primarias de New Hampshire, Carolina del Sur y Florida, por ejemplo) y Romney, las anecdóticas.
En el “supermartes”, el veterano de Vietnam cosechó los votos de los republicanos moderados y de los independientes hasta barrer a su rival, que se bajó de la contienda y, una semana más tarde, mostró su apoyo por el senador de Arizona.
Allí no se acaban los contrastes. Paul aparece tercero entre los republicanos por recaudación (28 millones de dólares). Pero su mensaje no convence y no ganó un solo Estado.
Lo notable es que al cuarto en discordia por su chequera, Huckabee, le fue mucho mejor. Con sus invocaciones religiosas no sólo ganó Iowa, sino que domina el sur del país, aún cuando sólo juntó 8,9 millones de dólares y gastó 7 millones.
(Fuente: La Nación, 18-2-08)