Un analista de la inteligencia naval de EE.UU.
sostiene que los 44 tripulantes murieron en forma instantánea
La Nación, 10
DE DICIEMBRE DE 2017
Mariano De Vedia
En su última comunicación, el jefe de operaciones del
ARA San Juan transmitió la intención de "ir a 40 metros de profundidad
para entrar al tanque de baterías, evaluar la avería y ampliar
información". Según pudo saber la nacion, muchos marinos comienzan a
preguntarse si esa decisión de revisar la avería constituyó el paso previo a
una explosión.
Respuestas oficiales no hay, pero ese interrogante
podría corresponderse con las conclusiones de un informe de la Oficina de
Inteligencia Naval de los Estados Unidos, que analizó la señal acústica
detectada el 15 de noviembre por la Organización del Tratado de Prohibición de
Ensayos Nucleares y determinó que el submarino sufrió un colapso letal, que
liberó una energía similar a una explosión de 5700 kilos de TNT, a 380 metros
de profundidad.
El informe, al que tuvo acceso la nacion, fue
elaborado por el analista acústico Bruce Rule y arriesga la tesis de que los 44
tripulantes murieron en forma instantánea, sin saber probablemente lo que
pasaba.
El informe del especialista de la Oficina de
Inteligencia Naval de EE.UU. -país que aportó varias unidades navales y aéreas
para el operativo de búsqueda y rescate- concluye que el ARA San Juan se hundió
verticalmente, a una velocidad de 10 a 13 nudos (18 a 24 kilómetros por hora).
"Aunque la tripulación pudo haber sabido que el
colapso era inminente, nunca supieron qué estaba ocurriendo. No se ahogaron ni
experimentaron dolor. La muerte fue instantánea", indica, lapidario, el
autor del informe,
Su conclusión coincide con la polémica apreciación que
la semana pasada formuló el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al admitir en
televisión que los tripulantes están muertos.
Se estima que el informe de Rule llegó a manos de la
Armada, aunque no se le dio crédito oficial.
Rule es analista acústico principal de la Oficina de
Inteligencia Naval de EE.UU. Al analizar los datos del "evento anómalo,
singular, corto, violento y no nuclear consistente con un explosión" -como
lo definió en su momento el vocero de la Armada, capitán Enrique Balbi-, el
informe precisa que la señal acústica fue producida por el colapso del casco de
presión del ARA San Juan, a una profundidad de 380 metros.
El investigador llega a la conclusión de que el casco
fue "completamente destruido en aproximadamente 40 milisegundos", una
fracción de tiempo que representa "la mitad del tiempo mínimo requerido
para el reconocimiento cognitivo de un evento".
Explica, además, que "la energía liberada por el
colapso fue producida por la conversión casi inmediata de la presión del mar en
energía cinética", en un movimiento del pistón de agua que ingresó al
casco a una velocidad aproximada de 1800 millas por hora (2900 kilómetros por
hora).
El informe de Rule no tiene en cuenta el estado en que
se encontraba el submarino ni la reparación de media vida a la que fue sometida
entre 2009 y 2014, durante el gobierno de Cristina Kirchner. Se limita,
básicamente, a interpretar los datos que registraron la explosión. Y estima que
el impacto que pudo haber sufrido al chocar con el fondo del mar "no habría producido
un evento acústico detectable a larga distancia".
Al señalar que antes de la explosión el submarino ARA
San Juan pretendía sumergirse y continuar su tránsito hacia el norte, rumbo a
Mar del Plata, el casco colapsó a las 10.58 del 15 de noviembre, tres horas y
media después de su último contacto.
La entrada de agua
El comandante del submarino, capitán Pedro Martín
Fernández, había advertido en un mensaje anterior por radiofrecuencia, a las 6
de la mañana de la fatídica jornada del 15 de noviembre, que "la entrada
de agua de mar por el sistema de ventilación al tanque de batería N° 3 provocó
un cortocircuito y el comienzo de un incendio en el balcón de las barras de la
batería".
Añadía el comandante de la nave, según los mensajes
difundidos el miércoles pasado por la Armada, que "las baterías de proa
están fuera de servicio, en el momento de la inmersión" y que el submarino
se encontraba "propulsando con un circuito dividido".
Fuentes navales consultadas por LA NACION niegan
absolutamente la posibilidad de que el ARA San Juan haya sido víctima de un
ataque.
"Hoy todo lo que se mueve en el mar está
totalmente registrado. Nada se mueve en el mar sin que las potencias mundiales
lo sepan. Si hubiera habido un inconveniente con algún submarino británico,
Rusia o China habrían salido inmediatamente a denunciarlo", precisó un
oficial retirado.
Lo concreto, sin embargo, es que a pesar de que todo
lo que pasa en el mar está registrado, el submarino ARA San Juan no aparece.
Más allá del trágico instante que les tocó padecer a
los 44 tripulantes, la comunidad marina mantiene el espíritu de cuerpo y apoyan
en general el criterio de la Armada de mantener la expectativa de los
familiares hasta que no haya constancias de un desenlace fatal.