Tan fácil como comprar una lata de gaseosa, pero con receta médica. Así de sencillo es desde ayer para los californianos la adquisición de marihuana, con fines terapéuticos, a través de máquinas expendedoras.
Los distribuidores tienen una estructura familiar: teclas para elegir la mercancía deseada, una ranura para introducir el importe y un espacio para retirar el producto. Pero en esta ocasión, el interior es lo que cuenta.
Una vez que el paciente posee su fórmula médica, obtenida de forma legal, registra sus huellas dactilares, se lo fotografía y luego se le entrega una tarjeta prepaga para usar las máquinas expendedoras.
Si bien 11 estados en Estados Unidos permiten el uso medicinal de la marihuana, para aliviar el dolor, su empleo es prohibido según la ley y el gobierno federal no reconoce la aplicación medicinal de esta droga.
(La Nación, 30-1-08)
Los distribuidores tienen una estructura familiar: teclas para elegir la mercancía deseada, una ranura para introducir el importe y un espacio para retirar el producto. Pero en esta ocasión, el interior es lo que cuenta.
Una vez que el paciente posee su fórmula médica, obtenida de forma legal, registra sus huellas dactilares, se lo fotografía y luego se le entrega una tarjeta prepaga para usar las máquinas expendedoras.
Si bien 11 estados en Estados Unidos permiten el uso medicinal de la marihuana, para aliviar el dolor, su empleo es prohibido según la ley y el gobierno federal no reconoce la aplicación medicinal de esta droga.
(La Nación, 30-1-08)