Por Carlos Petroli
Con un presupuesto
que en 2014 rondará los 2.200 millones de pesos, el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (Inta) promete hacer valer su presencia territorial en
Córdoba y otras regiones del país: en los próximos cinco años prevé renovar
entre un 30 y un 35 por ciento de sus 7.500 profesionales y empleados, con un
recambio generacional que ya comenzó para sustituir a los técnicos que
finalizarán su gestión.
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Ayer, al poner en
funciones al ingeniero agrónomo Eduardo Martellotto como nuevo director
regional en Córdoba, el presidente del organismo nacional, Carlos Casamiquela,
dijo a La Voz del
Interior que la radicación del semillero de maíz de Monsanto, en Malvinas
Argentinas, forma parte “de todos los cambios que está habiendo en la
transformación del país”.
Ante la consulta
acerca de las objeciones a esta radicación, Casamiquela argumentó: “Tratar de
parar el avance tecnológico es complicado, por varias razones: una de ellas es
que trae una serie de beneficios al conjunto de la sociedad. Yo escucho las
críticas a algunos modelos de producción, pero la Argentina produce
alimentos para 400 millones de personas. Quiere decir que el 90 por ciento de
lo que producimos somos capaces, en términos energéticos, de ponerlo a
disposición de un mundo que tiene dos dificultades enormes: hay mil millones de
personas que tienen hambre y mil millones que tienen problemas de obesidad, con
lo cual la alimentación pasa a ser un tema central”.
“El desarrollo
tecnológico sigue para adelante; el tema es cómo conducirlo, no mirarlo
despreocupadamente y estar atentos a la capacidad del país de tomar decisiones
en términos de independencia y soberanía para las decisiones”, consignó el
titular del Inta.
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